Capítulo 14.

515 38 3
                                    

—¿Alek?, ¿Estás aquí? —pregunto, entrando sigilosamente a su oficina, cerrando la puerta detrás de mí.

Pero al entrar noto algo que llama mi atención, la imagen de mi padre en un diario reconocido, y es cuando me detengo a observar que noto lo siguiente.

El diario parece recitar una historia, una desaparición.

Es ahí cuando mi preocupación sale a flote.

Sobre todo cuando leo aquel título, que no deja muchas cosas lindas por pensar.

"se reporta la desaparición de Thomas Exposito, famoso empresario y distribuidor de armas de fuego."

¿Mi padre ha desaparecido? ¿Cuándo? ¿Cómo?

¿Cómo no lo he notado?

Pues claro, es bastante obvio el por qué.

No lo veo hace semanas, ya que siempre está trabajando.

De hecho, ahora que lo pienso, no recuerdo la última vez que lo vi.

Me quedo ahí unos segundos, tratando de procesar toda la información que me ha sido entregada en segundos.

No me molesto en seguir leyendo el periodico, de cualquier forma no hay nada que pueda leer para calmar mi angustia, no en estos momentos.

Decido salir de su oficina, tratando de disimular mi preocupación aunque claramente no funciona, ya que Alek parece notar que algo anda mal inmediatamente, como si una alarma se lo dijera.

—¿Principessa? —pregunta. su mirada está fija en mí, y alza una ceja.

Toma mi cintura con seguridad, atrayéndome con fuerza.

Joder, a veces detesto tanto el hecho de que me conozca tanto aunque solo llevemos un par de meses juntos.

—¿Hay algo malo? —interroga. —¿Alguien te ha hecho algo? —toma mi mentón en cuanto trato de agachar la mirada.

—Está todo bien, Alek. —digo, tratando de safarme de su agarre.

—No me mientas. —pide.

—No estoy mintiendo. —Trato de sonreír, pero en su lugar solo sale una mueca.

—Solo mirate, cualquiera notaría que no estas bien, tus ojos están apagados. —siento su preocupación, y eso solo hace que me den mas ganas de llorar.

Pero cuando sus brazos rodearme con dulzura sé que ya no puedo fingir más.

Me desbordo en llanto en sus brazos, apegando mi cabeza a su pecho, y aferrándome a él.

No puedo disimular, nunca he sido buena con ello, y nada cambiará esta vez.

—Es solo que... —me detengo pensando en si decirle la verdad o no, y él parece levantar una ceja, esperando a que yo continúe. —Mi padre.

Su cuerpo inmediatamente se tensa, como si ya supiera todo, lo que me hace dudar por unos segundos.

—Principessa, lo lamento, en verdad. —acaricia mi mentón. —He leído el periodico, no quise mostrarte para no preocuparte, pero creo que ya lo has encontrado. —Suspira. —lo lamento.

Mis brazos lo rodean en un abrazo, donde suelto todas mis emociones en él.

Las lágrimas resbalan por mi mejilla, mientras que Alek acaricia mi pelo con suavidad, tratando de calmarme.

—Sé que no fue el mejor padre. —digo, entre sollozos. —Pero era mi padre, no puedo odiarlo a pesar de todo

—Solo suéltalo. Aquí estoy para lo que usted necesite, mi princesa. —susurra en mi oído.

EfímeroWhere stories live. Discover now