Capítulo 5

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Dary

Está loco si cree que me voy a dejar.

Si algo me enseñó mi madre es a defenderme y nunca dejarme pisotear por ningún hijo de puta.  Nunca tuve problemas, obviamente nadie me determinaba.

Tal vez él estaba acostumbrado a que las mujeres le lluevan, que siempre estén dispuestas, no me imagino la cantidad de hombres que debe haber en este lugar igual a este pedazo de mierda. Haré lo posible por hacer algo de diferencia.

No puedo andar como un capibara por ahí toda mansa, abriéndole las piernas a todo aquel. Tengo que convencer a Roy para que me ayude sea lo que sea, esto no puede volver a pasar.

Algo me dice que puedo confiar en Roy.  
Así que bien decidida le hablo:

— Espera, espera. ¿Por qué te tardas tanto? - trato de hablarle con calma mientras el sigue besando mi cuello.

Él se asoma sorprendido y me sonríe.

— ¿Quieres que sea rápido? - dice muy seguro.

Rata asquerosa.

— Quiero acabar con esto ya, - aclaro para nada contenta - ¿Tienes preservativos o piensas meter tu polla así sin más?

— Por supuesto ¿Quién crees que soy?

Trato de sacarle conversación mientras paseo los ojos por la habitación.

— Bueno supongo que no eres tan descuidado si te follas a esas cinco mujeres.

Él se levanta un poco para colocárselo. Con mi mano derecha cojo rápidamente la lámpara que está en la mesa de noche y se la pego en toda la sien,  pensaba que la iba a partir, pero es de hierro, bingo dije dentro de mí.

Él intenta venirse contra mí, en tanto  yo le vuelvo a dar, esta vez  en el estómago a medida que le voy dando golpes la parte de arriba de la lámpara, la  bombilla  y tela se desprenden.

— Oh así te quería ver. Tú no me vas a venir a joder a mí. -  se concoge en la cama  agarrándose la cabeza.

— ¡Estás loca!  - grita.

Y en cuanto veo sangre aprovecho para  salir corriendo, abro el seguro de la puerta y con mi ropa toda rota. Recorro todo el lugar. Necesito encontrar a Roy.
Camino de aquí para allá.  Gracias a Dios parece no haber nadie en esta casa. De pronto veo una chica con un delantal.

— Hola - me acerco corriendo.

— ¿Qué haces por ahí? - me mira de arriba abajo.

— Necesito hablar con el jefe - le ruego - por favor, es urgente.

— El amo no te atenderá - Me dice muy segura.

— ¿Y El señor Roy? él me dijo que lo buscara enserio necesito su ayuda.

Lloro de nuevo. Ya no me debe quedar lágrimas.

— Él está arriba en la oficina con el amo pero no creo que - salgo disparada sin dejarle terminar - ¡Oye! no creo que sea buena idea. - me grita.

Al llegar,  dos  guardias en la puerta me detienen.
Empiezo a gritar el nombre de Roy no sé cuántas veces.

— ¡ROY! SEÑOR.

— Es la chica del avión.

— ¡SE QUE ESTA AHI!

Otro guardia sale y le dice a los otros dos que están afuera que me deje pasar.

¡Aleluya!

Cuando entro trato de no verme nerviosa aunque estoy temblando más que quien sabe.

Me apresuro. El tal jefe está de espaldas, al lado se encuentra Roy que me sonríe pero en cuanto me detalla bien frunce el cejo preocupado. - o eso parece.

Atrapada en la Mafia Where stories live. Discover now