Capítulo 26

481 39 51
                                    

Fue estúpido, pero por un momento me cuestioné el ayudarlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fue estúpido, pero por un momento me cuestioné el ayudarlo. Angel me quería, había sido todo lo que siempre quise, pero no era él; el chico que había querido estaba aquí, atrapado con nuestros recuerdos. Él nunca se había movido de este lugar, y él y yo nunca habíamos solucionado las cosas.

Jaden se llevó la comida a la boca en cuanto la trajeron, casi atragantándose.

Parece que no había comido bien en un rato. ¿En serio Angel había sido capaz de hacerle eso? ¿A su hermano a quien juró proteger por siempre?

Incluso para mí resultó extraño, pues siempre había cuidado de mí. Por alguna extraña razón eso oprimió mi pecho.

Tenía tantas preguntas, como por qué lo había hecho, o qué lo había llevado a hacerlo, encontrar un razón que hiciera que esto no fuera tan malo.

Pero sería insensible de mi parte, así que en cambio pregunté.

—¿Cómo te sientes?

La comida en su boca se detuvo.

—No lo sé. Estar ahí fue como una pesadilla; parece que ahora me desperté y no sé cómo asimilarlo. Pero a todo esto, ¿Cómo lo supiste?

Levantó la vista. Sus ojos reflejaron la amistad que solíamos tener y al verlo con mayor claridad, sentí una sensación extraña brubujear en mi estómago, pero era solo eso: amistad.

—Desde hace un tiempo sospechaba que no era él mismo —respondí—. Bueno...tú. Y cuando empezamos a salir todo se hizo más claro.

Sus ojos se expandieron.

—Espera, ¿ustedes salen? —arrugó la frente—. Te lo dije, sabía que te gustaba.

—Es porque pensé que eras tú —respondí en tono aburrido.

Jaden masticó más lento.

—¿A qué te refieres?

—No finjas que no recuerdas lo que pasó. Creo que cuando besas a alguien efectivamente es porque te gusta.

Jaden parpadeó.

—Espera, ¿nosotros qué?

Puse los ojos en blanco.

—Parece que nunca vas admitirlo. ¿Tanta vergüenza te da?

—No, no, Dam, no me daría vergüenza decir que soy gay o bi, o lo que sea, y mucho menos haberte besado. Eres increíble, cualquiera sería afortunado de estar contigo.

—Espera, no...¿Desde hace cuánto Angel se hace pasar por ti?

—No lo sé... —estrechó los ojos, como si estuviera recordando—. Espera, ¿estás diciendo que ya se ha hecho pasar por mí antes?

—Maldición —chisté molesto, dándole un golpe a la mesa—. Debí saberlo, cuando iba a tu casa y de pronto te comportabas muy maduro...

—Oye, soy maduro —bramó.

A través del Cristal [Cristal#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora