Capítulo 5

1.9K 107 7
                                    

―Retirense, jovencitas. ―ante su orden automáticamente me levanto de aquel incómodo asiento y me dirijo a la puerta, saliendo del tenso ambiente que se ha formado.

Estuvimos ahí al menos una hora, escuchando a ese hombre hablar sobre cosas que, para ser sincera, a ninguna de las dos nos interesaban en absoluto.

Cuando reviso mi celular me doy cuenta de que tengo varias llamadas perdidas y mensajes de Addi.

Me tomo el tiempo de leer uno a uno, me está explicando algo.

Su novio le ha puesto los cuernos.

Les juro que voy a matar a ese hijo de puta cuando lo vea.

Y si, aunque no lo crean, ella estaba en una relación desde hace algún tiempo, aunque para ser honesta nunca me agrado ese tipo.

Siempre pensé que algo escondía, y al parecer resultó ser verdad.

Llamando...

Apenas contesta empiezo a hablar, tratando de consolarla.

―Bebé, eso no fue tu culpa. Él es un hijo de puta, siempre te lo advertí, ya sabes, el que te falla una vez te falla dos o tres.

―Lo sé, pero yo confiaba en él, creí que no sería capaz. ―solloza.

Tengo una idea. ―digo, una sonrisa malévola se plasma en mi rostro. ―Salgamos, te compraré todo lo que quieras, te lo prometo, la única condición es no mencionar a ese hijo de puta en todo el día.

―Acepto. ―responde sin pensarlo.

Ella ama profundamente las compras, gastar dinero en cosas que no son para nada necesarias.

―Bien, en media hora paso por ti, arreglate, y rápido.―claramente no estaré ahí en media hora, pero solo es para que se apresure, siempre se demora horas arreglándose. 

Paso a mi casa, doy unas cuantas vueltas antes de ir y recién cuando salgo de casa ha pasado una hora desde esa llamada.

Voy en transporte público, no me molesto en pedir un chofer, es más fácil así.

He llegado al edificio, y no queda más que subir las escaleras ya que el ascensor está fuera de servicio.

Cuando llegó a su departamento tocó la puerta un par de veces, y ella sale a recibirme con el ceño fruncido.

―Eso han sido más de 30 minutos, Isis. ―dice totalmente seria, con los brazos cruzados sobre su pecho.

―Vamos, sabes que nunca soy puntual, y mejor dejemos de perder el tiempo. ¡Vamos a divertirnos! ―la tomo de la mano y la encamino hacía la escalera.

Por suerte su departamento está al frente del centro comercial al que iremos.

Bajamos las escaleras mientras hablamos de la vida, y lo que son 5 minutos de bajada se convierten en 10.

Cruzamos la calle y entramos al centro comercial, si, está literalmente al lado.

Cuando entramos hay un sin fin de tiendas, y claro que entraremos a todas las que sean posibles.

Pero antes que nada entramos al supermercado, ya que el hermano de Addi estará de cumpleaños en un par de días,

En el camino encontramos muchas cosas, ella me hace reír mucho.

Creo que es una de las amistades más sinceras que tengo, y nunca me arrepentire de conocerla.

―¡Mira esto! ―saca una máscara de spiderman de no sé donde. ―¡Sácame una foto! ―pide, yo solo saco mi celular y empiezo a fotografiarla mientras posa.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora