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Maratón [1/3]

Los días pasaron y las visitas de Peter para con su tía, aumentaron. Al igual que las salidas con Mary Jane.

Resulta que los dos tenían varias cosas en común y se hacían de eso para sacarse las salidas en la semana.

— Supongo que debí impedirte el que pagaras la entrada hoy. Insistir más — dice Peter, riendo.

Mary Jane le sonríe de vuelta, a la par que niega con la cabeza.

— Lo intentaste sí, pero sabías que no cedería. Así que, hiciste bien al rendirte.

Los dos habían ido al cine por la tarde. Peter, como buen caballero, quería invitarle la entrada, pues había sido idea de él la salida, sin embargo, la pelirroja no quiso en ningún momento.

"Para la próxima quizá te deje hacerlo pero por ahora, yo pago mi entrada"

Fueron las palabras exactas de la chica; y si lo pensaba bien, Peter creía que quizá así estuvo mejor.

Tampoco es que él quisiera presionar a la pelirroja, sí, congeniaban los dos en varias cosas, pero aún tienen poco tiempo de conocerse, por lo que Peter no quiere crear una mala impresión en Mary Jane.

No quiere parecer desesperado.

— ¿Qué tal ha ido la semana? — Preguntó la pelirroja para sacar algo de platica, a la par que ambos caminan sin rumbo fijo por las calles de Nueva York — ¿Qué hay de nuevo?

Peter rascó su nuca.

— No mucho — él chasqueó la lengua — no es que tenga una vida muy interesante.

Peter se permitió reírse por su chiste.

— Sólo he ido por ahí, sacando fotos nuevas todos los días, buscando un buen punto de enfoque.

— Oh, eso suena bien ¿Has tomado alguna a tu amigo?

— ¿Amigo?

Spiderman.

Peter sonrió.

— Ah, él. Sí, le vi un par de veces, aunque me ha costado tomárselas — bromeó el castaño — él arácnido suele olvidarse que soy su fotógrafo personal y se pasa de largo, como si pudiera seguirle la pista.

La pelirroja soltó una risa sonora al imaginarse a Peter detrás del súper héroe tratando de conseguir alguna foto decente.

— Tener dos pies izquierdos no suele ayudar mucho, tampoco.

— Bueno, tal vez, correr en algún rato libre te venga bien — sugirió Mary Jane — te ayudaría a mejorar la carrera cuando vayas detrás del enmascarado. Además de que...

Mary Jane se detuvo un momento, le examinó de pies a cabeza y negó levemente.

— Te hace falta ponerte en forma, Peter.

El castaño soltó una carcajada. Una de las cosas que más le gusta de Mary Jane, es lo directa que puede ser.

— Haré como que no escuché eso para que mi ego no salga lastimado.

Esta vez la que rio con ganas fue la chica.

Los dos siguieron avanzando, la noche caía y los anuncios de la ciudad comenzaban a hacerse más notorios por las luces que se encendían una tras otra.

— Vamos Peter, sólo te aconsejo lo mejor para ti.

La chica le dio un leve golpe en el brazo, a lo que Peter sonrió por lo bien que se está desenvolviendo en este momento. Mary Jane le estaba volviendo la seguridad que había perdido poco a poco, con el paso del tiempo.

La vida le había arrebatado de forma brutal a dos personas que él quería en demasía, a dos amigos suyos.

Gwen Stacy y Harry Osborn.

— Sí, lo tendré en cuenta.

Ambos rieron, pero duró poco, pues la risa de Peter se vio interrumpida cuando su sentido arácnido le alertó. Algo andaba mal.

Miró a los alrededores, analizando las calles, la gente pasaba, cada una metida en su asunto, sin importarles lo que ocurriese a los alrededores.

Peter detuvo su paso y forzó su vista para ver a más detalle, pero no lograba distinguir que era aquello que lo alertaba, sentía una mirada sobre él, como si alguien le estuviese observando a distancia pero no podía descubrir quién era aquel desconocido.

— Peter, Peter...

Mary Jane lo llamaba pero él estaba atento a la gente que pasaba por los alrededores.

— Hey Peter — la chica le tomó del brazo y fue ahí donde él regresó la vista hacia ella — ¿Sucede algo?

Peter echó un último vistazo, su sentido arácnido aún le advertía, no obstante, no le diría nada a su amiga. Por lo que negó con la cabeza.

— No, es sólo que creí a ver visto a alguien — mintió —, pero, creo que le he perdido de vista y no podré corroborarlo.

Mary Jane miró por instinto a los lados, luego giró la vista a Peter.

— Oh, vaya...

— Será mejor que te acompañe a casa — le cortó Peter de repente.

Si su sentido arácnido le advirtió sobre algo que andaba mal, no iba a exponer a Mary Jane al peligro, no quería que las cosas se volvieran a repetir así que sería mejor tomar precauciones desde ahora.

— Sí, creo que estaría bien.

Cierto desánimo era notorio en la voz de la pelirroja, ella no quería que acabara su salida así, pero tampoco era como que le diría a Peter "No, estemos más tiempo juntos", ella pensaba que decir tal cosa, la haría quedar como una desesperada.

Si supiera que Peter pensaba casi lo mismo.

Era gracioso como los dos se preocupaban por no sonar desesperados al querer pasar el tiempo juntos. Ambos se sentían bien al acompañarse mutuamente, pero el darle tanta vuelta al asunto por el que dirá el otro, los hacia caer en evitar decirse las cosas de frente.

Los dos amigos continuaron su camino, y aunque había una conversación de por medio sobre la película que habían visto, Peter seguía con la inquietud de lo que había pasado minutos atrás.

— Gracias por lo de hoy. Me la pasé bien — comentó la pelirroja cuando llegaron a la puerta de su casa. Su dentadura blanquecina adornaba su rostro en una gran sonrisa.

— También la pasé bien, quizá podamos repetirlo otra vez — se animó a decir el castaño, a lo que ella estuvo totalmente de acuerdo.

— Por supuesto.

Peter asintió.

— Buenas noches, Peter.

La chica se acercó a él y le besó la mejilla, el pequeño acto le tomó por sorpresa al chico, así que sintió el calor en las mejillas.

— B-Buenas noches, Mary Jane.

Logró decir él, y con el estómago hecho un lio, Peter logró obsequiarle a la chica, su mejor sonrisa.

La pelirroja entró a su casa y tras cerrar la puerta principal, Peter se dio la vuelta dispuesto a marcharse. Se tocó la mejilla en donde había recibido aquel beso y sonrió tímidamente al recordarlo. Le había gustado. Echó un vistazo a la casa de la pelirroja y logró verla en una esquina de las ventanas de la planta alta. Ella lo estaba viendo marcharse.

Peter se armó de valor y le saludó con la mano, vio como la chica se reía para después devolverle el saludo.

Con pena, Mary Jane se alejó de la ventana, quitando de su campo de visión a Peter Parker. Por su lado, el chico siguió su camino con una sonrisa acompañándolo en el rostro.

La cual desapareció cuando al doblar la esquina, su sentido arácnido le alarmó otra vez. Esa sensación de ser observado apareció de nuevo, haciéndolo detenerse en seco pero una vez más, no lograba saber de quién era aquella mirada que sentía con tanta intensidad.

NOT AGAIN! » PETER PARKER. Where stories live. Discover now