Capítulo 15

Mulai dari awal
                                    

Esta vez, cuando su mano encontró mi cuello, lo hizo con una firmeza que me tomó por sorpresa, transmitiendo un dominio que me hizo jadear de anticipación.

El placer se apoderó de mí con una fuerza arrolladora, y los gemidos de éxtasis se escaparon de mis labios mientras me entregaba por completo al torbellino de sensaciones. Mis párpados se cerraron instintivamente.

Duro y sin piedad, Nathan me penetraba mientras que con su boca devoraba mis pechos sin dejar de sujetarme el cuello.

***

Desperté en medio de la cama de Nathan, boca abajo y desnuda, las sábanas enredadas a mi alrededor. Una punzada de dolor atravesó mi cabeza y me sentí aturdida mientras me incorporaba con cuidado, sentándome en el colchón.

Busqué a Nathan con la mirada, pero no lo encontré en la habitación. Mis ojos recorrieron cada rincón, cada detalle del espacio, incluido el sector de la cocina, pero él no estaba por ningún lado. Incluso agudicé el oído, esperando captar algún sonido que indicara su presencia en el baño, pero reinaba el silencio.


Me levanté con determinación, buscando mi ropa abandonada en el baño y mi móvil. Una vez lista, salí de la habitación con los zapatos en la mano. Mientras caminaba hacia el ascensor, se abrieron las puertas y de él emergió Dan.

—Hola—lo saludé, mi voz sonaba débil y confusa.

Sabía que él estaba tratando de evitarme, pero al ver que no tenía más opción que enfrentarme, salió del ascensor con un suspiro y se detuvo frente a mí.

—El destino parece empeñarse en cruzar nuestros caminos— soltó con una ironía malhumorada.

—Estamos compartiendo el mismo techo, no es sorprendente—respondí.

—¿Podemos dejar de hablarnos, Evangeline? —soltó sin filtro.

Aquella pregunta me golpeó como un puñetazo en el estómago.

—Dame un motivo y puede que no te hable más—me crucé de brazos.

DAN TELESCO.

Obstinada e insistente. Así podría describirla. Por más que la situación me esté superando al encontrarla aquí, no puedo dejar de ver el enorme chupetón que tiene en el cuello.

Con el cabello castaño oscuro enmarañado, los zapatos en su mano y sus ojos verdes brillando como si le hubiesen dado la revolcada de su vida, Evangeline estaba frente a mí en el pasillo. Pero, ¿por qué demonios estaba aquí si su habitación estaba en otra sección del piso? La única habitación que ella podría haber visitado es la de...

—¿Te acostaste con mi hermano? —la pregunta sale de mi boca en un tono acusativo que ni yo puedo contener.

Evangeline abre la boca para decir algo, pero nada sale de ella. Aflora una sonrisa nerviosa y menea la cabeza como si hubiese dicho una locura.

—Eso a ti no te importa—responde ella, ahora a la defensiva.

Me deslizo la mano por el cabello al pensar cómo Nathan se aprovecha de la situación para tomarla a su gusto. Hijo de puta oportunista.

—Va a jugar contigo y te va a romper el corazón. Lo hace con todas—le digo, enfurecido.

—Nathan es mi amigo—responde ella, nerviosa.

—¿Eres tan rápida como para acostarte con todos tus amigos?

Evangeline alza la mano y me propina una bofetada que me deja la mejilla ardiendo. Me llevo la mano al sitio del golpe, atónito por su reacción. Su expresión ha cambiado por completo, ahora está furiosa, con el rostro enrojecido y la respiración agitada.

—¿Qué mierda te hice para que me trates así, Dan? —me enfrenta, clavándome esos ojos verdes que alguna vez me pedían más mientras la hacía mía.

—Existir—respondo con la furia contenida, dando un paso al frente. —Me gustas tanto que he decidido alejarme, sabiendo que no seré quien tome tu mano.

Las palabras salen de mí cargadas de frustración y dolor. La verdad cruda y sin adornos que he guardado dentro de mí durante tanto tiempo. Evangeline me mira con sorpresa, sus ojos verdes buscando los míos en busca de alguna señal de vacilación.

Pero no hay vacilación en mi voz ni en mi mirada. Estoy decidido a enfrentar la realidad de lo que somos y lo que no podemos ser. Y aunque me duela, sé que es lo mejor para los dos.

—No puedes sentir algo por mí en tan solo un mes que llegué al pueblo", escruta, fríamente.

—¿Tú vas a definir los tiempos de enamoramiento? —respondo, con un tono irónico—Dios, eres tan exasperante.

—No vine aquí para quedarme. Estoy sobreviviendo a toda esta mierda y a ti te duele que no te corresponda— me dice, con dolor en su voz.

—Estoy seguro de que estás mejor aquí que en California. Seguro que allí te morías de hambre y ahora vienes aquí, haciéndote la pobrecita cuando estás cagando más dinero que mi familia—replico con amargura.

—¡Basta, Dan! — su voz resuena con fuerza, llena de frustración.

—¡Tú detente con todo este juego de mierda retorcido al que estás jugando, Evangeline! — grito, golpeando una de las paredes con un puñetazo.

El sonido retumba en el pasillo, dejándola paralizada y tambaleándose hasta retroceder dos pasos. Por un momento, nos quedamos allí, respirando pesadamente, enfrentando la tensión que se ha acumulado entre nosotros.

—No le creo a ningún hombre o mujer que haya crecido en este pueblo y de repente declare su amor por mí—susurra, con los labios temblándole ligeramente. —. Todos aquí parecen obsesionados con la riqueza y el estatus, así que no puedo creer que alguien realmente sienta algo genuino por mí.

—Espero ansioso a que te largues de este pueblo, entonces— espeto, empujándola ligeramente con el hombro mientras me encamino hacia mi habitación.

Me detengo y me doy la vuelta, encontrándola de espaldas.

—Espero que logres escapar de The Moon, Evangeline, aunque lo más probable es que vea tu muerte intentándolo.

Mis palabras son duras y cargadas de una amargura que apenas puedo contener. No quiero que se vaya, pero tampoco puedo soportar la idea de que se quede y se convierta en lo que no pudimos ser.

—¡¡Eres un resentido de mierda, Dan Telesco!! —me grita, dándose la vuelta y con el rostro empapado de lágrimas.

Si supiera que también soy el asesino de su madre, también esa acción hubiera formado parte de aquel grito.

En las sabanas de un TelescoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang