La cálida mano de un desconocido

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(No encontré ninguna imagen ni pude crearla, esto es lo mejor que encontré. finjan que el color de uno de sus ojos es rojo)

Furina se encontraba en la cafetería Lutecia, ella estaría esperando al Gran Juez, a la oficial Clorinde, y a Navia. Nadie llegaría, consiguiendo que esta se sintiese sola.

—"¿Cuánto más tendré que esperar? Es mucho pedir algo de atención, quiero decir, yo solo quiero no estar sola"

La dama de cabellos celestes cruzaría sus brazos en la mesa y ocultaría su cabeza entre estos.

—"Parece que a nadie le importo"

Después de unos minutos alguien se acerca para así tocar su hombro izquierdo, ella levantaría la mirada y se encontraría con unos ojos dorados los cuales denotaban aquella alegría que el chico poseía.

—Lo siento por molestarla señorita, pero no pude evitar notar que se encuentra sola y... olvídelo, lo único que quiero es hacer que se sienta mejor. Lo olvidaba, mi nombre es Aether —Este se sentaría al lado de ella, y le ofrece una sonrisa.

Encantada, me llamo Furina, no es necesario que trates de ayudarme. Por cierto, tus ropas indican que eres un forastero, ¿Algún motivo para visitar Fontaine? —Furina preguntaría curiosa, sus ojos en las prendas de ropa de Aether.

—Mi motivo, es conocer a la arconte de Fontaine, es secundario. Mi motivo principal es ganar más mora, y encontrar a mi gemela. ¿Qué hay sobre ti? —El viajero se inclinaría más cerca de ella y tocaría la mejilla de esta.

—Bu-bueno... solo quiero alguien que me acompañe, aunque sea por un día —Furina sonríe un poco ante la audacia de este desconocido llamado Aether.

Mientras tanto

Sarah la subordinada de Clorinde correría sin descansar hasta el hospital, al llegar esta apenas podía moverse por el cansancio. Una enfermera le ayudo a levantarse.

—Disculpe, ¿se encuentra usted bien? —La enfermera tendría algo de preocupación sobre la salud de esta guardia.

—N-no se preocupe, solo necesito agarrar un poco de aire. Señorita Karine —Sarah inhala aire y continua caminando, pero después se detiene para regresar con Karine.

¿Dónde se encuentra la señorita Navia y la oficial Clorinde? Por favor, las estoy buscando —La guardia solicitaría con una voz dulce pero todavía guarda esa seriedad característica de los soldados.

Karine le explicaría donde podría encontrarlas —Bien, ahora si no le importa continuare con mi trabajo, por favor no se exceda. Guardia o no, usted todavía es una humana.

—Gracias, lo tendré en cuenta —Sarah caminaría hasta la habitación donde se encontraba Navia y su superiora, tocaría la puerta, pero no escucha nada.

Los ojos azules de Sarah se fijarían en la puerta, inhala aire para así calmar sus nervios y abrir la puerta. Encontrándose desconcertada al ver a Navia sobre Clorinde. Su superiora intentaba quitarse de encima a la rubia, pero esta última mantenía presión sobre Clorinde para evitar que escapase.

Esto dejo sin palabras a Sarah la cual se limito a ver, ya que no quería meterse en problemas con su superiora por intervenir.

¡Quita de encima! Necesito irme Navia, acaso no te das cuenta que a diferencia de ti yo tengo deberes como oficial de Fontaine. Por Focalors eres una maldita pesada —Clorinde sigue forcejeando para escapar del agarre.

Solo déjame ir contigo, me moriré de aburrimiento si me dejas aquí. Es tu deber cuidar de mi, acaso lo olvidaste —La rubia replicaría, haciendo una rabieta como una infante.

—Si, pero yo no soy tu madre como para llevarte al trabajo... —La oficial notaría a Sarah la cual no podía evitar reírse de la situación —¿Po-porqué estas aquí Sarah?

Sarah al ser notada se siente avergonzada, pero agitaría esos pensamientos de su cabeza. Así comenzaría a relatar los acontecimientos en la exploración de la ópera.

—Eso fue lo que sucedió, ahora el Gran Juez requiere su presencia para decidir un plan a posterior, no quiere que se repita lo mismo de ayer —La guardia de cabellos negros asiente y se marcha conteniendo la risa.

—Navia, eres lo peor que me ha tocado en la vida. Vale te llevare conmigo, pero promete una cosa, solo una maldita cosa. Nunca me hagas ver como una idiota frente a mis subordinados —Clorinde frunce el ceño, sus últimas palabras enviaron escalofríos a Navia la cual se aleja de la oficial.

—Vale, lo prometo. Siento que con la tontería nos hemos olvidado de algo —La lider de Spina Di Rosula afirma sintiéndose perdida en sus pensamientos.

Clorinde se levantaría, para así dar una cachetada a la rubia delante suyo —Vámonos, ya mismo se hace de noche, no tenemos tiempo para tus... espera tu ya eras tonta de fábrica o fue el colgante.

—No se, creo que cuando me comí la vision, algunas células cerebrales dijeron adiós. Pero sigo siendo inteligente —Clorinde dudaría de la afirmación de Navia, no obstante, la tomaría de la mano y ambas corren hacia la calle, camino a la oficina del Gran Juez.

Mientras tanto.

Furina e Aether se encontraban en la casa de la misma, ella le habría invitado. Esta degustaría una taza de café mientras Aether simplemente bebía un poco de agua.

¿Porqué bebes café? No es más sano el agua, quiero decir. Esta es la nación del agua —El aventurero rubio cuestionaría mirando hacia los ojos de la joven dama delante suyo.

Mi rutina diaria es estresante, así que eso me llevaría a beber café. Y sobre beber agua... solo conozco a alguien que bebería agua y nada más que eso, no obstante, no nos conocemos muy bien para revelarte todo sobre mi vida —Furina al decir aquello obtendría una sonrisa traviesa, a lo cual su invitado se sonrojaría un poco.

Bueno, supongo que a de ser difícil ser tu, quiero decir, normalmente siempre suelo lidiar con las peleas. Ya sabes, monstruos, ladrones, idiotas, e incluso dioses. Pero, me siento confundido e intimidado cuando de amor o discutir se trata, soy un aventurero, no un diplomático —Aether sonríe de manera inocente hacia la hospitalidad de Furina. 

Ella se sentiría más confiada y tomaría un paso más cerca de Aether, sus caras una cerca de la del otro. El joven viajero tragaría saliva y mira hacia otro lado —No seas vergonzoso, por primera vez siento que a alguien realmente le importo. Posees y transmites emociones que nadie antes había mostrado por mi, eres especial —Fueron las palabras de Furina al tomar al rubio del mentón y obligarlo a mirarla.

—Bueno, no soy tan especial, solo soy... un chico que tiene dos objetivos en su vida y en ninguno de ellos el amor esta presente —Aether replica sintiéndose más nervioso por cada momento que pasa.

Para mi lo eres, y sobre amor... yo busco un compañero, no un novio que al instante me dejaría al saber lo que soy. Te quiero a mi lado —Fueron sus palabras antes de besarlo.

Ambos conectarían sus labios, Aether no se resistiría y devolvería el beso, la atmosfera se volvería algo calurosa. La saliva de ambos se mezclaría en una cadena de besos interminable, el tiempo no corría para ellos en aquel beso que parecía eterno.

(Aposte por un romance, ahora a esperar si esto matara o dará un impulso a la obra. Este es uno de mis 50/50)




La  sangre que baña las aguasWhere stories live. Discover now