Capítulo 39

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CAPÍTULO 39.

EVANGELINE BROWN.

Dan sale a toda prisa en busca de un condón saliendo del cuarto de limpieza. Me encuentro agitada, con los pechos al descubierto y el vestido mal acomodado.

Me echo a reír al saber que él ha arruinado el momento intentando buscar condones en la cartera de Darya, o eso me dijo que haría tras salir a toda prisa del cuarto.

No sé si acomodarme el vestido o seguir así, como me ha dejado; agitada, con el pulso acelerado sintiendo que mi corazón quiere salir de mi pecho.

Opto por cubrirme los pechos y que él quiera verlos de nuevo. Lo único que me gusta de mi cuerpo son mis tetas. Son lo suficientemente grandes como para hacer que los vestidos me queden bien.

Jamás me hubiese imaginado que mi primera vez seria de esta manera, en un sitio como este con un vestido costoso.

Y menos con uno de los chicos más guapos y amados por este pueblo. No solo amado por su actitud, sino por su dinero.

Me estaba a punto de acostar con un billonario de la más alta Elite.

Y lo más chistoso es que tanto su fortuna como la mía era casi similar. O eso es lo que había escuchado en los pasillos del palacio.

La puerta vuelve a abrirse y yo me apresuro a posar un poco escondiendo la barriga y acomodándome el cabello con los dedos.

—Te estabas tardand...

Mis palabras se quedan en el aire y se cortan como cuchillo al ver entrar a dos chicos que no conozco con un antifaz cada uno y vestidos de gala.

—¿Qué? ¿Qué están haciendo? —me tiembla la voz en cuanto los dos me agarran los brazos y tiran de mí para arrastrarme fuera del cuarto—¡¡¡Sueltenme!!!¡¡Basta!! —grito, desesperada.

Intento resistirme con todas mis fuerzas, pero los chicos son demasiado fuertes para mí.

Me siento completamente aterrada y confundida, sin comprender quiénes son esas personas ni qué es lo que quieren de mí.

Mientras me arrastran por los pasillos, trato desesperadamente de buscar ayuda o de familiarizarme con el entorno, pero la situación se complica aún más cuando se produce un corte de luz en el edificio.

El pánico se apodera de mí mientras me doy cuenta de que este corte de luz no es accidental, sino parte de su plan. Aprovechan la oscuridad para llevar a cabo lo que sea que tengan en mente.

Grito desesperadamente los nombres de Dan, Nathan y Adiele, esperando que puedan escucharme y acudir en mi ayuda, pero el silencio reina en el pasillo vacío. Nadie parece oírme.

Mis tacones se clavan en la alfombra mientras lucho por liberarme de su agarre, pero solo obtengo gruñidos de frustración por parte de los hombres que me sujetan. Intento mantener la calma a pesar de la creciente ansiedad que siento.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren de mí? —pregunto, luchando por encontrar respuestas en medio de la oscuridad y la incertidumbre.

Mis palabras quedan sin respuesta mientras continúan arrastrándome fuera del edificio.

De repente, siento una fuerte bofetada en mi rostro, lo que me deja aturdida y desorientada.

Antes de que pueda reaccionar, me colocan una bolsa de papa en la cabeza, privándome de la visión y aumentando mi sensación de vulnerabilidad.

—Te quedas quieta Brown—escruta uno de ellos.

Siento el tirón mientras me arrastran hacia lo que supongo que es la parte trasera de un automóvil.

En las sabanas de un TelescoWhere stories live. Discover now