[Las advertencias de la Muerte]

46 4 0
                                    

Muerte sabe que no es propio de un ser con escrúpulos como los de su especie entrar al reino de un soberano sin su permiso. Aquella regla fue impuesta por su hermano Destino, a modo de imponer la buena convivencia entre sus hermanos con sus respectivos reinos. Podrían ser familia, pero los buenos modales no deben ser olvidados.

Sin embargo, cierto Eterno le pareció divertido volver a sus andadas y jugar con la paciencia del hermano mayor al que divierte molestar; y ahora, con una severa consecuencia a su cargo, necesitaba ser puesto en su lugar. Y aunque ése era el papel de Destino, por esta vez ella se encargaría de hacerlo.

Es por eso que era sorprendente para ambos (uno porque fue testigo y el otro porque lo hizo), que Muerte había entrado sin permiso ni avisar al Umbral. El soberano de dicho reino estaba estupefacto cuando ella apareció, mientras ordenaba sus perfumes en su anaquel.

— ¡Hermana! Que agradable sorpresa. —Deseo la recibió con una sonrisa, que se fue borrando de su rostro cuando ella se acercó y notó su semblante asesino en su rostro. Definitivamente no sería una agradable sorpresa.

—Agradable sorpresa, ¿eh? —habló la Parca, mostrando su evidente furia antes su descerebrado hermana-hermano que era lo suficientemente bastardo como para fingir inocencia. —Sé perfectamente que fuiste tú, Deseo. Ya fuiste demasiado lejos.

—No creo que te cueste mucho que me confieses de qué estás hablando. —simuló confusión e incredulidad, haciendo un vago intento de ocultar su burlesca sonrisa.

— ¿De qué estoy hablando? —Muerte apretó los dientes. — ¡¿DE QUÉ ESTOY HABLANDO?! —gritó, causando un ligero jumpscare en su hermano. —No te hagas el inocente corderito porque no te sale. Me refiero a tu maldita broma.

— ¿Cuál broma? —El eterno de los Deseos preguntó, ladeando la cabeza como un perro curioso.

¡¡ESOS MALDITOS CHOCOLATES QUE LE DEJASTE EN SU TRONO!! 

 Aquel estallido de una furiosa e impasible Muerte causó que el corazón del Umbral sintiera un temblor en el lugar debido a lo fuerte del volumen de su voz. Si hubiera sido un demonio, un humano invasor o sus propios padres, Deseo ya los hubiera corrido de su reino por su gigantesca falta de respeto y le negaría nuevamente la entrada; sin embargo, era su hermana mayor quien se dirigía de esta manera con ellos y ahora tenía que defenderse.

—Ah, sobre eso... —comenzó a vacilar. —No entiendo por qué tanto alboroto por eso, solo son unos simples chocolates.

—No te atrevas a hacerte el ingenuo porque sabes perfectamente que no son "simples chocolates". Les pusiste algo para perjudicar su salud y su relación con Hob.

— ¡Oye, oye, oye! —aquello lo molestó y genuinamente lo dejó sin palabras. —No pretendo arruinar su relación, nunca estuvo en mis planes. Sólo era una simple broma y ya.

— ¡No es una simple broma, Deseo! ¿Qué carajos fue lo que les pusiste a los chocolates? —preguntó, ya cansada de no llegar a ninguna parte. Deseo intenta apartar su mirada, nervioso. —No te atrevas a mentirme, ¿qué le pusiste a los chocolates?

—No es nada venenoso ni peligroso, sólo una poción afrodisiaca que hice hace poco. —confesó con el ceño de un niño que teme ser castigado por su travesura. —No utilicé un frasco entero, sino unas gotas a cada chocolate. No es gran cosa.

— ¿No era gran cosa, dices? ¿Para tener las agallas de poner mi nombre en los chocolates? —aquellas preguntas hechas por Muerte habían logrado que Deseo se diera cuenta de que se había metido en un lío.

— ¡Era la única manera de que él cayera en ella! No es mi culpa de que tú tenga una relación de hermanos con él y yo no. —se quejó con los brazos cruzados, poniendo un puchero. Truco que definitivamente no le salió, debido a que Muerte le había dado un jalón de oreja capaz de casi arrancarla (justo en la misma oreja donde Desespero le había lastimado la primera vez). — ¡¡OW!!

💛[Un Amanecer Eterno]💛Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang