Matrimonio (2)

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— ¿Por qué no? — Limpio con su boca y lengua

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— ¿Por qué no? — Limpio con su boca y lengua.

— Es ahm, asqueroso. — Susurró, viendo entre sus dedos al mayor.

— No lo es. — Lamió sus propios labios, con una sonrisa, agarró con suavidad el cuerpo del contrario para quitarse lentamente del interior del pelinegro.

—  Pero tú aún no...— Se interrumpió así mismo, regulando su respiración. Tom negó. — No te preocupes, lo solucionó yo, tú terminaste. — Besó los labios del menor.

— Déjame ayudarte. — Trató de alzar sus piernas, que estaban temblorosas.

— ¿Qué tratas de hacer? — Preguntó ayudando a su novio, sujetando sus piernas temblorosas con fuerza, ambas unidas.

— Aquí. — Señaló sus muslos. — Solo...acaba ahí. — Dijo con un sonrojo en sus mejillas.

El mayor sonrió complacido, agarrando con gentileza las piernas, mirando un rato aquella cicatriz en la izquierda. — No pienses en eso, continúa. — Habló el pelinegro al percatarse de la mirada del mayor.

Tom asintió, sonriendo nuevamente, apegó los muslos con sus manos, metiéndose lentamente entre ellas. Suspiró profundamente por lo bueno que era, se froto sin descaro entre los muslos, apretando y acariciando suavemente las piernas.

Bill observó como se complacía el mayor, vió como la erección se metía entre sus muslos, viendo la cabeza entrar y salir. Trago saliva, tratando de no volver a excitarse, decidió subir su mirada al techó, escuchando los gemidos del mayor, mordió su labio, apretando sus muslos para ayudar al contrario.

Finalmente luego de un rato, pudo sentir como el líquido salpicaba su estómago, pecho y un poco sus labios, le dió una mirada al mayor mientras con su lengua lamía su labio inferior, tragando del reciente orgasmo que tuvo el trenzado.

— Que visual. — Se tiró al lado del pelinegro, agarrando su cuerpo.

— ¿No deberíamos ir a tomar una ducha? — Susurró, sintiendo su cuerpo pegajoso por el sudor y otra cosa más.

— Deberíamos, pero no quiero. — Se opuso, abrazando con fuerza al menor.

— Aún es de día, ¿Estaremos toda la tarde en cama hasta el día siguiente? — Preguntó con una sonrisita.

— Si. — Sonrió infantil.

— Al menos tomemos un baño, y luego nos acostamos, podemos ver una película. — Se emocionó por su idea, liberando su cuerpo del agarre del mayor, para pararse de la cama.

— ¡Espera! Yo te ayudó. — Se paró rápidamente, agarrando al pelinegro.

— Estoy bien, puedo caminar. — Empujó suavemente el cuerpo contrario.

30 Días (Toll)Where stories live. Discover now