Capítulo 26.

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Holaaaaa! Cómo están? Nuevo capítulo, quiero contarles que al escribir esto me dieron tantas ganas de meterme y abrazar a Laine fuertemente!

Ig: agnes.amaral1

*NO SE OLVIDEN DE VOTAR*

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—¡Laine! —Grito mi madre furiosa en cuanto entre a la casa, claro que ella llego más pronto pues se quedó las llaves del auto . —¡Discúlpate!

Mi tía estaba sentada en el sofá abanicándose y con la cara roja de tanto llorar. Maldita hipócrita.

—¿Por qué la invitaste?

Mamá cerro los ojos al borde de perder la paciencia, mientras que mi tía exclamo al escuchar la pregunta.

—Laine. ¡NO LO VOY A DECIR OTRA MALDITA VEZ! ¡DISCULPATE! —Gritó temblando de la rabia.

—No.

—Laine...

—Que se disculpe ella primero.

—Laine... ella es tu mayor...

—Si, y no por ser mayor se abstiene de decirme ese tipo de cosas, ¿Por qué voy a detenerme yo?

—¡Porque le debes un respeto!

—¡Y ella a mí también! ¡Y toda mi puta vida se ha basado en escuchar a tus malditas hermanas hablar de mí y de mi cuerpo sin que tú les pongas un alto! —Le grite enfurecida —. ¡Si no lo haces tú yo voy a defenderme!

—¡Cuida tus palabras que yo jamás te hablo con groserías!

—¡Pues yo sí! Mira; puta, puta, puta, putaaaaaa —grite por los aires.

Se lo infantil que fue eso, pero también sé que la irritaba tanto que solo la haría enojar más y eso quería, que sintiera un poco del enojo que yo tenía en ese momento.

—¡Laine cállate de una vez!

—¿Me callas a mí, pero no la has callado a ella? —La señale. —¡Yo soy tu hija!

—¡Y yo soy su hermana!

—¡Usted cállese que no le estoy hablando!

—¡Laine! —Grito mamá al borde de las lágrimas gracias a la furia que estaba sintiendo.

—¡¿QUÉ?!

—¿Qué está pasando aquí?

Las tres dimos un respingo al escuchar el grito de Lowell.

—Laine está de grosera con tu tía y no quiere disculparse.

—Como siempre la mala soy yo, ¿no?

Mi tía me miraba a la espera de una disculpa con un asomo de sonrisa como diciendo "gane". Pura mierda, le devolví la mirada. De ninguna forma su postura de reto le iba a ganar a la mía.

—Laine solo discúlpate —dijo Lowell derrotado.

—¡Váyase a la mierda! —Le grité y salí de la casa prácticamente corriendo y maldiciendo por la condición de mi tobillo.

Necesitaba estar sola, necesitaba respirar y pensar todo.

Lo que jamás te dicen de la vida es que siendo adulto tienes el poder de destruirle la vida a un niño de formas tan sencillas que ni siquiera puedes notarlo. Nadie te cuenta que un comentario acerca del cuerpo de alguien puede causarle una inseguridad de por vida, ser adulto es una de las responsabilidades más grandes que hay en la vida y eso pocos lo sabemos.

Cuando era pequeña recuerdo clasificar a las personas como ángeles y demonios, después de que un día escuché en la iglesia decir lo que era bueno y malo. Los ángeles eran quienes me hacían sentir bien y lo demonios quienes me dañaban, en la segunda clasificación era donde entraba la familia de mamá, aquellos que no paraban de opinar acerca del cuerpo de una niña siendo ellos unos adultos. En ocasiones creemos que ese comentario se les olvidara o que no le tomaran importancia y termina siendo todo lo contario. Poco se habla de la doble moral de los adultos, de cómo tú no puedes responder a una agresión que viene de ellos porque entonces serias un mal educado, pero ellos si pueden agredirte sin tener ninguna consecuencia. Por comentarios acerca de mi cuerpo mis inseguridades explotaron casi hasta llegar al cielo, no quería que nadie me viese, ni si quiera yo quería verme.

El chico de la azotea.Where stories live. Discover now