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Jeongguk se sentía con demasiada energía ese día.

La noche anterior se dedicó a ensayar una de las canciones que sus seguidores le habían pedido desde hace un tiempo, por lo que estaba algo ronco, pero eso no le quitaba lo emocionado.

Había decidido hablarle a su crush... Aunque aún no sabía cómo.

Jeongguk le tomó a su jugo de granada, al cual se había hecho adicto de la nada, mientras esperaba a su profesor y demás compañeros a entrar. Movía sus pies con rapidez, y mordía el piercing en su labio con ansiedad. El omega tenía fija la mirada en la entrada, esperando no tan pacientemente. Hasta que vio a cierto alfa de ojos olivo pasar por ella.

Jeongguk ahogó un pequeño chillido. Se veía tan lindo, aunque lo notaba espacialmente cansado, y por supuesto que su lobito aulló pidiéndole ir a cuidarlo. El de cabellos largos intentó calmar a su lobo, pero él no negaría que también quería hacerle caso y acercarse al mayor, preguntarle que tenía, ofrecerle comida y tal vez dejarlo dormir en sus piernas.

Uff.

Y casi pareció que el alfa escuchó sus aullidos, pues de un momento a otro, le volteo a ver y conectó sus miradas. Jeongguk jadeo en silencio, y bajó la vista rápidamente, con las mejillas comenzando a tornarse rosadas.

¡Mierda, Jeongguk, no! ¡Así no!

Su omega le regaño, y él se sintió aún más avergonzado. Cuando regresó la mirada hacia arriba, el alfa ya se encontraba sentado en su asiento, dándole la espalda.

Jeongguk sacó el teléfono inmediatamente.


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MILKY | TaeKook OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora