Capitulo treinta y ocho: Mama.

754 61 7
                                    

Note que mi padre estaba por salir, pero no, no escuche que hayan cerrado la puerta, así que era seguro que él seguía ahí, parado mirándome. Abrí los ojos para saber que quería.

— ¿Qué sucede?—Pregunte con voz entrecortada.

— ¿Qué te sucede a ti? Crees que no note que tienes algo, ¿soy imbécil o qué?

—No, claro que no padre.

—Dime que tienes, y quiero la verdad. –No estaba enojado, pero tampoco estaba alegre, solo estaba serio, normal.

Quería ser sincera con el... pero... no quería hablar de eso.

—Me llego la menstruación. —Mentí—

—_____ Cullen. No me mientas, la menstruación te llego hace una semana y media.

Mierda. —Dije en mi fuero interno.

—Pues papa... jamás me dijeron la verdad. –Digo tapándome la cara.

— ¿De qué hablas cariño?—Pregunto sin poder entenderme.

—De Dustin, está en coma, casi muerto y ustedes no me decían nada. –Digo tan bajo que dude que mi padre me haya escuchado, pero el dio un leve suspiro y confirme que me escuchaba.

—Mírame. –Me quito las manos de la cara.

— ¿Cómo querías que te dijera? Estas en tu propio proceso, tu tampoco estas bien, tienen que hacerte terapias todas las mañanas, porque no sientes tus pies, tomar pastillas para los huesos porque están débiles, tu estas débil, te puede dar un soponcio porque tienes las defensas bajas.

—Él está peor.

—Pero también piensa en ti, además si yo te hubiese dicho desde antes, ¿Qué podías hacer tú?

—Nada.

— ¿Entonces?

—Ya no hablemos de eso, por favor.

—Eso querías tú, ¿no?

—Papa-dije en li bajo

—Lo siento, ____.


Un nuevo día de mierda. –Dije bostezando.

—Agradece que estas viva y estas mejorando –Dice una voz masculina junto a mí.

Me sorprendió escuchar su voz tan temprano.

— ¿James?—Fruncí el ceño. ¿Qué haces aquí tan temprano?

—No lo sé, solo desperté a las 5am y me acorde de ti, decidí venir.

—Excelente, ya quiero irme de aquí.

—Falta poco cielo, cuando ya sientas tus pies.

—No me digas cielo-rode los ojos con fastidio.

—Cariño, querida-me guiña ojo chistoso.

—Tampoco. –Dije entre risas.

—Hola, querida. –Dice la enfermera que viene todos los días a hacerme la terapia.

—Hola. –Dijimos al unísono.

—Qué lindo tu amigo. –Dijo sonriendo amablemente.

—No... no... no somos... bien no importa. Quería decirte algo, ¿me podrían mandar pastillas para los cólicos? Por favor.

— ¿Ya te llego la regla?

—Si... no sé porque me da ahora después de 1 semana.

—Tendrás eso descontrolado.

Apuestas Sin Corazón © James Maslow [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora