Behind the golden mask (Goldica/GoldAnn)

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Título: Detrás de la máscara (Chica x Golden)
Personajes:
A. Chica: Carole Liberty-Chica
Ferdinand Golden

Cliché utilizado: Golden: El típico chico rico que perdio a su madre, el quiere ser como los demás pero su padre lo obliga a ser un chico "bien"


Contemplaba con aprensión la puerta que daba la entrada a la oficina de su padre.

Sudaba por los nervios, aún no se atrevía a enfrentarlo. Inconscientemente, se llevó una de sus manos al cuello, acariciando con trémula ansiedad el collar de plata que nunca se lo quitaba. Pasó su pulgar por los relieves del camafeo, perdido entre los rasgos de su madre. Le hubiera encantado tenerla aquí para que le brinde un poco de fuerzas, sentir aquel amor... tan cálido, reconfortante.... Tan... cómo siempre le pasaba cada vez que hablaba sobre amor, la imagen de esa chica tomaba protagonismo en él. Sonrió para sí mismo.

Aún recordaba sus palabras, y por eso estaba aquí ahora... Envalentándose para encarar a su padre de una vez por todas.

(...)

── ¿Por qué tu padre deja con vida a alguien así? ─se había atrevido a preguntar la rubia. Era una de esas tardes en las que podía relajarse, sin agendas, sin reuniones, sin clases extra particulares. Solo él y un deseado tiempo libre. Pasaba el rato junto con Carol en su casa —aunque no le gustaba su nombre y preferiría que la llamarán por su apellido— quién estaba sumida en un letargo de abstracción, creando una nueva escultura. Con la cara y manos manchadas de cerámica y arcilla, llamó su atención con esa pequeña interrogación llena de intención──. Digo, eres su hijo, y aún así te usa... como una marioneta para atraer fama. Eres de su propia sangre, y lo único que obtienes de él... es una vida de cargas, restricciones y más cargas... Además, sus ojos... Dan miedo... ─había concluido en un susurro.

──... ─lo había tomado por sorpresa aquella revelación. Dejó la figura hecha de plastilina y alambre en el estante, una especie de animal robotizado, y se quedó contemplando taciturno al resto de las creaciones de la chica. Su mirada prendada en un maniquí ataviado en telas y con alfileres aún enganchados en el dobladillo del vestido. Quedándose abstraído en la confesión de la chica. Ese era un tema difícil de hablar para él── Porque... ─la garganta se le cerraba, sentía un nudo atravesado en ella──, para él  es una fuente de información valiosa. Usandome para su beneficio. Y tarde o temprano... No me gusta esta forma de decirlo, pero... El día que ya no les sirva de nada, se van a deshacer de... ─no podía continuar. El miedo se lo impedía. Recordaba a su madre, internada en el hospital y extraviada en su propio mundo. Casi no lo reconoce. Ella... se estaba marchitando poco a poco y él simplemente no sabía cómo ayudarla.

Se llevó las manos a lo que colgaba en su cuello, apretujando en un temor ansioso a su camafeo de plata que ocultaba tras sus ropas. (Es verdad... tiene que continuar demostrando... que su existencia es valiosa... fomentar aquella fachada de chico caballeroso, con un donaire al actuar como si fuera algún galán de telenovela, esa misma careta que reluce cuando está delante de las cámaras)

« ── Tú también, ¿no? »

De pronto, tuvo la vaga percepción que el tiempo se detuvo. Parpadeó rápido, confundido. Miró de soslayo a la chica. Estaba distraída, distante, con la mirada puesta en sus manos que sostenían una masa amorfa a la que intentaba dar forma. No parecía haberse percatado que había hablado en voz alta, en un tono apagado.

FHS: THE SHADOWSWhere stories live. Discover now