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Peter se encontraba caminando por las calles de Nueva York, hace tiempo atrás que descubrió que el caminar sin un rumbo en específico por la ciudad, le ayudaba a despejar la mente.

Y en este día frío, es justo lo que necesita.

Peter levantó la mirada del suelo y ajustó sus gafas en el momento que vio una cabellera rubia frente a él, está en la siguiente parada de autobuses, a unos pocos metros de distancia de él.

La chica está de espaldas a él, entablando una conversación con una mujer mayor, la rubia lleva consigo un abrigo de color azul rey, el cual le refugia del clima friolento de la ciudad. Peter mordió su labio sintiéndose confundido, su mente solía jugarle estos malos juegos cada tanto, estuvo tentado a seguir el camino, pero en ese momento, la chica giró la cabeza y le saludó.

Vaya sorpresa que se llevó el castaño, realmente la chica rubia, era ella.

Es Gwen, es su Gwen Stacy.

— Imposible — susurró el castaño, aun sorprendido.

Sus pies comenzaron a avanzar, sin aviso, en la dirección de la rubia, con el único propósito de llegar a ella y hacer el reencuentro. Notó como la chica le sonreía y por un momento él le sonrió de vuelta.

Peter sabía que aquello no tenía sentido alguno, pues vio morir a su novia frente a él, pero a sabiendas de ese dato, Parker se rehusaba a aceptarlo en su totalidad, prefería creer en que estaba volviéndola a ver.

Un repentino golpe le hizo salirse de su trance, y algo desorientado, logró percatarse de que chocó con alguien.

— Lo siento — se disculpó Parker, a la par que se apresuraba a ayudar a la señora de mediana edad a levantar las compras del supermercado que en su descuido le tiró.

— Descuida, hijo — replicó la señora con tono suave — los accidentes pasan.

Esas últimas tres palabras afectaron a Peter, cerró los ojos en un intento de disipar el recuerdo trágico y fue ahí en donde recordó a la chica. Desesperado, giró su cabeza en dirección a la parada de autobuses, la chica aún está ahí, pero ahora —con la mente ya aclarada—, Peter podía ver perfectamente que esa rubia no es su Gwen Stacy.

Peter vio a la desconocida con un chico, sonriéndole con amplitud. Peter respiró hondo y volvió a concentrarse en ayudar a la señora nuevamente, aunque cada tanto, volvía a ver a la pareja. Con las compras ya en sus respectivas bolsas, la mujer agradeció a Peter por su ayuda y se marchó. Dejándole ahí solo, observando a la pareja.

Recuerdos nostálgicos vinieron a Parker, todos aquellos en donde estuvo con su chica favorita, su corazón le latía con fuerza, deseaba tenerla ahí a su lado, pero eso no era posible. Él sorbió por la nariz, metió sus manos en los bolsillos de su chamarra café y avanzó a pasos rapidos por la calle concurrida.

El castaño caminó sin rumbo fijo, sus pies avanzaban pero él no sabía a dónde dirigirse. Tenía la cabeza demasiado ocupada en otras cosas, o más bien, en una persona, una persona que ya no estaba con vida.

Cuando por fin se detuvo, se sorprendió con el lugar al que su caminata lo trajo.

— Buenos tardes Gwen — Peter saludó a la lápida frente a él.

NOT AGAIN! » PETER PARKER. Where stories live. Discover now