Sábado parte 1

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Tal como habían acordado la noche anterior, Dennna despertó a Chiara un poco antes de salir, temprano por la mañana. Chiara se incorporó con dificultad, quedando sentada en la cama un rato mientras que se habituaba al lugar nuevo: la habitación de su Vivi, nada más y nada menos. Pasó unos cuantos minutos así, rascándose la cabeza y despeinándose a la vez que observaba el cuarto ajeno con ojo curioso, prestando atención a cada detalle. Ya había visto el lugar la noche anterior al llegar, pero estaba tan emocionada y ansiosa por preparar todo que apenas alcanzó a dejar la mochila en la cama y volvió al salón para esperar a Violeta.

Bostezando, finalmente se levantó y después de estirarse un poco hizo la cama (a pesar de que no recordaba haberla deshecho). Luego se dedicó a investigar un poco, sonriendo al toparse con la lámpara de osito idéntica a la suya sobre el escritorio. Se sorprendió un poco al comprobar lo pulcra y ordenada que era Violeta, todo puesto en su lugar, poco margen para husmear entre sus cosas sin ser descubierta más tarde, pero entre los libros y los cuadernos encontró enmarcadas dos fotos, una de Violeta con su familia y otra con Suzete y Denna. Chiara cogió esta última y la miró bien de cerca, sonriendo al ver la expresión en el rostro de Violeta y la forma tan cariñosa en la que las tres se abrazaban, y no pudo contenerse de acariciar el rostro de la pelirroja con el pulgar antes de devolver el cuadro a su lugar.

Tras la breve inspección recuperó su mochila y tomó su cepillo de dientes y ropa limpia, luego usó el baño de Denna (con su permiso previo, por supuesto). Una vez aseada llegó al salón y encontró a Violeta durmiendo plácidamente a pesar de la posición tan extraña en la que estaba, todo brazos estirados y enredados en la pobre Tana. La menor dormía como si nada de todos modos, probablemente acostumbrada. Antes de proceder, Chiara se acercó al sofá para asegurarse de que Violeta estuviera completamente dormida, y entonces se puso manos a la obra.

Con todo el cuidado del mundo y tratando de ser lo más silenciosa posible, sacó los cupcakes del frigorífico, siguiendo las instrucciones de su abuela de sacarlos un poco antes de comerlos. Después de unos minutos puso los cupcakes en una bandeja y se acercó al sofá, donde se detuvo... y ahí se quedó, parada, viendo a Violeta dormir profundamente.

—No va a enfadarse si la despiertas —oyó de repente; Suzete la estaba mirando desde la puerta de su habitación, apoyada en el marco con los brazos cruzados y una expresión divertida—. Eres tú, después de todo.

—¿Debería hacerlo? —preguntó ella, mordiéndose el labio con duda—. Tal vez debería esperar a que se despierte sola...

—Nah, despiértala ahora —dijo ella, despreocupada, siguiendo de largo hacia el baño—. Nadie puede ponerse de mal humor si lo despiertan con cupcakes.

Después de oír aquellas palabras, Chiara se tranquilizó lo suficiente como para armarse de valor y tratar de despertar a Violeta, llevando una mano a su hombro para sacudirla ligeramente mientras la llamaba por su nombre. Violeta abrió los ojos de golpe, frunciendo el ceño de inmediato antes de cerrarlos, balbuceando algo como "cinco minutos más". Chiara resopló, quitándose un poco el cabello del rostro, y siguió sin abatirse, ejerciendo un poco de presión en el hombro ajeno.

—Vio, te he traído el desayuno —insistía, frunciendo los labios para no reírse—. Despiértate y así puedes desayunar.

—No me quiero despertar todavía —se quejó Violeta, haciendo un puchero y aferrándose a una almohada—. ¿Qué hora es?

—Hora de que te despiertes y comas algo —farfulló Chiara, comenzando a picar el rostro de la mayor, sobre todo las mejillas y la nariz—. Me lo comeré todo yo si no te despiertas ahora. 

—Acércale el cupcake a la nariz y va a levantarse —aconsejó Suzete, pasando de vuelta a su cuarto con un cupcake en la mano—. Están muy ricos. 

Número equivocado! (KIVI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora