Cuando llegamos a mi casa lo saludé a Andrew con un beso.
-¿Puedo entrar?
-¿Eh?
-¿Puedo entrar a ver?
-Ah... Sí...
-Solo si querés, sino me voy y listo.
-No, no entrá, pero está todo desordenado.
-Na, no pasa nada, vivo con una hermana de catorce años, estoy acostumbrado al desorden.
-Bueno, no hay mucho que mostrar, es bastante chico, pero se puede decorar y que quede lindo, supongo.
-Me gusta.
-¿En serio?
-Sep, está bueno que es chico y lo podés mantener fácilmente, además de que tener todo un espacio para vos solo.
-Fácilmente.... ¿Qué era fácilmente?
-Es como hacer algo de forma fácil.
-Ahhhh ok, ok. Entonces sí, supongo que es más fácil.
Entramos a mi habitación, llena de cajas y con solo un colchón inflable tirado en el piso.
-Creo que eso está pinchado.- Digo señalándolo.
-¿No tenés un colchón?
-Nop. Ni plata para comprar uno. Debería conseguir un trabajo.
-Deberías. Si querés te ayudo.
-¿Seguro?
-Sip. ¿Qué te gustaría hacer?
-La verdad no sé, solo necesito un lugar donde trabajar y conseguir plata como para comer. Aunque mejor si no me alcanza para comer.
-No es mejor, y podes trabajar en una cafetería o así.
-Sí, solo...- Solo me da muchísimo miedo hablar con la gente- no me gusta ese tipo de trabajo.
-Bueno, ¿qué cosas te gustan?
-Leer, escribir y cocinar.
-Mmm... son trabajos que llevan tiempo, te diría que trabajes como mesero o algo parecido.
-Sí, lo que pasa es que soy... bastante antisocial, esos trabajos no van conmigo, pero puedo probar.
-Aver, probemos.
-¿Qué?
-Probemos. Yo te digo lo que quiero pedir y vos me tomás la orden.
-...Ok.
-Solo no hagas como el mesero del restaurante que ni nos dio la carta.- Dice entre risas.
-Jaja, voy a intentar.
-Ok, entonces te pido un licuado de banana y un tostado.
Devuelta ese miedo, no tanto como cuando hablo con otras personas, pero ese miedo de que me estén examinando de pies a cabeza a ver si tengo algún defecto, y ni hablemos de mi acento.
-¿Matteo?- Sacudo la cabeza.
-Perdón, me concentro, pero, ¿licuado de banana y tostado?
-Fue lo primero que se me ocurrió. Entonces, un licuado de banana y un tostado por favor.-Hago el que anoto y digo:
-Ya se lo traigo.
-Muy bieeen.
-No es tan complicado decir solo una oración.
-Por eso, no hay que tener muchas habilidades para que te den el trabajo.
-Es verdad.
-Contame de tu familia.
-¿Eh?
-No sé casi nada de tu familia.
-Sabes cómo son mis papás conmigo.
-Sí, pero de tu familia en general, ¿Cómo son?
-No sé, nunca me hable mucho con mis abuelos, ah, son españoles, por eso sé español, aunque no mucho.
-Yo creo que sabés re bien español.
-El acento no me lo sé.
-Se va practicando, además es re difícil el acento de Argentina.
-Bueno... te sigo contando, no tengo tíos maternos, pero tengo un primo que nació hace poco.
-¿Por qué viniste a Argentina?
-Oh. Porque mis papás vieron fotos lindas.
-¿En serio?
-Sep. Aveces son bastante boludos mis papás.
-Ey. Mirá, ya te sabes un insulto en español.
-Sé bastantes, pero no los digo porque se me nota mucho mas el acento.
-A mí me gusta.
-A mí no.
-Tenés que dejar de auto criticarte tanto.
-Es difícil
-Te entiendo.
YOU ARE READING
Más allá de las sombras
RomanceMatteo se muda de Italia a Argentina, pero no parece gustarle demasiado, hasta que conoce a Andrew. Andrew es un chico bastante creativo y sociable, lo que hace que Matteo se sienta muy bien a su al rededor, o quizá es por otra cosa. Advertencia, es...