Damián
Me quedé mudo. Mientras Lee se paseaba por la casa con una gran autoridad la señora Alicia nos miraba con desagrado. Se acercó lo suficientemente para comprobar que las pruebas que le mostraba el abogado eran bastante reales así que dependía de ella ir a la cárcel o no.
Cuando dijo que no daría la custodia mi mundo casi se vino abajo. Es que si se vuelve a negar ¿cómo le digo a los niños que no funcionó? ¿Qué me perdonen porque su tía no quiere ceder? Tengo una rabia acumulada inmensa con esta persona que no se debería ni llamar así, no puedo creer que tenga el descaro de negarse sabiendo todo el daño que les ha hecho a esas criaturas.
Estaba por hablarle cuando Lee llamó la atención de ambos.
—Preste atención señora Alicia, tiene todas las de perder —sacó 3 papeles más y los dejó sobre la mesa—. Comencemos por el arresto por beber alcohol y manejar en estado de ebriedad, está penado por la ley señora Alicia, que le quede claro más al cuidado de menores de edad yendo en el carro que usted manejaba. También las imágenes de los menores a su cargo trabajando y no olvidemos el testimonio de las victimas por supuesto ¿quiere que siga? Tengo muchos más papeles que la llevarían detenida ahora mismo.
—No se apresure abogado —la señora levantó una ceja—, podría demandarlos a ustedes por tener secuestrados a mis sobrinos ya que no los veo hace bastante.
—¿Sabe las consecuencias de abandono a un menor? Y peor aún, mentir ante la justicia con un "secuestro".
—No pienso...
—No se equivoque. Hago una llamada ahora y la policía no tardará en llevarla detenida. Abriré un caso para que los años de cárcel sean los suficientes para que pague por esos crímenes ¿desea eso?
—Podríamos iniciarlo —le seguí el juego a Lee—, no tenemos problema. Déjeme que marco...
—Esperen —nos habló y levanté la mirada hacia ella—, ¿por qué quieren la custodia de esos mocosos malagradecidos si nada hacen? No sirven ni para trabajar.
Me enfadé muchísimo con lo que dijo.
—¿Perdone? Lo que usted ha hecho no tiene precio, no tengo por qué darle mis razones por las que quiero obtener la custodia, pero créame que estarán mucho mejor conmigo.
—Te joderás la vida, niño.
—Es mi problema —le respondí furioso y Lee me miró para que me calmara—, ahora díganos si firmará y aceptará dar la custodia a un tercero o prefiere la segunda opción.
—Una maldita carga menos tendré —respondió—, pásenme el papel y dejen de molestar.
—Eso no es todo, debe firmar y acompañarnos al tribunal y dar la justificación de por qué no puede seguir teniendo la custodia —Lee habló seriamente.
—¿Y qué carajos les voy a decir?
—Que no tiene la situación económica para darles una vida estable —le entregó otro papel—, firme y háganos el trabajo más fácil. Estoy seguro de que prefiere tener una vida a pasarla tras las rejas.
—Si yo los demando...
—Caerá detenida de inmediato —no le mintió—, y seguirá el caso desde la cárcel hasta que se demuestre lo contrario.
—Me arruinaron la vida esos mocosos —habló entre dientes.
Quise responderle de una manera muy grosera sin embargo me contuve, está saliendo todo de acuerdo con el plan, no debo arruinarlo. Al terminar de firmar todo la llevamos a los tribunales en donde mintió demasiado fácil para mi gusto, nos llevaron a una sala donde nos realizaron un par de preguntas y debimos firmar otras cosas en donde nos abrían el caso.
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Small steps
Teen Fiction¿Quién diría que los pequeños pasos podrían cambiarlo todo? Damián White, un enfermero que trabaja en una de las mejores clínicas del país se encontraba de vacaciones en New York, cuando de la nada se le cruzan dos chicos de edad desconocida para él...