capitulo tres

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El sol brillaba sobre los jardines del Palacio Imperial mientras la emperatriz Hinata caminaba con paso decidido hacia la sala de audiencias. Su rostro reflejaba preocupación, y sus ojos perla estaban llenos de determinación. La noticia de la fuga de su hijo, el príncipe Boruto, había llegado a sus oídos esa misma mañana, y ahora debía tomar una difícil decisión.

Al entrar en la sala, Hinata encontró a los sirvientes ocupados en sus tareas diarias. Se acercó a ellos con una mirada seria y les pidió que se reunieran a su alrededor. Los sirvientes, sorprendidos por la inusual solicitud de la emperatriz, dejaron sus quehaceres y se agruparon en torno a ella.

"Buenos días a todos. Les he convocado aquí hoy porque necesito su ayuda en un asunto de suma importancia. Como bien saben, nuestro amado emperador Naruto ha estado enfermo en cama durante días. Su salud es frágil y no quiero que esta noticia le cause más preocupación." Dijo Hinata con voz firme.

"¿De qué se trata, su majestad?", preguntó un sirviente.

Hinata suspiró.

"El príncipe Boruto ha escapado del palacio. No sabemos dónde se encuentra. Debemos encontrarlo antes de que su padre se entere."

"¿Cómo ha podido suceder esto, su alteza?" ,
preguntó otro sirviente.

"Boruto ha estado inquieto últimamente. Siente que su vida está limitada por las responsabilidades que conlleva ser el heredero del trono."

"Pero, ¿cómo podemos ocultar esta noticia al emperador Naruto?" , cuestionó una sirvienta.

"Debemos proteger a Naruto de cualquier preocupación adicional. Su salud es frágil y no podemos permitir que esta noticia lo afecte aún más. Les pido que guarden silencio sobre la fuga del príncipe. Si alguien pregunta, simplemente digan que Boruto está ocupado con sus estudios y entrenamientos."

"Entendido, su alteza. Haremos todo lo posible para mantener esta situación en secreto."

"Gracias a todos por su lealtad y comprensión. Confío en que encontraremos a Boruto y lo traeremos de vuelta sano y salvo. Ahora, regresen a sus tareas y recuerden, el destino de nuestro reino depende de nuestra discreción."

Los sirvientes asintieron solemnemente y se dispersaron.

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El sol se ocultaba lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y rosados. En una lujosa habitación del palacio, la emperatriz Hinata, junto a su hija y nuera, la princesas Himawari y Sarada estaban esperando la llegada del príncipe Boruto.

Hinata, una mujer de belleza serena y ojos perla, caminaba de un lado a otro de la habitación, suspirando con pesar.

Himawari, tenía el cabello oscuro y los ojos heredados de su padre, el emperador Naruto. Por otro lado, Sarada, la hija de Sasuke, poseía una mirada intensa y cabello negro azabache.

"¿Crees que Boruto esté bien, madre?"

"No lo sé, hija. Me preocupa que haya huido sin decirnos nada. Debe de estar pasando por un momento difícil", dijo sentándose en el sofá.

"¿Crees que volverá, madre?"

"Por supuesto que tú hermano volverá, el nunca nos abandonaría"

En ese momento, un suave golpe en la puerta interrumpió la conversación. Hinata y Himawari se miraron entre sí, esperanzadas de que fuera Boruto quien regresaba.

Al abrir la puerta, Boruto fue recibido por la risa alegre de su hermana pequeña. Himawari corrió hacia él con los brazos abiertos, y Boruto la levantó en el aire, girándola en círculos mientras ella reía con inocencia.

"¡Boruto, hermano mayor!" exclamó Himawari, sus ojos azules brillando de felicidad. "¡Te extrañé tanto!"

Boruto sonrió, sintiendo cómo su corazón se llenaba de amor fraternal.

"Yo también te extrañé, pequeña Himawari. No sabes cuánto."

Mientras Himawari se aferraba a él, Boruto se acercó a su madre, la emperatriz Hinata. Ella estaba sentada en un elegante sofá, su mirada serena y amorosa. Boruto se inclinó ante ella, besando su mejilla con ternura.

"Madre, estoy de vuelta", dijo Boruto.

Hinata acarició suavemente el cabello rubio de su hijo.

"Bienvenido a casa, Boruto. Estoy feliz de tenerte de vuelta a salvo."

Boruto se sentó junto a su madre, sintiéndose abrumado por la calidez y el amor que emanaban de ella.

"Gracias, madre".

"Deberías de ir a saludar a tu esposa, Boruto".

"Oh, si".

Boruto se acercó tímidamente a Sarada y mantuvo silencio.

"Bienvenido, príncipe Boruto", dijo Sarada.

"...Gracias, princesa".

La emperatriz Hinata intervino rápidamente para romper la tensión que se había formado.

"Bueno, ahora que has regresado, creo que es hora de ir a cenar. ¿Qué les parece?", propuso, tratando de aliviar la incomodidad que se había instalado en la habitación.

Boruto y Sarada asintieron.

El sol se había puesto por completo, dejando paso a la noche estrellada.

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Sumire entró corriendo en la cocina, donde Ana, su abuela y ama de llaves, estaba preparando la cena. Con una mirada de emoción en sus ojos, se acercó a Ana y le preguntó:

"Abuela Ana, ¿ha regresado el Príncipe Boruto?"

Ana dejó de pelar las papas y miró a Sumire con sorpresa. No esperaba que su nieta de dieciséis años estuviera interesada en los asuntos de la realeza.

"Sumire, ¿por qué preguntas por el Príncipe Boruto?", cuestionó Ana, con curiosidad.

Sumire se mordió el labio inferior, nerviosa. Sabía que su abuela no era partidaria de las distracciones y los chismes de la nobleza.

"Bueno, he oído rumores de que el Príncipe Boruto ha regresado al palacio. Solo quería saber si era cierto" , respondió Sumire, tratando de sonar casual.

Ana dejó las papas a un lado y se acercó a Sumire, colocando una mano en su hombro.

"Sumire, entiendo que puedas sentir curiosidad por la vida de la realeza, pero debes recordar que nosotros somos simples trabajadores de esta casa. No debemos preocuparnos por los asuntos de los nobles".

Sumire bajó la mirada, sintiéndose avergonzada. Sabía que su abuela tenía razón, pero no podía evitar preocuparse por el príncipe Boruto.

"Lo siento, abuela Ana. No quería molestarte", murmuró Sumire, sintiéndose derrotada.

Ana suspiró y acarició suavemente el cabello de Sumire.

"No tienes por qué disculparte, mi niña".

Ana sonrió y abrazó a Sumire con cariño.

"Ahora ¿por qué no me ayudas a terminar de preparar la cena? Tenemos mucho trabajo por hacer".

Sumire asintió y se unió a su abuela en la cocina.

Continuará.

𝑬𝒎𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒓𝒊𝒛 𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂Onde histórias criam vida. Descubra agora