EL ENCUENTRO CON MAMÁ

29 11 18
                                    

MADDIE

Sentí un enorme frío recorriendo mi cuerpo, trato de abrir lentamente los ojos, la enorme luz del sol, me ciega siento un dolor en el cuello y una de mis piernas se siente con un enorme peso.

—Lo lamento no quería despertarte, pero supuso que tenías frio —escuche una voz ronca.

Abro lentamente los ojos, es Gael Harper, me asusto y rápidamente trato de sentarme, más el peso de la pierna de Santiago no me lo permite.

—Hola Gael, ¿Cómo estás? me he quedado dormida estuvimos hablando hasta tarde, él se quedó dormido y yo no sé en qué momento—me apresuró a decir.

—Hola Maddie, me da gusto verte aquí, no te preocupes gracias por venir a apoyar a mi hijo—Dice ofreciendo su mano para levantarme.

—No tienes que agradecerme sabes lo mucho que él me importa y también te aprecio demasiado. —digo con media sonrisa —¿puedo preguntarte algo? —cuestiono.

—Por supuesto —responde sin más sentándose en el siguiente sofá.

—¿Lo sabías? ¿Sabías que estaba viva? —Interrogó.

Me arrepiento de mi imprudencia, pero también necesitaba hacerlo,

—No, no lo sabía Maddie, por eso estuve fuera toda la noche no sabía cómo enfrentarlo, ¿cómo consolar a mi hijo? No sé cómo hacerlo y por eso no quería venir a casa —dice bajando la mirada hacia Santiago quien sigue durmiendo.

—Pero él te necesita, un amigo no es lo mismo que un padre —Aclaro.

—Lo sé, por eso vine, traté de localizar sus datos toda la noche, y lo logré, pero no sé cómo decirle —dice avergonzado.

Me da pena verlo así, Gael había sido como mi segundo padre siempre me quiso y me hizo parte de su pequeña familia, su casa era mi casa, y aunque paso tanto tiempo evitando la pérdida de su esposa, siempre busco la manera de hacer feliz a Santiago, aunque pocas veces lo lograra.

—Diles las cosas tal como las sientas. Créeme eso funciona con el simple hecho que tu padre se siente a tu lado a escuchar el dolor que te come por dentro, es un alivio —hablo nostálgica.

—Eres muy sabía, te agradezco todo —dice.

—Gracias, ahora debo irme, en casa estarán preocupados, además ustedes deben hablar, ¿me puedes despedir de él? Por favor —finalizo tomando mi bolso.

—Yo le diré, que tengas buen día, vete con cuidado —Termina dándome un leve abrazo y un beso en la mejilla.

Salí rumbo a casa, no sé en qué momento me quedé dormida junto a él después de conversar, mi teléfono no tiene batería así que me apresuro a llegar, para darme una ducha y desayunar.

Llegue a casa me aparque, necesitaba darme un baño y desayunar ya que no había cenado y el hambre hacía que mi estómago crujiera.

Al llegar al jardín vi a Ian parado allí.

—¿Ian? —Saludo llegando a él.

—Maddie vine a disculparme, — dice su mirada va directamente a mi vestido. El cual olvide que es malditamente pegado al cuerpo. —¿de dónde vienes? —cuestiona en un tono más serio.

—Te lo explicaré todo después ¿qué haces tan temprano aquí? —pregunte

—Vine a verte porque he estado llamando, pero no obtuve respuesta y me preocupé —dice mientras me sigue observando desorientado de pies a cabeza. —¿Dónde pasaste la noche Maddie? —cuestiona molesto.

JUEGOS DE SEDUCCIÓN (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora