GELLERT GRINDELWALD.

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Gellert Grindelwald - Augurio.

Algo andaba mal, lo podías presentir. Tus pies descalzos impactaron con el suelo de manera lenta y con suavidad, y empezaron a dirigirse en dirección a la cocina, giraste el pomo de tu habitación y saliste.

Notaste a tu hermano en el sofá, cerraba los ojos y presionaba uno de sus manos contra su frente, tu ceño se frunció, algo andaba mal.

— ¿Qué haces a esta hora aquí? —cuestionaste tomando asiento a su lado.

Albus esbozó una sonrisa débil, no quería preocuparte, lo supiste de inmediato, también supiste, o al menos te imaginaste, que algo tendría que ver con los planes de tu hermano y de tu novio por encontrar las Reliquias de la Muerte y liderar una revolución mágica para poner fin al Estatuto Internacional del Secreto Mágico.

— Dime la verdad, Albus. ¿Gellert está bien?

Él suspiró, borró su sonrisa y entonces, con esa mirada que te dio, te diste cuenta de lo mal que estaba la situación.

— Es sobre Aberforth, él no está de acuerdo con nosotros —te dio otra mirada, tu preocupación se incrementó—. Quiere pelear.

Tal y como lo dijo Albus, nuestro hermano quiso pelear, me había puesto de lado de mi novio en todo momento, aunque eso me distanciara y me hiciera enemiga de Aberforth; todo parecía marchar bien, pero de un momento a otro todo cambió, Ariana, nuestra hermana, estaba en el suelo, uno de los hechizos había impactado en ella asesinándola. Me lancé a su cuerpo entre lágrimas, todos se detuvieron y mis hermanos se acercaron a consolarme y a llorar también por la muerte de Ari.

Sentí la mirada de Gellert, no quería verlo, de pronto sentí coraje hacia él, hacia Albus, hacia Aberforth; ellos tres habían sido culpables de la muerte de mi hermana.

— ¿Ahora están contentos? —Grité con furia, estaba siendo injusta porque yo también había elegido un bando y eso me hacía automáticamente participe.

Albus me dio una mirada de pena y entonces entré en crisis, me volví a acercar al cuerpo de mi hermana y solté una débil risa.

— Ella solo está jugando, es nuestro juego de niñas, ver quien aguanta más conteniendo la risa. Es su forma de apaciguar las cosas.

Mis manos empezaron a temblar, no podía resistirlo más, fue justo ahí cuando Gellert me abrazó sosteniéndome y evitando una caída abrupta contra el suelo. Lloré en su pecho y antes de que mis hermanos me lograsen apartar de mi amado, sentí como Grindelwald creaba una niebla azul y desaparecíamos en ella.

Pasé los días con él, si bien mi pena no había desaparecido, estar con él me había calmado considerablemente, aunque a pesar de su grata compañía había bajado unos cuantos kilos y mis ojeras se habían marcado más de lo que me hubiera gustado.

— Algún día todo esto habrá valido la pena, lo prometo.

Un beso impactó sobre tu frente y asentiste aferrándote a los brazos de tu novio, te sentías segura con él, eso era un hecho, y ahora sentías que todo iba a mejorar, tenías un buen presentimiento.

— Te amo, Gellert.

Tus hermanos te estaban buscando y sabías que no iban a detenerse hasta que te apartaran de Grindelwald. Tu novio no iba a permitir que eso sucediera y por alguna extraña razón eso te encantaba, aun cuando significaba estar enemistada de tu familia.

— Albus y Aberforth vendrán por mí —hablaste en un susurro.

Él sonrió débilmente de lado y asintió, después de eso mencionó las palabras que más te encantaban escuchar.

— Que lo intenten, no creoque puedan —respondió acercando sus rostros—. Ahora eres mía.


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Aún no me creo que este actualizando tan rápido, necesito un premio o algo.

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⏰ Last updated: Feb 26 ⏰

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