Capítulo 19

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Dylan

Lo hice enojar. Lo sé. No me ha dirigido la palabra en estos últimos diez minutos y ha sido una tortura. Para mí no fue un delito salir de aquel auto hacia el parque para pensar mejor, si era con la intención de llevarle la contraria, aunque no por mucho tiempo. Claramente no se me pasó por la cabeza pensar en cómo podría afectarle no verme por ningún lado, su desesperación al sentir que me había perdido y tampoco me coloqué en los zapatos de los dos.

—Me alegro de que te encontraran —me susurró mi hermano abrazándome mientras iban los adultos detrás de nosotros conversando de algo que desconocemos.

—A mí no —mentí—. Ahora Damián me va a echar a patadas de la casa.

—Claro que no, es absurdo —elevó las cejas—, me dijo que nos amaba mucho y que su corazón estaba tan lleno que podría explotar...

—Ay —me sentí más culpable—, no digas eso que... ugh...

—Yo quería irme con ustedes —dijo desilusionado.

—Al parecer tiene planes diferentes para mi... —con un nudo en la garganta me volteé para verlo de reojo—, ¿estará planeando mi castigo? Se ve muy pensativo.

—Y tu muy paranoico —carcajeó—, por supuesto que no, se ve que se ríen de cosas distintas.

—Nah, eres muy inocente Noah —gruñí.

—Si claro, deja de pensar Dy.

—Es fácil cuando no es a ti a quien le van a dar un castigo.

—No estuvo tan mal —me confesó y no supe cómo no le dio vergüenza contarlo—. A mí me pareció que fue razonable, hasta recibí mimos. Y fue muy cuidadoso porque sabía que me sentía mal.

—Quizás ahora aumentaron las mías —me quejé—. Joder.

—Noah, hijo —habló el rey de roma—. Tu tío Caleb se va a ir al campamento, podrías ayudarlo a armar la tienda si quieres y conocer a los otros chicos...

—No me iré sin Dy —amé su lealtad de hermano menor y lo abracé como si el pudiera protegerme de lo que se viene a continuación.

—De acuerdo cariño, puedes quedarte en la sala. Nos iremos los tres juntos.

—¿Eso significa...? —hablé para mis adentros.

—Que lo trasladaremos a la habitación —mis ojos de cachorro abandonado fueron lo mejor que pude hacer—. Hey esa es una muy mala jugada chiquito, deja de hacer esa mirada que estoy muy enfadado contigo.

—Mentira —lo molesté—, no lo estas, apenas un poquito.

—¿Eso crees? —levantó una ceja—, ¿enserio?

—Si, porque me amas —una sonrisa apareció en su rostro—. Ay que infantil sonó eso...

—Claro que te amo, chiquito —se acercó a darme un beso sonoro en la cabeza—. A los dos, con mi vida. Pero cuando se portan mal...

—No me castigues, por favor —le rogué mientras veía al tío Caleb caminar junto a Noah hacia los autos en el estacionamiento de la casa. Esta vez lo abracé, por impulso. Escondí mi cabeza en su pecho refugiándome.

—Dy —dejó que me apoyara y me correspondió—. Campeón me tienes entre la espada y la pared ¿lo sabías?

—No quise hacer nada malo —hablé con la verdad—, quería pensar y...

—¿Y...? —no terminé porque decirle que también era parte del plan enfadarlo no me beneficiaria en nada.

—Nada —me hice el que iba a llorar—, Damián...

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