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no sentí la alarma ninguna de las primeras veces que sonó, no podía decir exactamente cuántas habían sido pero si podía decir que no era la primera vez

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no sentí la alarma ninguna de las primeras veces que sonó, no podía decir exactamente cuántas habían sido pero si podía decir que no era la primera vez. de tan solo ver la hora me levanté rápidamente de la cama para dirigirme al baño, tenía una reunión en la productora para arreglar los lugares en los que iba a tocar mi nuevo álbum y ya estaba llegando tarde.

no tenía tiempo si quiera para arreglarme como realmente me hubiera gustado, tan solo quedaba peinarme el pelo y rezar para que quede de la forma más desente posible, me coloque los primeros jeans que vi junto con una remera fresca debido al calor que estaba haciendo y antes de salir agarre la cartera que utilizaba todos los días junto con mis lentes de sol para tapar, por lo menos para quien me viera en la calle, los signos del poco sueño que había recibido.

al abrir la puerta del edificio donde vivía me paralice por completo, estaba lleno de periodistas y fotografos que comenzaron a bombardearme a preguntas apenas me vieron salir. no podía creer que una de estas situaciones me estuviera pasando a mi.

las preguntas estaban en italiano, idioma que comprendia a la perfección, y se trataban de todo tipo menos de mi vida profesional, estaban completamente interesados en una sola cosa: mi vida amorosa.

si desde un comienzo hubiera sabido que se armaría terrible revuelto solo porque salí con dos amigos, con los que actualmente tengo buena relación, no habría hecho nada de lo que hice. solamente quería que se enfocaran en mis canciones, mi música, mis conciertos, no con quién salía o no.

un flash de las camaras me cegó por completo y fue en ese instante que sali del transe al que había entrado al ver a tanta gente reunida. debía llegar con rapidez a mi auto para ir a la reunión, no iba a dejar que arruinaran mi día ni tampoco les iba a dar una respuesta a sus preguntas.

— per favore lasciami passare — repeti varias veces en un tono de voz alto para que todos, entre aún las insistentes preguntas de los periodistas, pudieran escucharme y me dejen pasar

algunos acataban a lo que pedía y otros simplemente no lo hacían, me ponían el micrófono en la cara esperando algun aporte mio a sus historias. no les iba a dar el gusto.

luego de lo que suponía que fueron varios minutos llegue a mi auto y al instante me meti dentro, teniendo que hacer un poco de fuerza y pedir con la mayor paciencia y gentileza del mundo que me dejaran cerrar la puerta. en ese momento no pude creer cómo algunos no podían siquiera respetar la privacidad de la gente.

— la re puta madre — susurré para mi misma al ver que incluso algunos periodistas continuaban delante de mi auto pidiendo una nota, la situación me estaba torturando, podía llegar a lastimar a alguien pero a ellos parecía no importarles

otra vez despues de varios minutos, donde tuve que pedir que me dejaran salir, pude comenzar a conducir tranquila, el silencio se había apoderado del auto y las lagrimas se acumularon en mis ojos, era la primera vez que me pasaba y realmente era estresante.

al estacionar en la puerta de la productora me limpie las lagrimas, aunque si me miraban directamente a los ojos se podía notar que había estado llorando, y me adentre para dar por comenzada la reunion lo más rapido posible, aquella situación me había dejado sin ganas de absolutamente nada, mis animos estaban por el suelo.

entre a la sala y me encontre con mi manager, quien se paró rápidamente para darme un corto abrazo.

— dios dali ¿cómo estas? vimos todo por la televisión, ya mismo te estoy consiguiendo dos guardaespaldas para que no tengas que pasar por una situación así nunca más — me dijo indicandome que me sentara en la mesa, acción que acate de inmediato

— gracias silvi, estoy bien solo que no esperaba para nada que sucediera eso, perdón a todos por la tardanza — respondí ignorando por completo el asunto de los guardaespaldas, no me gustaba la idea de tener a alguien siguiendo todos mis pasos todos los días pero entendía que en momentos como este no quedaba nada que pudiera hacer

— eso es lo de menos corazón ¿te parece si empezamos? — asentí ante su pregunta y comenzamos con la reunión, donde a los segundos nos trajeron algo para desayunar, cosa que estaba agradecida porque no habia tenido la oportunidad de comer nada y estaba realmente hambrienta

la reunión duró largas horas, donde obviamente nos tomamos intervalos de descanso, pero jamás pensé que armar un tour internacional costara tanto. aunque no me podía quejar, estaba cumpliendo uno de mis más grandes sueños.

iba a comenzar en algunos paises de europa para luego, después de mucha insistencia, dirigirme a lationamerica, comenzando con argentina, país que iba a tener más fechas que todos.

por lo menos había pasado una sola cosa que me hacía olvidar el altercado de la mañana.

estaba más exhausta de lo que estaba cuando llegue pero todavia me quedaba mi viaje a casa y, probablemente, enfrentarme a algunos periodistas que no iban a desistir.

me sorprendi cuando al salir me encontre con una figura bastante conocida apoyada en mi auto, desde que había llegado a italia no nos habíamos encontrado en persona, en parte porque yo ponía algunas excusas de por medio.

— ¿que haces acá mati? — pregunté una vez me pare delante suyo, su perfume me invadio y senti al instante como mi corazón se aceleraba

— vi las noticias y quería saber cómo estabas, no merecias que te acosen de la forma que te acosaron — me dijo observandome con sus hermosos ojos marrones y ante su mirada me sentí vulnerable

él me conocía más que nadie y sin poder evitarlo me desmorone frente a sus ojos, me lance a sus brazos, los cuales me recibieron gustosamente.

— fue horrible mati — susurré dejando que otra vez las lagrimas salieran

— te juro que si alguien vuelve a lastimarte así me van a tener que meter preso de por vida dalita, no me gusta verte así















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opuesto completario - matias souléWhere stories live. Discover now