RECUERDOS EN CENIZAS

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Me siento atontadas, tengo los ojos inflamados por llorar, desde que volví nunca había llorado de tal manera por Santiago y menos imaginé hacerlo por Lexie.

Me dirijo al baño para darme una ducha, salir a trabajar o a distraerme, quería pasar el menor tiempo posible en este lugar.

Al bajar note el silencio, por lo que veo ella no está y es mejor así.

—Buenos días niña— saluda Malia llegando a mí.

—Hola Malia, necesito preguntarte algo —digo.

—Por supuesto dime—me corresponde.

—¿Sabías lo de Lexie y Santiago? —cuestiono

—No, niña te prometo que esto no —responde.

—Bien, me da gusto Malia, no podría soportar que tu también me mientas—digo.

—Ay Maddie desde que volviste tu vida ha sido un sinfín de emociones y has descubierto tantos secretos —exclama con pena.

—Pero se acabó Malia, ya no voy a seguirles el juego, estoy agotada de esto, no los voy a perdonar. —concluyo.


Ella me ve con pena, pero comprende, me despido de ella y salgo directo a la oficina.

Hablaba en serio cuando dije que no soportaría más, estuve cuestionándome ¿Por qué Emma me dijo lo de Santiago y Lexie? ¿Por qué después de tanto tiempo?

Algo tenía claro y era que no me quedaría con los varazos cruzados después de todo.

El día se pasó, lo sentí más agotador de lo común, pensé en salir por algo de tomar y cenaría fuera de casa para evitar a Lexie, quizás mudarme me vendría bien.

Al parquearme frente a la casa veo el auto de Santiago, genial estaba aquí.

Entre a la casa solo me cambiaria los evitaría y me iría de nuevo. Subí en silencio las gradas, me prepare lo más rápido que pude y empecé a bajar, pero la pasar por la sala escuche risas.

¡Increíble! ¿Cómo podían herirme y luego actuar como si nada pasara?

Estaba muy enojada no iba a irme sin arruinarles la alegría.

—¡VAYA! Pensé que tenías más dignidad —me dirijo a Adrián, adentrándome en aquella habitación.

Santiago e Ian me observan de pies a cabeza no es para menos, llevo un vestido bastante ajustado.

—Maddie no tiene caso, deberías per— ¿Qué debería? ¿perdonarlos? Yo no soy Dios para eso— interrumpo. —en cambio tu parece que no tienes orgullo —digo.

—Maddie tu puedes estar enojada pero no pongas a Adrián en nuestra contra— rebatió Lexie.

—¿y tú qué? No tienes vergüenza, no claro que no ¿Cómo vas a tenerla? Si fuiste capaz de mentirle a tu hermana ¿de que no eres capaz? —digo viéndola con desprecio.


Ian se ve incomodo, odiaba la sensación que tenía dentro de mí, los observe por varios segundos, no confiaba en ellos, mentían y se traicionaban entre sí, yo no era perfecta y estaba muy lejos de serlo, sin embargo, ellos se herían entre si y luego fingían como si no se lastimaran.

—¿Lo sabias? —cuestiono a Ian.

Me ve con nostalgia lo cual me confirma lo que temía.

—¿Quién eres? Ahora me pregunto ¿con quién tenía una relación? Te tenía en alta estima pensé que eras un hombre con honor, pero parece que también contigo me equivoqué. —Digo.

JUEGOS DE SEDUCCIÓN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora