Viernes (Exposición)

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Esos cuatro interminables días que la separaban de Violeta fueron para Chiara de los mejores de su vida. Estaba en una nube, completamente enamorada y sintiéndose correspondida. Violeta y ella habían estado bastante cariñosas esa semana. Chiara se había dado cuenta de que no desaprovechaban ninguna oportunidad para decirse que se querían y para dejar claro que lo que sentían era real: se gustaban, se gustaban muchísimo, y ya no había nada que pudiera detener lo que sentían. Menos aún cuando Violeta cortó definitivamente con Lucas. El chico había sido bastante comprensivo con ella y, aunque estaba triste, les deseó lo mejor. Chiara en el fondo se sentía mal por él, no le cabía duda alguna de que era un chico increíble.

Sin embargo, egoístamente, nunca nada la había relajado tanto como leer que aquella relación había llegado a su fin. Chiara había sufrido mucho en esos últimos meses y, aunque sentía pena por Lucas, no iba a desaprovechar la oportunidad con Violeta por eso. Estaba enamorada de Violeta, era la chica de sus sueños y esa semana solo le había servido para comprobarlo. Sentir a Violeta tan cercana, tan sincera y tan abierta con sus sentimientos solo había servido para reafirmar y hacer crecer todo lo que ya sentía por ella.

Violeta la videollamaba para que no comiera sola, la animaba a estudiar y se preocupaba por ella todo el tiempo. Más aún después de enterarse de que últimamente una chica de su clase, María Cano, le estaba haciendo la vida imposible a Chiara. Violeta estuvo pendiente de ella toda la semana y se encargó de que mantuviera su buen ánimo. Chiara se lo agradeció en silencio, siendo consciente de todo lo que la chica era capaz de hacer por ella incluso en la distancia.

La quería, la quería tantísimo que la palabra querer se le quedaba corta. Fue por ello que el día de la exposición cuando, después de contarle algo triste que su padre no iba a poder ir a ver la obra y Violeta le desveló la mejor sorpresa que le habían preparado jamás, no pudo evitar que se le escapara decirle que la amaba. Se arrepintió al segundo de aquel mensaje. El "TE AMO MUCHO VIVI" dando vueltas en su cabeza una y otra vez mientras maldecía en mil idiomas y apagaba el teléfono para no tener que asumir las conseciencias de sus actos. Le había dicho a Violeta que la amaba, se lo había soltado como si nada. Joder.

No fue hasta un rato después que se calmó y entonces pudo intentar comprenderse a sí misma. ¿Cómo no iba a gritar a los cuatro vientos que la amaba si había llevado a su primo de sorpresa a ver su obra? El chico volvería esa misma noche a Barcelona para el cumpleaños de su novia, pero Violeta había conseguido llevarlo hasta allí aunque fuera para un rato porque sabía que ella lo echaba de menos y que quería que fuera a verla actuar. Era imposible callarse por más tiempo lo que realmente sentía si Violeta hacía cosas como esa, dejándola emocionada y sin poder creer que alguien como ella era real. Para cuando tomó fuerzas para coger su teléfono ya era tarde, tenían que prepararse todos en las salas del audiotorio porque los actos estaban apunto de empezar. Suspiró con fuerza, no podría saber nada de Violeta hasta después del final de la exposición.

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"Te amo mucho, Vivi", había dicho Chiara, y eso era todo lo que pasaba por su mente en ese momento, varios minutos después. Tal como los estallidos de un cañón, un eco intrusivo sonaba dentro de su cabeza constantemente. "¡Te amo mucho! ¡Te amo mucho! ¡Te amo mucho!" Igual que el "¡pum, pum, pum!", los latidos desenfrenados de su acelerado corazón, asemejándose a un montón de cañonazos dentro de su pecho. ¡Por favor! ¿Qué le había hecho esa niña, cómo la había hechizado de esa manera? Y sobre todo, ¿por qué no estaba a su lado ahora mismo? Claro que Violeta había estado emocionada por ver a Chiara todo el día (toda la semana, desde el momento en el que la menor se fue de Barcelona, en realidad), pero después de leer aquel mensaje sus ganas de encontrarse con ella habían aumentado a niveles estratosféricos. Por eso, entró casi como una exhalación al instituto, abriéndose paso entre la gente dentro de aquel inmenso edificio, deseando tener el poder de apartar a todos de su camino para así encontrar a Chiara cuanto antes.

Número equivocado! (KIVI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora