JUEGOS DE SEDUCCIÓN (+18)

LA BELLA Y LA BESTIA

SANTIAGO

Acepte ir a la fiesta con Alexa, me explico que sus padres aun no sabían de nuestra ruptura, al pensar de haber pasado casi tres meses desde entonces, se fue de viaje para despejar su mente, el ir con ella era lo menos que podía hacer.

Quizás fue una locura al llegar al lugar vi a Maddie, se veía preciosa. Llevaba un vestido beige, con enormes magas en los hombros y botones del codo a la muñeca. Se asentaba perfectamente a su torso y ese corte en la pierna izquierda era espectacular, mientras bailábamos, la observo, cuando sonreía se veía radiante.

COVERSACION CON ALEXA.

Bailábamos lento, mi mirada se perdía un par de veces en Maddie.

—Suficiente —escucho el murmullo de Alexa.

—¿Qué sucede? —cuestiono.

—Esto es inútil, soy una tonta, quise remendar las cosas entre nosotros, pero tu jamás vas a verme de la manera en que lo haces con ella. —dice parando el baile.

—Lo lamento, yo— no Santiago ya no busques excusas el amor que sientes por ella flota por el aire, no puedes seguir ocultándolo y fingiendo ser un idiota. —interrumpe. La observo uno segundo, quisiera mentirle y decirle que no es así, pero ella no se merecía más mentiras de mi parte.

—tienes razón —admito.

—¿a que juega Santiago? ¿quieres perderla para siempre? No te entiendo el ama, pero no puedes tomar su mano y ser feliz. —dice.

—No es tan fácil, hice algo que jamás me perdonara —digo.

Ella rueda los ojos.

—Por Dios Santiago siempre buscas excusas, deja d hacerlo al menos se valiente una vez en ti vida y hazlo por ella. Dale el amor que me negaste a mí —dice.

—perdóname Alexa, de verdad es que no puedo controlar lo que siento, juro que lo intenté, quise enamorarme de ti, porque cualquier hombre seria afortunado tener tu amor.

—si es verdad, lamentablemente no eres tú, pero no puedo seguir pisoteando mi orgullo ella tiene razón ¿Dónde queda mi dignidad Santiago? -cuestiona nostálgica.

—Deja de huir Santiago que tarde o temprano te alcanzará y cuando quieras ir y demostrar llo que sientes, ella se habrá ido y no habrá vuelta atrás. —me hace saber.

—Eres libre Santiago, no voy a retenerte mas. —exclama.

Se aleja de mí, me siento como un idiota, pero no, mentí al decir que intenté amarla, pero fue imposible.

FIN DE LA CONVERSACION

He pensado toda lo noche sobre sus palabras, estaba decidido, no dejaría ir a Maddie, esta vez no, iría a buscarla y le diría lo mucho que la amaba, y si me perdonaba pelearíamos por nuestro amor.

Conduje hasta su casa al llegar me adentre, Malia me dejo pasar, al llegar la vi sentada en el mismo balcón donde hablamos de nuestros sentimientos.

—Te he recibido por educación, pero tú y yo no tenemos nada de qué hablar. —Dice.

—Hola Maddie, por favor necesito que me escuches. —suplico.

Suspira con frustración sin embargo accede.

—Sé que te he fallado incontables veces, te herido, te he lastimado y abandonado, aun cuando tu jamás lo has hecho conmigo, vine porque necesito decirte lo mucho que te amo, porque si Maddie te amo como jamás he amado a nadie, te necesito siento que el mundo es pequeño y me asfixia si no estás a mi lado, no puedo imaginarme sin ti. Eres todo lo que quiero y necesito. —dejo salir aquello que me aplastaba el pecho.

Ella me observa, guarda silencio y me observa de forma curiosa y dudosa.

—tus palabras y tus actos no coinciden Santiago, vienes tomas lo que quieres de mí y luego te largas, ¿crees que soy un maldito objeto? ¿crees que puedes jugar conmigo? Arrepentirte e irte y luego regresar como si nada pasara ¿de verdad crees que soy idiota? ¿en tan baja estima me tienes? —cuestiona furiosa.

—Maddie por favor escúchame, te lo suplico. —digo.

—¿Recuerdas aquella canción de la bella y las bestias? - cuestiona, yo asiento.

—Bueno, parece que describe perfectamente nuestra situación y el amor enfermizo que sientes por mí— recalca.

No podría creer lo que decía, quizás solo necesitaba tiempo, quizás estaba dolida, pero nunca me permitiría jugar ese papel.

—recuerdas la última vez que hablamos aquí ¿mi amor por ti te suplicaba que me elegirías, pero fuiste un cobarde te disté la vuelta y te marchaste, te advertí que las cosas cambiarían, te dije lo que sentía, pero lo ignoraste. Trate de no ver tus fallos, trate de perdonarte tantas veces pero no es divertido —habla con lágrimas acumuladas, veo tristeza, pero enojo también en sus ojos.

—Perdóname Maddie, por favor podemos salvarnos aun —digo.

—No Santiago, este amor que sentimos es enfermo, herimos a las personas que nos quieren, nos herimos uno al otro, no es normal es una maldita obsesión. —dice. Trato de entender lo que me ha dicho. —Yo ya no te amo, lo siento, pero no te seguiré dando armas para que me lastimes y subestimes Santiago, destruimos lo que teníamos y debemos vivir con ello, así que lo lamento, pero tu confesión de amor no me sirve, ni me confunde más. —concluye.

La observo su mirada endurecida.

—Está bien, no insistiré, pero recuerda que te dije lo mucho que te amo y si en algún momento existe una posibilidad no dudes porque estaré encantado en perder en ti —digo.

Intento acercarme a ella, pero no me lo permite.

—te pido respeto Santiago, trata de estar cerca de mí, por favor —dice saliendo de aquel balcón.

Una sensación amarga sube a mi garganta. Me calme por unos minutos antes de irme.

Al pasar por la sala la vi, también a Lexie.

—Antes de que te vayas Lexie —dice Maddie llamando la atención de Adrián, Dalia y Lexie, incluso la mía.

—Creo que tienes una idea confusa de porque pedí que te fueras, estoy furiosa contigo Lexie y muy asqueada —dice. Viéndome.

—Pero te aclarare algo a ti y al resto. —estoy tan enojada contigo Lexie no por lo que paso con Santiago, no me importa, estoy furiosa contigo porque me ilusionaste dándome una hermana y luego me la arrebataste. —le hace saber.

Su voz se quiebra al final de la oración.

—Maddie, lo lamento, pero— que te vaya bien Lexie —interrumpe y sale de aquella habitación dejándola con las palabras al aire.

Así era Maddie, cuando estaba herida solía herir a los demás, aunque siendo justo nos lo merecíamos