-32- Zion's version

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6 meses antes...

Zion

No estoy preparado para esto. He tenido miedo, claro que si, pero nada se ha comparado con esto, tengo mucho  mucho miedo. Estoy aterrado, fui un cobarde con la mujer que amo, y ahora me estoy enfrentando a las consecuencias. Pero ni siquera he podido llorarla, no he podido siquiera pensar en ella, más bien no me lo he permitido.

Tengo tanta mierda encima. Anna y Leani están aquí en el hospital día y noche, no se separan de Edmund que sigue en coma, tenemos que colocar a las niñas que salvamos de la mansión en hogares pero tenemos que asegurarnos que sean cien por ciento legales y seguros, además tengo que hacerme cargo de la empresa de Edmund. Le pedí ayuda a sus amigos y socios, Sergio y Dante. Por el momento ellos llevan la rienda, pero se necesita mi presencia.

Zac ne ha ayudado con todos nuestros negocios, Henry desapareció. No hemos tenido ninguna noticia de el. No tengo tiempo para buscarlo, Zac lo ha hecho y no ha encontrado nada.

Siento la mano de Leani en mi hombro. La vuelvo a ver, me sonríe pero parece tan rota, está pálida y más delgada, llevamos dos semanas aquí.

– Hijo, tienes que descansar, no te ves bien– me dice con su voz rota, cierro los ojos, me arden tanto por pasar todas estas noches despierto.

— Tú te ves peor Leani. No puedes seguir así, no pueden seguir así. Anna está embarazada, necesita descansar y alimentarse– digo realmente preocupado.

Ella se siente a mi lado. Estoy en la cafetería del hospital donde está internado Edmund.

– Lo sé. Es por eso que hemos decidido quedarnos aquí, conseguiremos una casa o apartamento. Zion, tu lugar no es este, tienes que arreglar las cosas con Roke–. No hemos hablado mucho de ella, pero cuando le conté que terminé con ella me sermoneo y me dijo que ella me necesitaba.

– Ha pasado un mes, todo terminó entre ella y yo– dije tratando de lucir normal. Supe que se fue de la mansión, que ahora vive con su padre. Espero que él la proteja, he estado tan tentado a buscarla, pero no puedo, no puedo arrastrarla a todo esto. He estado tan ocupado y fatigado, que siento que apenas me quedan neuronas buenas.

Leani me toma de la mano, luego me mira con ojos llorosos y puedo ver dolor y culpa en ellos.

– Perdóname hijo, perdóname no debí guardarlo– dice y no entiendo.

– ¿Guardar que?– pregunto intrigado. Mi corazón augura algo malo, mi cuerpo se tensa. Leani cierra los ojos y se quiebra, llora con mucho dolor.

– ¿Qué pasó Leani? ¿Estás enferma? ¿Anna?

Ella niega. Luego abre sus ojos donde las lágrimas están acumuladas y caen en gotas gordas.

– Es Roke...

Mi corazón martilla mi caja torácica, el miedo me carcome los huesos.

– ¿Qué pasó?

– Cuando paso lo de Edmund, no pude decírtelo, lo caye por estupida y porque creí que era lo correcto. Roke fue atacada por su padrastro, en la mansión. Casi la... él casi la...

No. No. No. No, por Dios, no.

– ¿La violo?– muerdo la pregunta sintiendome al precipicio. Mis ojos comienzan a escoser, la pesadez se instala en mi cuerpo.

– ¡NO! No lo hizo. Su papá había puesto guardaespaldas para cuidarla, se dieron cuenta de que algo no andaba bien. No la violo hijo. Yo la dejé sola, tuve que salir de la mansión porque la señora York me mandó a llamar, pero te juro que jamás pensé que algo así pasara.

SOLAMENTE MÍA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora