Capítulo 4.

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Holaaaa! Nuevo lunes de actualización🐞

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—No me puedo creer que esté haciendo esto.

Sonrió mientras se concentraba en vendar la palma de mi mano y parte de mis dedos.

—Zev... no... ¿y si me lastimo?

—No vas a golpearlo con tanta fuerza, y te dire cómo hacerlo, estarás bien.

Lo mire dudosa.

—Laine yo jamás te pondría a hacer algo para dañarte.

Asentí sin decir nada más. Me veía patética con ese vestido largo y las manos vendadas frente a un imponente saco de boxeo.

Se posicionó detrás de mí.

—Pie derecho adelante —lo hice sin protestar —es para que tengas un mejor equilibrio. Manos en puños, el primer golpe siempre va arriba y el otro al costado.

Su mano rodeó la mía cubriendo mi puño por completo guiándome para dar el primer golpe, incluso a través de su mano se podía sentir lo duro y pesado que estaba el saco. Con la otra mano hizo exactamente lo mismo, mi cuerpo tembló con nervios, él estaba demasiado cerca de mí y nos movíamos en completa sincronía.

—¿Lista para hacerlo tú sola? —susurro en mi oído, su cálido aliento me acarició.

—Si.

Hice exactamente lo que él me dijo solo que con menos fuerza, el costal apenas y se movió pero eso había sido un logro para mí que era la primera vez que lo hacía.

—¡Es muy pesado! —me queje.

—Se va a mover dependiendo de la fuerza del golpe. Como lo estás haciendo está bien no quiero que te lastimes.

Volví a dar algunos golpes, lo más que aguante, mis nudillos y el dorso de mi mano comenzaban a doler.

—¿Cómo dices que no duele? —me queje sobándome.

—Te compraré unos guantes no te preocupes.

Me reí y él sonrió, acomodo un mechón de cabello detrás mi oreja.

—¿Qué tal la cita?

—Bien.

—¿Bien?

—Bueno. Muy bien.

—Eso no suena convincente. Odiaría tener una cita con alguien que dijera que fue "bien".

—¿Tú que sabes que tus citas no dicen eso?

—Sencillo. Yo no tengo citas. Voy a lo que es y punto.

—¿Y punto?

—Si.

—O sea que...

—¿Solo tengo sexo? Pues si, ya te lo he dicho las novias no me van.

—¿Y no vuelves a hablar con ellas?

—¿Por qué tan interesada?

—Solo curiosidad.

—Pues no, no vuelvo a hablar con ellas, ¿para qué? Si ya me han dado lo que yo quería.

—¿Sabes qué hay quienes esperan tu llamada no?

—Ese ya no es mi problema. Siempre les digo antes de hacerlo y aceptan, en ese momento comienza a ser su problema.

I D I O T A.

—Eres un cínico —dije irritada.

—No. Solo soy sincero.

El chico de la azotea.Onde histórias criam vida. Descubra agora