55-Matteo

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Lunes 25 de diciembre

12:54

Ya casi llegamos a la casa de la abuela de Andrew, tengo miedo.

Voy a conocer a su familia.

Su mamá y hermana también van a estar ahí.

¿Y si piensan algo malo de mí?

¿Y qué si decepciono a su mamá y no quiere que esté conmigo?

Me aferro a Andrew, estamos en su bicicleta, está fresco y hay viento, me gusta este clima.

—¿Qué pensás que van a pensar de mí?—pregunto.

—Que sos re buena persona.

—No lo soy.

—Sí lo sos. Si no fueras buena persona no estarías yendo a la casa de mi abuela.

—No tiene nada que ver, solo no quiero que te diga todos esos comentarios homofóbicos.

—Por eso.

—¿Por eso qué?

—Nada, nada—. Ríe, pero no lo entiendo.

Decido no responder y solo me quedo viendo su pelo.

—Los Italianos tienes rasgos faciales muy lindos...— suena un poco triste.

—Sí, bueno, soy la excepción.

—Mentira, vos sos hermoso—. Hace una pausa—Y yo... bueno—ríe, pero de esas risas tristes.—yo soy yo.

—Eso es lo que más me gusta. Que seas vos.

—O sea, sí, pero físicamente...

—También me gusta. Me gusta todo de vos.

—Sólo conocés lo que te muestro de mí.

—Seguro me gusta lo que todavía no conozco de vos.

—No diría lo mismo... Ah, llegamos—se baja de la bicicleta mirando hacia el suelo.

Los nervios y la ansiedad me recorren todo el cuerpo. No quiero acercarme a su casa. Quiero irme.

Toca el timbre y se asoma una señora que parece de unos setenta y algo, bastante bajita, de pelo por los hombros y una remera blanca larga.

—Hola, Andrew, ¿A quién trajiste?—hace una pausa—No me digas que es tu...—pone cara de asustada y disgustada, no mentía cuando decía que era extremadamente desagradable.

—Sí, abuela, es mi novio, ¿algún problema?

—Ay, dios... miren, mejor pasen, tu hermana y tu mamá están por llegar.

Pasamos por su puerta y su casa es bastante grande, tiene cuadros de gente que supongo serán familiares suyos y varias decoraciones viejas.

Nos dirigimos al patio, es enorme y tiene una pileta gigante, nos acomodamos en una parte que tiene piso.

—Y, bueno, ¿cuál es tu nombre?—Pregunta la mamá de Andrew a penas nos sentamos en unas sillas.

—Ah, Matteo.

—Que lindo... yo soy Mora.—hace una pausa—¿y tus papás saben que sos...?

—¡Abuela!—Interrumpe Andrew, que está al lado mío.

—¿Qué? Sólo quiero saber.

—Dios. No tenés que responder, Matteo.

—Ah...—las palabras no me salen de la boca.

Más allá de las sombrasUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum