Capitulo Veintiocho: ¡Ayuda!

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Tenía mucho frio, sentía corrientazos por mis piernas, el piso estaba húmedo y Dustin no hablaba, quizás estaba como yo no podíamos pronunciar una sola palabra.

Tenía que sacar el celular de mi bolsillo delantero, quizás estaba partido no lo sé, no me importaba, no sé cómo estaría Dustin no podía esperar que amaneciera hasta que vinieran por nosotros, tengo que esforzarme lo más posible al hablar, moví mi brazo lo más suave posible y lento para no sentir dolor, me dolía todo, sin mentir ni exagerar, no quería mover la cara ya que el casco se partió en mil pedazos, mis dedos empezaron a sacar con suavidad el celular mientras yo miraba el cielo azul oscuro, sé que iba a llover, temía que lloviera. Cuando quise tomar el teléfono fuertemente me salió un chillido ronco.

Llame al número de emergencias al cuarto tono contesto una voz masculina, que repitió tres veces: Hola. Hasta que pude responder ronco, por cada palabra un dolor de cabeza, de garganta la caída al parecer fue más fuerte de lo que imaginaba.

Mientras alzaba un poco el brazo para llegar a mi oído me mordía el labio para no gritar porque si gritaba iba a llorar de dolor, tenía que ser fuerte.

"Ho... Hola, ne-ce-si... to a-yu-da, por favor. Creo que dure un minuto diciendo esa pequeña oración.

Ellos respondieron enseguida, donde me encontraba y que llegaban en menos de cinco minutos.

Al escuchar eso no sostuve más el celular deje que cayera, fue real en cinco minutos pude escuchar desde cerca el sonido de la ambulancia, me tranquilice un poco, espero que hayan llegado a tiempo por Dustin, Él es el que importa nada más, que se preocupen por él, yo no importo.

Pude adivinar que llegaron hasta 3 ambulancias porque veía a muchas personas, quizás 10. Tres llegaron conmigo y las otras con Dustin, cerré mis ojos para tranquilizarme, cuando me montaron en la camilla rápidamente pero con mucha delicadeza repetían una y otra vez: "Ella está respirando, no se preocupen" y otros: "Seguro"

Quizás me veía demasiado mal, abrí mis ojos para que confirmaran que estaba viva, parpadee muchas veces ya que no iba a hablar ni loca, vi cómo se relajaban un poco, debe ser feo ir en busca de muertos o personas con muchos daños en su cuerpo.

No pude ver a Dustin, creo que ambos estábamos en ambulancias distintas.

La ambulancia iban demasiado rápido creo que íbamos a morir,quizá este muriendo.

Cuando sentí que nos detuvimos y abrieron las puertas de la ambulancia muchas personas nos rodeaban entre en pánico y cerré mis ojos con fuerza, ver tanta gente hizo que mi corazón se acelerara más que nunca.

Escuchaba como pedían ayuda por detrás pero se escuchaba un poco lejos así que no eran los que me rodeaban eran otros.






Cuando dejamos a Carlos en la camilla, varios se lo llevaron lo más rápido posible, yo le grite que todo iba a estar bien. Dos camillas más pasaron rápido a nuestro lado, había mucha sangre, muchos malos pensamientos en mi mente, había recuerdos de las clínicas, había un disgusto en mí.

Cuando vi esas dos camillas que pasaron a nuestro lado, solo desee que vayan bien y sentí un escalofrío, empecé a temblar, la piel se me puso de gallina, no sé qué me sucedió.

Me sentía mal al igual a Kendall, al ver a tanta gente desesperada, nos desesperaba aún más, era lo peor. Y ver la sangre de esas dos camillas me hizo recordar la de hace unos años, sí que vimos sangre, de hecho, más de lo necesario.

- ¿Tienes el celular de Carlos?

-No, ¿tú no lo tenías?

-Ah, verdad. -Hizo una mueca. Mi cabeza va a explotar. -Dice sacando el celular del bolsillo.

- ¿A quién llamaras?

- ¿Cómo se llama la... la...

-Alexandra. -Dije, sabía que Kendall no le iba a salir la palabra "novia".

-Aquí esta. -Dice mirando el celular.

Kendall tuvo que marcar más de dos veces para que contestaran quizás estaba dormida.

- ¿Alexandra?

- ¿Quién eres? No eres Carlos.

-Obvio que no soy Carlos, podrías venir a la Clínica principal de la ciudad.

- ¿Qué sucedió?

-Solo ven.

- ¿Quién eres?

-Ven. -Corto la llamada y volvió a guardar su celular.



Después que Kendall llamo a Alexandra, ella se encontró aquí 15 minutos después, aún tenía la cara de sueño, las sabanas las tenia pegada en los brazos, otra chica viene dos o tres horas después, se baña, hasta se maquilla, pero ella solo se vistió al parecer, porque apenas se venía haciendo un moño al entrar a la clínica, gano un punto conmigo.

Cuando entro miro hacia todos lados, yo le grite: Alexandra. Ella miro hacia donde mí y corrió.

- ¿Qué sucedió?-Pregunto con una cara de tragedia, tanto que me asustó.

-A Carlos le sucedió algo.

- ¿Qué le sucedió?

-Nadie sabe, empezó a gritar y a moverse como si alguien lo estuviera sosteniendo a la cama, y luego lo levantamos y respiraba con dificultad. -Respondió Kendall.

-Qué vida tan mierda.

-No te expreses así.

-Psicóloga lo siento, no te las sabes todas.

-Kendall-alargue su nombre.

-No importa, lo que importa ahora es Carlos.

-Sigo sin entender por Dios. -Digo sentándome en una de las sillas mirando sin punto fijo hacia al frente.

Pude ver a una de las enfermeras llamando a los familiares de los pacientes, cuando dijeron que hace media hora fue el accidente, al parecer eran los que pasaron junto a nosotros, era una mujer y un chico.

"Si, señora fue un accidente de moto, mantenga la calma, y venga."

Luego hicieron una llamada.

"Si, en una motocicleta, su hijo iba conduciendo y... Necesitamos que venga"

Sentí una punzada en el corazón, hice un sonido de dolor que Kendall me pregunto que tenia.

-Nada, no tengo nada.

-Estas de mal color. -Dijo Alexandra.

-Señorita, por favor. -Dijo ella.

-Ven, cariño ven conmigo.

Tenía la presión alta y unas ganas de vomitar, tenaces.

Luego de sentirme un poco mejor me dejaron ir con Kendall y Alexandra, y mientras tanto se hicieron las 2am.

Los minutos eran eternos.

Apuestas Sin Corazón © James Maslow [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora