BlackPink y Tú (Vol. 2)

Doctora Rosé (2/2)

Tan pronto crucé la puerta, fui tomada entre sus brazos.
Mis llaves y bolso cayeron al suelo.
Pero no me molestó.
Me decía con una gran sonrisa y con besos en mi rostro lo mucho que me había extrañado.

—¿De qué hablas? Trabajamos en la misma oficina y nos vimos a la hora del almuerzo —Le dije para provocarla y pronto me dejó de nuevo en el suelo.

Tomé las cosas y las llevé a la mesa.
Caminé para regresar hacia ella, pero choqué con su cuero.
Ya estaba frente a mi con su rostro en mi cuello.

—Lo sé, pero la culpa me ha estado comiendo la mente 

—Rosie... —Murmuré tratando de mirarla. —Ya pasó, ¿recuerdas? Prometimos pasar una hermosa noche 

—Lo sé y te he estado esperando ansiosa, pero me siento mal por lo que pasó

—No te preocupes por eso —La besé. —Lamento haber llegado tarde a casa, sé que usualmente salimos a la misma hora pero mi último paciente llegó tarde y nos tardamos un poco más de lo pensado

—Sabes que te entiendo —Tomó mi mano para subir. —Sé que acordamos pedir comida pero hice algo para nosotras antes de eso... —Caminó hacia el baño donde la bañera estaba perfectamente organizada para un baño de burbujas.

—Esto es precioso

—Y solo para ti, mi amor —Pronunció comenzando a quitar mi ropa mientras besaba mi cuello lentamente. 

—Espera —La detuve. —Ambas tuvimos un día agotador, creo que lo mejor será tomar un baño juntas, hermosa 

Ella no se negó y pronto ambas estábamos adentro.
Yo estaba sentada frente a ella, recostada en su pecho.
Rodeó mi cintura con sus brazos, sosteniéndome con fuerza.

—Te amo... —Murmuró besando mi cuello y espalda. 

—Y yo te amo a ti —Suspiré suavemente y ella tomó agua con sus manos, dejándola caer por mi cuerpo. 

Comenzó a masajear mis hombros y espalda.
Hice lo mismo por un buen rato.
Aunque pronto me encontraba luchando con lo pesados que se sentían mis ojos.
El calor del agua y del cuerpo de Rosé me hicieron sentir muy relajada. 

No salimos de allí por un buen rato.
Solo nos quedamos disfrutando el momento.
Pero pronto comencé a quedarme dormida.
Rosé no quería arruinar el momento pero el agua cada vez estaba más fría.

Ella salió en silencio y fue a buscar un poco de ropa.
Al regresar, se arrodilló frente a la bañera.

—Es hora de salir, amor —Poco a poco abrí los ojos ante su voz. —El agua está fría y ya estamos arrugaditas de estar ahí adentro —Ambas reímos por su comentario y me ayudó a salir.

Me ayudó a secarme mi cabello y me puso una de sus camisas. 

—¿Ya estás cómoda?

—Mucho —Murmuré agotada y caminamos hacia la cama. —Estás siendo muy atenta esta noche y me encanta 

Me recosté en la cama y ella se acomodó detrás de mi.
Tenía el teléfono en su mano, lista para ordenar comida.

—Pues es mejor que te vayas acostumbrando, porque note voy a soltar nunca 

—Eso jamás me molestaría 

Ella tomó mi rostro y me besó.
Sentía su corazón latir con fuerza.

Pronto pidió la comida y me sostuvo entre sus brazos.
Recosté mi cabeza en su hombro y ella tomó el control de la TV.
Tomé su rostro antes de que lo hiciera.

Me incliné y la besé una vez más.
Ella suspiró dejándose llevar.
Sus manos acariciaban mis mejillas. 

—Te amo... —Susurró acomodándose encima. 

Sus manos acariciban mi cuerpo con delicadeza.
Casi como si quisiera memorizar la silueta.
Sus besos no abandonaban mi cuello.

Pronto nos dejamos llevar.
Sus besos y su toque es algo imposible de resistir.
Por poco no nos damos cuenta del timbre sonando.

—La comida llegó, ¿tienes hambre?

—Muero de hambre, como siempre

Me dio un corto beso antes de salir de la cama.
Salió de la habitación y gritó desde el pasillo.

—¡De verdad eres mi alma gemela!

Me senté riendo al escucharla.
Encendí el TV mientras esperaba a que regresara.

—Aquí tienes, bebé —Besó mi mejilla y puso la comida en la cama.

Se sentó junto a mi y yo pronto me senté entre sus piernas.
Su mano se acomodó en mi pierna y la otra se concentraba en tomar la comida.
El rato siguió con comida, películas, abrazos y besos en mi cuello por parte del amor de mi vida.

Esta ha sido una de las mejores noches que he vivido, y aún no termina...