ᴮʳᵒᵐᵃˢ ʰⁱʳⁱᵉⁿᵗᵉˢ

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La fría noche de la ciudad de Canadá acechaba por las calles, era hora punta y las calles estaban repletas de estudiantes que salían de sus escuelas con el afán de dejar atrás ese lugar y de adultos que apresuraba su paso para llegar a casa después de una larga jornada laboral.

Entre ellos se hallaba un pelinegro que tenía un ceño fruncido, en su rostro reflejaba el pésimo día que pasó en el trabajo, su paso era veloz ya que su fin era llegar lo más rápido a casa y poder relajarse.

Después de una larga caminata Hunter llegó a su destino que era su casa se acercó a la entrada para limpiarse los zapatos en el tapete de la entrada, saco la llave de su abrigo y abrió la puerta, un aire cálido lo choco, era la calefacción.

Cerro la puerta detrás él soltando un suspiro totalmente cansado. "Al fin en casa" pensó.

Las luces de la sala de estar estaban encendidas y se podía escuchar sonidos provenientes de la cocina cosa que atrajo la atención del ojiazul.

En la cocina se podía ver a Jake, su esposo terminando de cocinar la cena este al sentir la presencia del otro chico volteó y le sonrió.

—Bienvenido cariño— Dijo el peliazul sonriendo mientras se acercaba al menor dándole un suave y corto beso en los labios contrarios

—Hola Jake— Respondió sin ganas mientras posaba su mano en la cabeza del mayor, mientras sus ojos denotaba una mirada cansada cosa que no pasó desapercibido por él otro chico.

—¿Todo bien?— Preguntó Jake con un tono dulce y preocupado a la vez.

—Trabajo— Fue lo único que dijo Hunter para luego quitarse el abrigo poniéndolo en una silla del comedor para luego sentarse ahí mismo dejando algo desconcertado al otro chico.

Jake sirvió dos platos de pasta y lo puso en la mesa sentándose frente a frente, los ojos azabache del peliazul se posaban de manera preocupada en el pelinegro que comía de manera desinteresada mientras su mejilla reposaba en la palma de su mano.

Jake conocía estas conductas de su esposo era algo que ocurría cuando ni bien lo saturaban con papeleo o tenia que lidiar con personas molestas, esas conductas ponian nervioso al ojinegro por la actitud distante que radicaba.

El ambiente tenso ponía ansioso al mayor, lo único que sonaba era el sonido de los cubiertos chocando con el plato. Era jodido.

—¿Qué tal el trabajo?— Preguntó el peliazul con cierto grado de nerviosismo en sus palabras.

Hubo un pequeño silencio que parecía infernal para Jake.

—Pésimo. Faltó un trabajador y me pusieron a hacer su papeleo—Rompió el silencio mientras levantaba la mirada aún cansada. —Después a alguien se le dio la gran idea de atorar la impresora haciendo que me retrase más—. Suspiró frotando su sien con sus dedos.

Hunter siguió hablando de su día y Jake escuchaba atentamente, le gustaba escucharlo pero no todo tiempo seria él ¿Cierto?.

—¿Y-y no quisieras saber sobre cómo me fue a mí en la pastelería?— Mencionó inconscientemente cosa que hizo que el lugar quedara en silencio hasta que comenzó a oírse risillas provenientes del pelinegro acción que hizo que Jake comenzara a reírse de manera nerviosa.

—Si me gustaría, no soy tu ex para ignorarte a ti y a tus problemas— Soltó de manera sorpresiva para luego seguir con sus risas.

La mención inesperada de su ex lo paralizó por completo.

¿Cómo podía decir eso? Él sabía todo el trauma y daño que le causó esa persona.

Los ojos azabache amenazaban con nublarse por completo con tan solo recordar esos momentos con esa persona.

—¿Q-qué? — Dijo tartamudeante.

Las risas cesaron, Hunter cambio su semblante humorístico a uno serio, se levantó rápido de la mesa ha dirección de su esposo, se posó a su lado y agarró las mejillas del contrario limpiando las lágrimas salientes con sus pulgares.

—Hey, vamos, solo fue una broma no te lo tomes a mal— Consoló el pelinegro intentando calmar al peliazul.

—Ven. Vamos a la habitación— Siguió mientras levantaba al ojinegro de la mesa dirigiéndose a las escaleras aledañas a la cocina.

Con un paso algo torpe llegaron al final de las escaleras y caminaron hasta la habitación donde Hunter reposo a Jake en la cama, las lágrimas ya habían parado pero la conmoción aún seguía en él.

—Lo siento solo quería alegrar el ambiente con una "broma"— Intento excusarse el ojiazul.

Hunter se acercó a la cama, se sentó y agarro la cabeza de Jake para posicionarla sobre su regazo comenzando a juguetear con el pelo azulado del chico.

—Perdóname por haber reaccionado así— Se disculpó el mayor.

No obtuvo respuesta del pelinegro solo sintió unas caricias en su pelo cosa que lo relajó por completó.

No debió actuar así, al final, era solo una pequeña broma que haría cualquiera.

No lo decía enserió. ¿Verdad?

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—Oh Jake, siempre tan inseguro y sensible— Susurro Hunter con gracia en sus palabras al notar como el otro muchacho había caído dormido.

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Una broma. ¿Verdad?

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Violentometro [Hunter x Jake]Where stories live. Discover now