༺ Capítulo XXXIX ༻

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Sentado frente a la cama, Jimin observaba con un profundo ceño fruncido en su rostro a su tonto esposo descansar.

Uno habría pensado que con el pasar de los días, Yoongi volvería a ser él mismo y actuar como el tonto idiota terco que siempre era, pero dos días habían transcurrido desde que el guerrero despertó y seguía actuando tan... Amable, comprensivo y atento que realmente causaba que el doncel se preguntara si el veneno dañó severamente su cabeza.

Se suponía que era Yoongi quien se encontraba mal, pero... Cada que su tonto esposo despertaba, actuaba tan preocupado por él que daba la impresión de que era Jimin quien estaba enfermo.

Si lo pensaba, el guerrero ya había estado mostrando un comportamiento extraño antes de que saliera a atrapar a su padre, pero... No al extremo al que estaba ahora.

—Seguramente debes de seguir delirando —murmuró el doncel.

Pero... ¿Y si realmente no era así? ¿Y si Yoongi sinceramente quería cambiar?

¿Por qué hacerlo justo en ese momento? ¿Fue porque Taehyung no se había presentado a verlo? ¿Es porque la llegada de Jungkook finalmente le abrió sus ojos?

O porque... ¿Habría escuchado su conversación con el doncel?

Esos ojos plateados observaron fijamente el rostro del guerrero y negó.

Después de todo, si Yoongi realmente hubiera escuchado todo, no creía que su orgulloso le permitiera simplemente quedarse de brazos cruzados y no reclamarle nada al doncel.

"Debe de ser solo la herida" Decidió Jimin, sin querer pensar realmente en el cambio en el guerrero y lo que podía significar aquello.

No cuando la posibilidad, despertaba algo molesto y desagradable en su vientre. Una cosquilleante sensación que subía por su pecho.

—Jimin...

—Estoy aquí —respondió automáticamente.

Observando el rostro de su tonto esposo, se encontró con este profundamente dormido aún.

—Jimin...

El doncel apretó sus labios con fuerza ante ese cosquilleo en su pecho que surgió al comprender que Yoongi estaba soñando con él, llamándolo a él y no a otra persona.

Necesitaba... Tenía que tomarse un tiempo lejos de Yoongi.

Levantándose de la silla, el doncel observó dudoso a su esposo. Contemplando como esos labios se movían llamándolo, Jimin obligó a sus piernas a moverse y salió de la habitación.

Tan pronto como cerró la puerta, ignoró ese deseo por volver y asegurarse de que Yoongi se encontraba bien.

Alzando la mirada, contempló con curiosidad como su joven amigo esclavo observaba curiosamente por la ventana.

—¿Qué sucede? —preguntó.

—No es nada —anunció, cerrando apresuradamente la ventana—. Me falta poco para terminar el almuerzo, solo dame un poco más de tiempo y te serviré en la mesa —prometió girando para observarlo.

Curioso, Jimin se acercó a la ventana y la abrió nuevamente. Pero además de una fresca ventisca, el doncel no encontró nada interesante que podría haber llamado la atención de su joven amigo.

—No te preocupes por el almuerzo —dijo y cerró la ventana—. Saldré a dar una vuelta antes.

—¿Quieres que te acompañe? —preguntó Hoseok.

—No, está bien. Alguien debe de quedarse cuidando a Yoongi —le recordó.

Observando como el rostro del joven esclavo pasaba al absoluto horror en lo que su mirada se fijaba en la puerta de su habitación, Jimin sonrió leve.

༺ Wild Breeze ༻Où les histoires vivent. Découvrez maintenant