Aparte, todavía, aunque tengo la suficiente confianza como para contarle todo a mis amigos, sentía que era muy precipitado. Aunque a Andrés y a Guille sí que les he llegado a mencionar el encontronazo en el tren, ya que ellos son mis mejores amigos supongo.

Una vez me puse de pie, levanté suavemente a Mia y la lleve como una princesa hasta mi habitación, intentando no despertarla. Lo que hizo que me pusiera nervioso fue el hecho de que mientras dormía, colocó su mano derecha en mi torso, dejando leves caricias con su dedo pulgar, lo cual me resultó raro de que lo hiciera alguien dormido pero no le di mucha importancia ya que estaba más ensimismado en no chocarme y en tranquilizarme por los gestos de la castaña. Aunque tampoco voy a negar que sus movimientos provocaron que mi corazón latiera un poco más rápido de lo normal.

Al dejarla en la cama, se hizo bolita para sentirse más cómoda, la tapé con las sábanas y la colcha. No evité verla durmiendo, siempre me ha encantado observar a la gente durmiendo y prometo que no soy un puto loco. Es que me fascina la tranquilidad que uno puede llegar a tener mientras descansa, además, la relajación que tiene me la transmite.

Antes de irme a dormir, no pude evitar acercarme a ella y susurrarle "Buenas noches". Durante unos instantes dudé si sería buena idea darle un beso en la mejilla. Finalmente lo hice, saqué el valor y lo hice, aunque debo decir que para mí, ese gesto duró un poco más que los normales ya que quería sentir su suave piel contra mis labios.

Lo sé, podría estar jugando con mi corazón ya que nos acabamos de conocer, pero sinceramente tenía esa corazonada y mi instinto me decía que era de fiar y que era muy buena chavala.

No quería que me pasara como con Masi, aunque en verdad nuestra relación se fue al traste por una "tontería". En fin, cada uno habíamos vuelto a resolver nuestras vidas, ella ahora está saliendo con Zazza, un youtuber italiano que decía estar enamorado de ella incluso antes de dejarlo.

En resumen, tuvimos que romper ya que en cuarentena, ella tenía un piso en Málaga y yo estaba en Madrid. Sé que no tenía ningún sentido ya que si lo hubiéramos querido, podríamos haber aprovechado y arreglarlo, pero no mucho antes empezamos a pelear por tonterías, por ejemplo, que yo siempre dejaba la toalla del lado que no era, que ella al limpiar me desordenaba el setup... Si, ese tipo de tonterías, por lo cual se nos quitaron las ganas. Fue como una pelota que cada vez se hacía más y más grande aunque fuera poco a poco.

Dijimos que seguiríamos siendo amigos y que no habría malos rollos, después de haber solucionado los problemas. Que en verdad habíamos roto por la distancia, he de confesar que al principio, como toda ruptura, lo pasé bastante mal. Pensar que ya no estaría a mi lado y que nunca volvería a ser lo mismo hizo que estuviera todas las noches durante más de un mes llorando por ella.

Ya obviamente, casi dos años después, está superado, me he dado cuenta que puedes seguir adelante siempre y que también las personas y la vida cambia. Lo tenía que saber más que nadie, ya que la relación con la chica que estaba durmiendo en mi cama, no sería una excepción.

--NARRA MIA--

Una luz leve entraba por una ventana que, casualmente, no estaba en el lado donde me entraba el sol diariamente. Abrí los ojos despacio ya que no estaba acostumbrada a esa luminosidad.

"Qué raro, no estoy en mi casa" pensé, después recordé que en efecto, no me encontraba en mi casa, sino que estaba en la de Juan, sonreí inconscientemente.

Un momento, ¿No me quedé dormida en el sofá? ¿Dónde está Juan? Me empecé a preguntarme muchísimo y demasiado, decidí que ya era momento de levantarme y dejar estas tonterías antes de que sobrepensar me comiera la cabeza.

mi perfecta casualidad »illojuanWhere stories live. Discover now