Confesiones

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No pensé que se lo contaría en nuestro encuentro.

- Dilo - insiste - No ganas nada guardandolo en ti - Se encoge de hombros.

Tiene razón.

- Le he mentido a mi madre, a Maggie y a Jonathan - declaro sentada en el mismo sitio de hace media hora - los he herido, a Maggie y a Jonathan.

Aunque él no lo sabe aún.

- ¿No piensas arreglar las cosas? - pregunta tratando de hallar la manera de ayudarme.

Eso creo.

- De qué sirve arreglar algo que ya se rompió - me encojo de hombros.

- En todo caso ¿Qué pierdes intentándolo? - me devuelve la pregunta.

Volteo a verlo sentado a mi lado.

- ¿Dignidad? ¿Tiempo?

- Solo si piensas que arreglar las cosas con ellos es perderlo ¿es así? - contesta.

Paseo mi mirada por nuestro entorno, revisando cada cosa que nos rodea y pensando en lo que debo hacer.

- Son personas que están ahí para ti - lo trato de interrumpir - Y aunque insistas en el hecho de no habérselos pedido, tampoco los expulsaste de tu vida. Los querías contigo. - señala - sólo que no te atreviste a decirlo en voz alta.

Miro arriba.

¿Qué debo hacer?

¿Qué tengo que hacer para que deje de leerme tan bien?

- Debiste estudiar psicología- acoto de la nada.

Se encoge de hombros pero niega. Es una forma torpe de desviar la conversación pero resulta o se deja.

- No, elegí lo correcto - me da a conocer.

- ¿Por qué estás tan seguro? - le pregunto.

Ladea la cabeza.

- Porque puedo leerte solo con verte- sus ojos se posan en mi.

Aunque el brillo de sus ojos parece de otro mundo, se lo atribuyo al perfecto reflejo de la luz del sol en sus ojos miel.

- Eso también hacen los psicólogos, en general cualquiera que vea por la salud. Evalúan a sus pacientes desde el primer segundo - comento.

- Pero yo no ayudo a solucionar nada, yo solo muestro lo que mi arte me permite. - no tengo réplica ante esa respuesta.

Es una diferencia enorme. El no brinda soluciones, el no juramento velar por el bienestar de nadie. El promete explorar y revelarte, dar a conocer y expresarse.

- Esta bien, prometo arreglar el tema - suspiro regresando al asunto del que hablábamos.

- No me lo prometas a mi, promete eso a ti. Tu eres quien los quiere de vuelta y por quien debes actuar. Tú y solo tú. - asiento sin despegar mis ojos de los suyos.

Bajo la mirada unos segundos después.

Yo, yo y solo yo.

No por el resto, sino por mi.

- Me prometo no dejar que la gran amistad con Maggie muera, me prometo mantener mi sociedad con un compañero como Jonathan.

- ¿Y a tu madre? - pregunta curioso.

- Me prometo no dejarme disuadir por ella, me prometo no mentir en lo que en verdad quiero.

El silencio se vuelve un ruido permanente entre ambos. No imagine en mis 21 años de vida, contarle a él sobre esto.  Es como contarle a un extraño que encuentras en la calle sobre tus problemas, no sabes porqué, no buscas soluciones, solo poder contarselo a alguien que desaparecerá igual como lo encontraste. Así insignificantes somos el uno para el otro.

¿Qué se hace a los 21? [En Proceso]Место, где живут истории. Откройте их для себя