Capítulo 4

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Al bajar por las escaleras, todos los hombres dentro del hostal, pitaron a las tres personas que venían en descenso. Wei Wuxian observó a cada uno de ellos y frunció el ceño. Por supuesto que no entendía por qué optaban por armar tanto escándalo, pero fue después de escuchar la voz de MianMian, que logró encontrarle una explicación.

--¡Adiós! ¡Buenos samaritanos! ¡Su hermosa princesa se va!

Varios se enojaron por la noticia, otros le gritaron que volviera pronto a la ciudad de Yumping. Mujeres como ella, tan bellas, no se encontraban en cualquier lado. En ese momento, Wei Wuxian no pudo terminar de ver el desenlace del espectáculo cuando Lan Wangji lo jaló hacia la salida del hostal.

El auto estaba preparado desde hace rato. Lan Wangji le informó al conductor que estaban listos, y éste abrió la puerta de la parte trasera. Lan Wangji permitió que Wei Wuxian entrara primero para luego él tomar asiento. Por otro lado, MianMian sabía que debía abordar la parte del copiloto, por lo que abrió la puerta, se dio media vuelta en dirección hacia el hostal, y terminó por despedir a cada uno de los hombres con besos al aire como si fuese una celebridad.

Cuando terminó su espectáculo, el auto empezó a andar. Wei Wuxian era el único que estaba atrás junto a Lan Wangji. Todavía el hombre de blanco sostenía con fuerza su mano atada. De seguro no se arriesgaba a soltarlo por si se le ocurría abrir la puerta del auto y así saltar. Wei Wuxian le causó gracia ese pensamiento. Por supuesto que pensaría en esa solución si buscaba la mínima oportunidad de escapar, pero no era el caso.

Todavía necesitaba saber donde estaba su maletín, así que se vio obligado en quedarse quieto hasta llegar a LanlinJin. Allí, mientras escuchaba a MianMian tener una especie de conversación con el conductor, dirigió su mirada de reojo hacia Lan Wangji.

Observó la seriedad que lo constituía mientras miraba hacia el frente. Con cautela se acercó un poco más, uniendo sus hombros con la idea de aproximar su boca a su oreja. --Caballero... Le recuerdo que espero y cumpla con su promesa. Apenas lleguemos a Jinlintai, me dará el maletín.

Wei Wuxian pudo observar cómo los ojos dorados de Lan Wangji le dirigieron de reojo la mirada.

--Si no lo hace, o no logra cumplir con su palabra... Sabrá de lo que seré capaz. Y tú serás el primero en sufrir las consecuencias.

Lan Wangji no respondió.

Wei Wuxian se le quedó mirando con el ceño fruncido. Lan Wangji decidió ignorarlo al regresar su mirada hacia el frente. En ese momento, Wei Wuxian dirigió su vista hacia la cinta blanca de su cabeza. Por alguna extraña razón, pensó que, si él perdía esa cinta blanca, de seguro comprendería lo que estaba sintiendo en estos momentos al temer que sus pertenencias se hubiesen extraviado.

La única forma en la que Wei Wuxian pudiera confiar en la palabra de este hombre, es que todo lo que le haya prometido, fuera real.

~~~

"Palacio Jin"
Jilintai, LanlinJin.

Esa noche fue bastante larga.

Por los lados del Palacio Jin, Meng-Yao había llegado de su largo viaje en tren, entrando a las adyacencias del elegante reino mientras varios sirvientes se le acercaban para saludar y, al mismo tiempo, le aligeraban el cargamento de su maleta y le ayudaban a refrescarse al quitarle la gabardina dorada. Cada uno de ellos fue agradecido amablemente por él. Después de acicalarse un poco, Meng-Yao ingresó a una de las salas de reuniones que era el sitio donde mayormente su Padre lo recibía con urgencia. Apenas ingresó, se encontró a sus amigos reunidos.

Cuando el tren viaja [MDZS]Where stories live. Discover now