༺ Capítulo XXIV ༻

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—Cuando tu líder me dijo que eran ricos en plantas medicinales, no mentía al respecto —expresó Jimin, deteniéndose para recoger otra hierba.

—¿Esa es una planta medicinal? —preguntó SeHun, observándole dudoso.

—Esta es buena para el dolor de estómago y calma las náuseas, así que recoge más si ves por ahí, nunca faltan —indicó, entregándole una muestra.

Acercándose, SeHun tomó la planta y observó al doncel con un brillo de admiración.

—¿Cómo es que sabes tanto de plantas? —indagó curioso—. Hasta el momento has conseguido para la fiebre, la tos, los dolores del cuerpo, las heridas, para dormir mejor, para la piel tocada por el fuego, para los que tienen problemas de ir al baño y no sé qué más —expresó.

—No es mi culpa que ustedes tengan tantas hierbas medicinales —se defendió y alzó la mirada.

Observando a su alrededor en busca de otras plantas, se levantó y dejó al guerrero, quien buscaba más de la misma que le había entregado.

—Tienen algunas que ni siquiera había podido encontrar en mi antiguo clan —comentó.

—¿Investigabas las hierbas en tu antiguo clan? —le observó el guerrero.

—En algo tenía que entretenerme y hubo un tiempo en el que mi madre se enfermó horrible —reveló—. Tras morir, me concentré más en el estudio de las hierbas, enojado conmigo mismo por no haberle podido ayudar. Fue una suerte que el sanador de mi clan no podía ver, por lo que cuando le pedí que me enseñara lo hizo sin problemas —contó y sonrió al finalmente encontrar la hierba que le había prometido a Namjoon.

Ahora que había conseguido las que le volvían más fértil, podían volver al pueblo.

—Ah, ¿tu padre no quería que aprendieras algo de sirvientes comunes?

—Nah, a él no le interesaba lo que hiciera o no, simplemente no le agradaba a los demás porque si ellos eran unos idiotas conmigo, claramente yo también iba a ser idiota con ellos —explicó.

Y ante tal explicación, el guerrero le observó confundido, ya que no entendía como era posible que el hijo del jefe del clan fuera tratado de aquella forma.

Si recordaba bien, tampoco era la primera vez que el doncel hacía referencia a la diferencia del trato en su clan, como si fuera algo común.

—¿Por qué tú...?

—¿Oyes eso? —interrumpió el doncel, levantándose y observando a su alrededor con sus plateados ojos destellantes—. Escucho gritos —expresó.

Levantándose lentamente, el guerrero inmediatamente prestó atención al igual que Jimin, observando a su alrededor con una mano en su espada en busca del origen de los gritos.

—Creo... Es por allá —anunció SeHun.

Dejando todo, comenzando a correr inmediatamente. Sin pensarlo, Jimin le imitó.

—¿Qué hay en ese lugar? —preguntó el doncel, siguiéndole desde atrás.

—Hay una laguna donde algunos aldeanos salen a lavar sus ropas y los niños aprovechan de jugar en el agua —respondió—. Les dijimos que ya no llevaran a sus hijos porque nos dimos cuenta de que la tierra se había vuelto más profunda que antes —explicó.

Saliendo entre unos arbustos, Jimin siguió a SeHun y maldijo al igual que este cuando contemplaron a un grupo de mujeres desesperadas en la orilla del lago, metidas en el agua solamente hasta sus rodillas.

༺ Wild Breeze ༻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora