Capítulo 35.

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Holaaaaa! Cómo están? Yo muy ansiosa porque el viernes que viene me voy de vacaciones! En finnnn los dejo con su lectura, bye!

Ig: agnes.amaral1
X: amaralagnes01
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Me desperté antes de que sonara la alarma. El calor era insoportable, intente moverme pero no podía, Zev se aferraba a mi cuerpo con fuerza y yo necesitaba con urgencia ir al baño. Intente moverlo sin despertarlo pero falle.

—¿A dónde vas? —Murmuro con voz gruesa y adormilada sin abrir los ojos.

—Necesito ir al baño —respondí dejando un beso en su pecho.

Sonrió, asintió y me soltó. Me levante y lo mire acomodarse dejando un espacio para mí. Creí que sería más tarde pero apenas eran las tres de la madrugada, lo cual me alegro pues tendría más tiempo para dormir. 

Cuando salí del baño lo miré en el mismo lugar durmiendo plácidamente. De repente me encontré mirándolo fascinada, estaba completamente desnudo en mi cama, la manta lo cubría hasta las caderas. Tenía una mano debajo de la almohada y la otra estirada en mi dirección. Estaba satisfecha con el hecho de que estuviera en mi cama, sobre todo después de saber que jamás pasaba la noche con ninguna chica de las que se follaba. No había querido tomar una ducha después de estar conmigo y definitivamente no quería estar lejos de mí. Nos limitamos a seguir charlando entre besos y caricias. Escucharlo respirar así de relajado y tranquilo mientras dormía plácidamente me lleno el alma. Siempre que divagaba mágicamente llegaban pensamientos sobre él y me invadían, se instalaban por completo en mi mente, unos más apropiados que otros. ¿Qué podía hacer? Quería tenerlo cerca aunque solo fuera en mi mente.

Deseaba envolverlo en mis brazos, tal como él lo hacía conmigo y que sintiera mis manos frías en ese cálido abrazo de otoño. Quería acariciarle el cabello y rozar sus oídos con mis labios para provocarle ese escalofrió que él causaba en mí. Quería tentarlo y alejarme lentamente mientras él volvía a acercarse para alcanzar mis labios y en cuanto los tocase, cerrar los ojos y dejarnos llevar. Quería pasarnos un buen rato revolcándonos en la cama, en el piso o en el sofá del salón, frente a la consola encendida o en la cocina a mitad de una preparación. Lo haría llorar sus penas y desahogarse para que al finar acabásemos dándonos apasionadamente todo el amor que tenemos en nosotros por el otro. Caricias suaves, miradas borrosas entre gemidos y suspiros, palabras innecesarias, decir su nombre y el mío. Sobre todo quería borrar todos las memorias que teníamos con otras personas y reducirlas a la nada, remplazarlas por nosotros. Solo nosotros dos en el universo olvidándonos de todo.

Por un momento medite sus palabras. Él deseaba que yo fuese más atrevida y menos tímida, que tuviera la iniciativa de iniciar algo entre nosotros. Por un momento pude imaginarlo. Sus manos sobre mi cintura, moviéndome de forma delicada, sin hacernos daño, solo placer. Nuestras bocas tan cerca, sentir nuestras respiraciones rozando nuestros cuerpos. Quitarle el cabello alborotado de la cara mientras deslizo mis uñas sobre su mejilla hasta llegar a su cuello y después seguir hasta su abdomen. Besar sus clavículas y lamer su cuello, que se excite tanto que acabe desgarrándome la camisa y sujetándome las muñecas detrás de la espalda. Que él se inclinara para besarme tocándome y desabrochando mi brasier, explorando mis pechos quitándome el control para tomarlo él. Yo sentada sobre él, con el calor subiéndome a la cara, rogándole que me haga suya y buscar desesperada la pretina de su pantalón. Frotarme contra su sensibilidad, sus manos ocupadas con mis pechos mientras una de ellas se desliza hasta ahí abajo y note lo húmedo que se siente. Me acariciaría así un rato sin fuerza, su lengua dentro de mi boca hasta hacerme perder la noción de tiempo y de repente pararía, me despegaría de su cuerpo y me pediría que me detuviera para entrar en mí y tomarme si contemplaciones hasta hacerme explotar de placer.

El chico de la azotea.Where stories live. Discover now