Capítulo 39

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Había pasado una semana desde la última vez que vio a Jimin, pero la imagen del castaño comiendo y pasando el día con él en casa de sus padres no se iba de su cabeza. Ni en un millón de años habría imaginado que eso sucedería.

Jimin pasó la noche con él, pero tuvo que irse a la mañana siguiente. Debía volver a Busán para recoger sus cosas y preparar su vuelta a Seúl. Desde entonces habían hablado a diario y, aunque las cosas parecían estar algo más calmadas, Jimin pasaba por un momento complicado con su familia.

Su hermano menor era el único que le había mostrado su apoyo abiertamente, sus padres por el contrario, se negaban a conocer a Yoongi o a ser parte de su vida, aunque al menos había conseguido solucionar lo de Gahyeon y dejarlo atrás.

- ¿Estás bien? - le preguntó su madre, asomando la cabeza por la puerta de su habitación, estaba sentado en la cama observando el regalo que Jimin le había hecho por Navidad.

- Sí. - respondió él, dejando el marco sobre la mesita de noche. La señora Min sonrió y se sentó a su lado.

- Es un regalo muy bonito. - Yoongi volvió a mirar la foto y sonrió. El castaño le había regalado la primera y única foto que tenían, enmarcada en un cuadro negro. 

- Sí que lo es. - la señora Min suspiró y agarró la mano de su hijo.

- Deberías irte a casa. - le dijo con una sonrisa llena de emociones. Yoongi frunció el ceño confundido.

- ¿A casa? 

- A Seúl. Deberías volver a Seúl y hacer tu vida. - le respondió ella. 

- Pero vosotros me necesitáis, aún no estás recuperada del todo. - la señora Min negó con la cabeza.

- Las cosas van bien, cada vez me encuentro más fuerte y papá lo hace todo en casa. Nos las apañaremos bien solos. - Yoongi la miró desconfiado. - Deberías irte y estar con él. - le dijo señalando la foto. - Es un gran chico, a papá y a mí nos gustó mucho.

- No lo sé, mamá... No quiero complicarle la vida.

- ¿Por qué dices eso? - el pelinegro se acomodó bien para explicarle a su madre lo que sucedía.

- Le habló a sus padres sobre él mismo, sobre lo que había descubierto y sobre mí... Sus padres no quieren saber nada del tema, no me quieren conocer ni están de acuerdo en que su hijo salga con otro hombre. 

- Entiendo que te preocupe, pero Jimin es lo suficientemente adulto como para saber lo que le conviene y lo que no, lo que está dispuesto a sacrificar y lo que no. - Yoongi asintió con la cabeza.

- No quiero que tenga que elegir entre su familia o yo. 

- Lo sé. Pero igualmente si quiere ser feliz tendrá que elegir entre su familia y él mismo. - el pelinegro sonrió levemente, la vocación de psicólogo sin duda le venía de ella.

- Me siento como un estúpido adolescente con todo esto. - le confesó avergonzado.

- ¿Por qué? - Yoongi se encogió de hombros.

- Yo estaba tranquilo con mi trabajo, mis amigos, mis copas de los viernes, con Holly... Ya sabes, mi vida normal.

- Y de repente llegó él a desbaratarte los planes. - el pelinegro asintió con la cabeza.

- Pensaba que mi momento de enamoramientos locos ya había pasado. - la mujer soltó una carcajada.

- Ese momento llega cuando llega la persona correcta. Algunos tienen diecisiete, otros treinta y cinco y otros setenta. Los sentimientos no entienden de edades. 

- Lo sé, pero... - Yoongi cerró los ojos y frotó su cara. - Es la primera vez que siento algo así por alguien y me da vértigo. 

- Es normal, hijo.

- Y a la vez siento que no tengo edad para estar tanteando el terreno. Yo quiero algo estable, algo real, algo como tenéis papá y tú, como Jin y Handong... Si voy a estar con alguien, necesito saber que esa persona y yo vamos a darlo todo para que la relación dure, que no va a ser algo pasajero.

- ¿Has hablado con Jimin de todo esto?

- Más o menos.

- ¿Más o menos? - el pelinegro sonrió incómodo.

- A Jimin se le hace complicado hablar de sentimientos y yo... Digo lo que puedo y como puedo. 

- Sabes bien que lo más importante siempre en una relación, sea del tipo que sea, es la comunicación. - Yoongi asintió de acuerdo. - Dejad de darle rodeos a las cosas. Ve y dile lo que sientes, dile lo que quieres. Si él no siente lo mismo o no puede darte lo que necesitas entonces, pasa página.

- Lo sé, solo intento no meterle prisa, no asustarlo... - la señora Min acarició su mejilla.

- No es cuestión de meterle prisa, es cuestión de ser honestos. Y si le da miedo, cosa que entiendo, hazle saber que estás con él. Cuando uno tiene miedo no hay nada mejor que mirar a tu lado y ver a la persona que amas protegiéndote y cuidando de ti.

•••

La conversación con su madre despejó su mente y, aunque seguía sintiendo auténtico pavor de abrir su corazón a alguien y terminar destrozado, sabía que el momento de enfrentar ese miedo había llegado. 

Al fin y al cabo Jimin había ido hasta allí, a escondidas de su familia, para decirle que quería estar con él. ¿Cómo iba a desaprovechar aquella oportunidad? 

- ¿Ya tienes las maletas hechas? - le preguntó su padre al verlo aparecer por el salón, estaba sentado viendo la tele.

- Casi, solo me falta una. - le respondió mientras se sentaba en el sofá a su lado. - ¿Crees que estaréis bien sin mí? - el señor Min lo miró de reojo.

- Claro, hijo, no tienes de que preocuparte. 

- ¿Me llamaréis si me necesitáis de vuelta? - su padre sonrió y asintió con la cabeza.

- Claro que te llamaremos, ¿no has hablado ya con mamá?

- Sí, pero quería asegurarme de que estaréis bien y ella es tan cabezona...

- Me pregunto a quien habrás salido. - Yoongi soltó una carcajada.

- No sé que voy a decirle a Jimin cuando lo vea. - el señor Min se encogió de hombros.

- Dile lo que te nazca en el momento. - el pelinegro asintió y se levantó del sofá.

- Debería llamar a Jungkook y Jin para contarles que vuelvo.

Entró de nuevo en su habitación y cerró la puerta, hizo una videollamada conjunta con sus dos amigos y les contó las novedades. Como era de esperar, los dos se pusieron contentos por saber que volvía y que la señora Min se encontraba mucho mejor.

Les contó sus planes, que aprovechando que era fin de semana, dejaría a Holly en casa e iría directamente a casa de Jimin y que aunque no sabía que demonios le iba a decir, creía que había llegado el momento de abrirse por completo.

Esa noche apenas durmió, los nervios por dejar a sus padres solos y la tensión por el reencuentro con Jimin lo tenía con los ojos abiertos de par en par. ¿Por qué abrirse al amor le provocaba tanta ansiedad? Realmente no había tenido una mala experiencia, al menos no como había tenido el castaño, por ejemplo.

Dio vueltas y más vueltas en la cama, hasta que el despertador sonó y se levantó, se tomaría un buen café antes de irse, porque no había podido descansar nada y era peligroso conducir así. Terminó de preparar las maletas y salió a desayunar con sus padres, quería aprovechar con ellos cada instante antes de marcharse.

Le daba miedo hacerlo, irse y dejarlos solos después de todo lo que había pasado, pero su madre tenía razón: debía volver a casa y hacer su vida.

Agridulce [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora