Capítulo 34

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Llegué a casa y dejé mi chaqueta sobre el sofá

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Llegué a casa y dejé mi chaqueta sobre el sofá. Me apreté la camiseta sobre el pecho, atormentado por mis pensamientos. Era consciente de que el dolor solo residía en mi mente. Todo lo que había construido se había desmoronado, y yo intentaba liberarme de entre los escombros.

Me senté en el sofá y sentí la presencia de mi madre a lado.

—Él no te odia —me dijo.

—Todo el mundo lo hace —respondí.

—Yo no.

Una sonrisa incierta se escapó de mis labios.

—Tú...ni siquiera estás aquí. No eres real. Solo es lo que me gustaría que dijeras si estuvieras.

—Es porque me conoces perfectamente. Sabes que te lo diría. Seas un asesino, bueno o malo, siempre serás mi hijo.

[...]

Esa fue una de las muchas mañanas que había pasado solo. Había vuelto a cocinar, pero nada se sentía igual; no me sentía como aquel chico que soñaba con convertirse en chef. Creí que aún estaba en esta casa, pero por más que busqué, no lo encontré.

Aproveché para limpiar todo el lugar. Las veces que venía solo eran para asegurarme de que Jaden estuviera bien, sin prestarle mucha atención al entorno. Mis pisadas se sentían extrañas; ya no era solo la casa en la que había crecido y donde se mantenía el recuerdo de mi madre, sino que me había encargado de ensuciar esa imagen y convertirla en el lugar donde había hecho demasiado daño a mi hermano. Jamás creí que la mejor manera de protegerlo sería haciéndole daño y provocando que me odiara, pero trataba de repetirme que su inmenso odio hacia mí valía la pena con el simple hecho de que estaba a salvo de mí y de mis crímenes. Lo mejor que podría haberle pasado sería no ser mi hermano y mantenerse alejado en estos momentos, así que, si el odiarme lo mantenía lejos, estaría bien.

Esperaba que al menos pudiera recuperar un poco de la vida que le arrebaté. Sé que Damian cree que siempre quise la vida de Jaden, el cariño que él sentía por mi hermano, la libertad que tenía para ser un chico de su edad y cumplir sus sueños, pero no era así; quería que alguien pudiera quererme por quien era, por Angel. ¿De qué servía tener todo eso cuando el mundo me percibía como Jaden? Era como si no importara.

En aquella casa estaba sumiéndome en mis propios demonios. Era como si cada rincón de la casa se hubiese vuelto oscuro, lleno de recuerdos que se retorcían en mi mente a como realmente eran.

El sonido del timbre llegó a mis oídos, sacándome de mi trance. Fui a abrir la puerta cuando un golpe en la cara fue lo que recibí.

Jaden se abalanzó sobre mí, acorralándome con sus piernas a los costados y enredando sus puños en el cuello de mi camisa.

—¡Dime la verdad! —gritó.

—¿De qué hablas? —pregunté sin perder la calma en mi voz.

—No finjas...Dios, ¿ni siquiera vas a defenderte? —gruñó, su agarre en mi ropa se volvió salvaje.

A través del Cristal [Cristal#2]Where stories live. Discover now