Sábado parte 2

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Entre una cosa y otra la tarde se pasó en un suspiro, y antes de que Chiara se diera cuenta, el sol ya se había puesto. Barcelona estaba preciosa de noche, las calles habían cobrado vida y se llenaron de movimiento en cuanto las luces vibrantes, algunas de neón, se encendieron para anunciar que la ciudad acababa de despertarse. Después de pasar la tarde caminando por ahí, comiendo y bebiendo todo tipo de chucherías y jugando en un arcade, se encontraban todos en el centro, caminando sin rumbo y discutiendo sobre qué hacer a continuación.

Chiara y Violeta no volvieron a quedar a solas, exceptuando cuando se quedaron en la fila de una cafetería esperando las bebidas de todas, o cuando Tana arrastró a Suzete y Denna a un juego de baile en el arcade y ellas se quedaron jugando a uno de carreras, aunque ambas ocasiones no contaban (porque no hicieron más que eso, hablar en la fila, jugar en el arcade). Aún así, Chiara había pasado la mayor parte de la tarde mirando a Violeta de reojo, apartando la mirada súper rápido cada vez que se cruzaba con la suya, lo cual pasó todas las veces. Por otro lado, cada vez que estaban cerca la una de la otra, lo cual también pasó casi todo el tiempo porque parecía haber un imán atrayéndolas, Chiara no podía evitar tocarla, aunque fuese algo tan simple como rozarle la mano o tomarla del brazo con la excusa de "no perderse".

—No podemos ir a un bar o a un pub —estaba diciendo Suzete, frotándose la barbilla con una mano mientras lideraba la caminata—, no dejarán pasar a Tana, probablemente tampoco a Chiara.

—¿Podríamos simplemente quedarnos en el apartamento? —sugirió Denna, rascándose la nuca—. Compramos algo para beber, pedimos una pizza...

—Y pollo frito —agregó Tana.

—...Y pollo frito, sí —hizo eco Denna, resoplando para no reír—. Ese era el plan original anoche, de todos modos.

—Pero tenemos que celebrar que es el cumpleaños de Violeta —reclamó Chiara, formando un pequeño puchero—. Ya nos quedamos en vuestro apartamento anoche, hoy deberíamos hacer algo más especial.

—No hace falta que hagamos algo especial —le recordó Violeta por milésima vez, riéndose—. Ya te lo llevo diciendo todo el día, Kiki. Lo estoy pasando muy bien, mejor de lo que esperaba hasta ayer.

—Yo pienso igual que Kiki, Vio —intercedió Tana, rodeando el hombro de su hermana en un abrazo—. Hemos venido hasta aquí para celebrar tu cumpleaños, deberíamos hacer algo.

—Pensemos en más opciones, entonces —se rindió Violeta, suspirando a la vez que ponía los ojos en blanco, aunque sonreía—. ¿Qué se os ocurre?

—¡Ya sé! —exclamó Chiara de repente, sonriendo, juntando las dos manos—. ¿Y si vamos al karaoke?

La decisión fue unánime; a todas les pareció una excelente idea. Y fue así como, después de parar en un KFC para comer pollo frito, llegaron al karaoke más cercano. Era una hora y media más tarde, y mientras Violeta reservaba una sala, Chiara finalmente conoció a los famosos Omar y Álex, ambos le cayeron bien de inmediato. Por ser el cumpleaños de Violeta, el karaoke les obsequió tiempo extra con descuento, al igual que un pequeño pastel y refrescos (porque ni Chiara ni Tana podían beber alcohol). Claro que eso no impidió que compraran cerveza y algún que otro cubata  "para nosotros, los adultos", como bromeó Violeta. A modo de consuelo, de todos modos, cumplieron el deseo de Chiara y pidieron tres pizzas.

En cuanto tuvieron su sala privada equipada con alcohol y comida, se dividieron en equipos: Álex y Denna por un lado, Violeta junto a Suzete y Omar por otro, y Tana y Chiara por último. La primera canción la escogieron Denna y Álex, comenzando la ronda muy apropiadamente con High School Musical, lo cual sorprendió mucho a Chiara, porque no sólo se sabían la letra a la perfección, sino que cantaron con el corazón. Después de creer que los dos eran los más serios y reservados del grupo, verlos bailando y jugando así fue refrescante. El segundo turno fue de ella y Tana, y deleitaron a todos con un concierto improvisado de Hanna Montana, coreografía incluida y todo. Omar, Suzete y Violeta eligieron una canción de los Backstreet Boys para empezar, y Chiara casi lloró de la risa con el baile interpretativo de Violeta.

Número equivocado! (KIVI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora