Capitulo Veintisiete: Forever&Always

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-Esto es más diferente de lo que parece.

- ¿Por qué lo dices?

- Jamás me presente con los padres de las chicas con las que he estado, me siento demasiado incómodo.

- Tienes cara de frustrado. -Interrumpe Carlos al bajar.

- Por culpa de la madre de Lizzi, estaba con sus preguntas todas intimas e imprudentes, me frustran. -Dice al sentarse en los muebles, cerrando los ojos con fuerza. En fin, creían que iba a olvidar algo que me tienen que contar-añadió después volviendo a abrir sus ojos y abriendo la lata de su cocacola.

- Carlos, habla mientras yo subo-dije poniendome en pie.

- No, tú te quedas aquí-me empujó al mueble.

- ¿Para qué? No es mi problema.

- No importa.

- Cállense niñas, y cuenten.

- Kendall... Hace unos meses decidí ir a Psicología.

- Carlos ¿qué mierda hiciste?, prometimos jamás ir al psicólogo porque realmente no funcionaba de nada.

- Lo siento, me he agotado de tanto sufrimiento, no puedo dormir por las pesadillas, quiero ayuda para olvidarlo todo, y sin querer me enamore.

- ¿De una psicóloga? ¿Te enamoraste?-repitió sin tragar saliva o respirar, luego tomo una bocanada de aire.

Pasaron unos minutos sin respuesta alguna, el silencio se los consumió, era demasiado incomodo, hasta que Kendall por fin respondió.

- Está bien, y ¿saben qué? hagan lo que quieran, hagan lo que piensen que es correcto para ustedes, al final son sus vidas, sus problemas, no los míos. Estoy demasiado frustrado para esto, se me caerá el cabello más de lo normal.

Todos quedaron atónitos con la respuesta de Kendall, es sorprendente que ya no le interese lo que prometimos.

- Adiós, tengo mucho sueño.

Esa noche fue la más larga para ellos, ninguno durmió, al terminar la conversación pensando en todo lo que han pasado es demasiado duro para ellos, se sabe que ya han pasado entre 3 o 4 años y ya tuvieron que olvidar eso, pero los marco con marcador permanente, y el marcador permanente necesita alcohol para poderlo quitar.

- ¡Ayuda, ayuda! -Su voz desesperada retumbo por todo el lugar, El sentía como si estuviera amarrado a la cama sin poder pararse a pedir ayuda.

Era medianoche y aún seguía despierto, escuche unos gritos un poco lejos de mí, pero se escuchaban claramente, uno de los chicos estaba pidiendo ayuda, y la necesitaba, me levante sin dudarlo de la cama, no tome mis chanclas estaba descalzo el piso estaba helado, pude ver a Kendall de aquel lado de la casa estábamos frente a frente si el no pedía ayuda, era Carlos y él estaba en el centro de la casa, ambos abrimos los ojos como platos y corrimos como si alguien nos persiguiera, sentí un escalofrió al pensar que Carlos le estaba sucediendo algo, por primera vez el dejo la puerta sin seguro y abrimos, estaba en su cama luchando contra algo invisible, no sabíamos que estaba haciendo, solo gritaba ayuda, corrimos a ayudarlo a ponerse en pie, Kendall de un lado y yo del otro, veíamos todo normal, pero cuando lo alzamos no podía respirar, yo lo cargue como un bebe mientras Kendall me abría las puertas, y corría por las llaves, salimos Kendall me abrió la puerta trasera para acostar a Carlos ahí, él se sentó junto a Carlos, para ver si estaba respirando, y respiraba con dificultad, sus ojos estaban volteados, y el repetía nuestros nombres una y otra vez.

Estaba a 180 km por hora, si chocábamos moríamos todos, pero esa iba a ser la última opción, en menos de cinco minutos, las calles estaban vacías, no tuve problema alguno, al llegar había una ambulancia llevando dos pacientes, todos los rodeaban para entrarlos a la clínica y yo gritaba ayuda, mientras entraba cargando a Carlos junto a Kendall, corrimos hasta dejarlo en una camilla y los demás se lo llevaron.

Apuestas Sin Corazón © James Maslow [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora