[Una visita desde el sueño]

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ADVERTENCIA: Contenido +18.
P.D. Es mi mejor intento de hacer esta parte n0p0r, así que no se burlen.


El cansancio de la universidad no era para nada comparado con el estrés que había vivido en el New Inn hace unas horas. Y todo había iniciado por un cliente terco que se negaba a irse.

Desde que fue por su tercer tarro de cerveza, se dió cuenta que se volvería para largo si no le daba la cuenta. El cliente se negó a pagar y ahí comenzó la bronca. Sus meseros y él se vieron obligados a sacarlo a patadas. Aumentando el hecho de que venía acompañado de un adolescente que no buscaba pleito y que ni siquiera quería estar en el bar junto al tipo, que más tarde se reveló que era su padre.

Aquella situación lo llevó a un estado de deja vú al recordar a su hijo Robyn, luego de preguntarle al menor que edad tenía. Aquel pobre muchacho que fue víctima de una pelea en un bar por los años 40.

Eso y una llamada a la policía, hicieron su día un desastre.

Ahora se encontraba en su departamento, recién bañado y con un shorts puesto, dejando su pecho casi marcado y con vello corporal en sus pectorales, brazos y piernas. Cepillando su cabello castaño largo para poder dormir con comodidad.

Afortunadamente, mañana sería fin de semana y no tenía mucho que hacer sobre la universidad. Por lo que podía relajarse antes de irse a dormir.

Apagó su móvil, cerró la cortina y se dispuso a tratar de descansar. Lo cual no sería tardado, porque estaba muy exhausto.

Apenas pudo cerrar los ojos, Hob soltó un suspiro que lo envío a su estado onírico como lo hacía todas las noches.

Esperando que su bello y eterno novio lo recibiera con los brazos abiertos.

[•••]

Se encontró vagando sin rumbo en el espacio. Tal vez en uno de los hábitats del inmenso reino. Aún vistiendo sus shorts de pijama, Hob se dispuso a buscar a su pareja.

Lo cual no tardó mucho, porque él se encontraba esperándolo. Aquel bello ser cuya apariencia cambia a su antojo y placer. Con su distinguido cabello negro con pequeñas estrellas en él. Su piel pálida de porcelana y sus ojos. Esos ojos que contenían una y miles de constelaciones que no sabría contar.

Portando como única vestimenta, una bata que se podía perderse entre el espacio a su alrededor.

—Hola, paloma. —habló Hob, con una sonrisa teñida de carmesí.

La respuesta a su saludo fue una sonrisa, cuya mirada no era nada más que picardía y coqueta. Después procede a acercarse y tomar su rostro con ambas manos, haciendo que por inercia él tomara su pequeña y frágil cintura. El Eterno lo mira, con una devoción que no esperaba ver desde el primer encuentro que tuvieron luego de cerrar el acuerdo de los cien años.

Te estaba esperando, mi amor. Ansiaba tu llegada. —la voz del rey de los sueños sonaba grave pero muy melosa. Algo que sorprendió mucho al inmortal.

—Lo mismo digo yo, ansiaba poder verte. Tuve un día de la mierda. —dijo intentando mantener su enojo por dentro.

El Eterno, tomando su mejilla y acariciando con gentileza, lo mira con ternura. —Aww, mi amado. ¿Quieres que te ayude a relajarte?

💛[Un Amanecer Eterno]💛Where stories live. Discover now