Capítulo 49: Hay un farsante

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Capítulo 49: Hay un farsante

Dejé las pastillas donde estaban rápidamente en su lugar y me acomodé en mi lado de la cama cubriéndome con la sábana hasta la nariz como una niña pequeña que no quieren que el papá la descubra. Cuando Hades entró, pareció ver que estaba dormida y pasó de largo hacia el baño, escuché el lavamanos donde posiblemente se cepillaba los dientes y se lavaba la cara. Cuando salió dio la vuelta a la cama y se acostó del otro lado de la misma.

Su olor a menta y el olor de su esencia me impregnaron la nariz, extrañamente un olor que se me hacía muy familiar y cercano, con ese olor, sentía que todo se calmaba.

—Nube, ¿estás bien? —preguntó Hades.

Abrí los ojos un poco, ¿cómo supo que estaba despierta?

Estuve tentada a no responderle y solo volver a dormirme o fingir que estaba durmiendo, pero otra parte de mí no podía, sentía miles de cosas, estaba desde; apenada, hasta algo molesta, porque me había hecho dormir en medio de una discusión con su hipnosis, chasqueando los dedos frente a mí. Nunca imaginé que él me haría eso. Me sentía traicionada.

—Sí —respondí a secas y sentí un nudo en la garganta que me hizo entrecortar la voz.

Malditas lágrimas que no dejaban de asomarse cuando quería ser orgullosa y fuerte.

Percibí que se volteó hacía mí y se acercó a mi espalda colocando una mano sobre mi hombro con una suave caricia, apreté los ojos, las estúpidas lagrimas se escurrieron de mis ojos sin poder evitarlo y corrieron por mi cara hasta la almohada.

—¿Estás llorando? —preguntó.

No respondí, si lo hacía iba a largar el llanto.

Él colocó una mano por encima de mi barriga y se pegó más a mí abrazándome, su cabeza encima de mi hombro con suavidad, como un amante dulce que solo quiere arreglar las cosas, eso extrañamente me conmovía aún más, me hacía sentir terrible también por como lo traté.

—No llores —susurró—, lo siento.

Tomé una profunda respiración intentando calmarme para decir en un murmullo:

—Me hiciste dormir, Hades.

—Estabas muy alterada amor, hay que tener cuidado con tus emociones, pueden provocar un aborto —explicó—, no podía calmarte y no se me ocurrió otra cosa qué hacer.

Suspiré, entendía su punto de vista, es decir, me alteré mucho y era algo muy peligroso para los niños, me sentía fuera de control, me sentía fuera de mí.

Eran demasiadas emociones juntas cuando en estos meses unicamente tenía que estar en paz porque estaba muy pronta a dar a luz, solo unos meses más.

—Perdón por no decirte que habían cámaras en la casa. —murmuró Hades.

Apreté los labios respirando profundo, convenciéndome que no debía de armar todo un escándalo por esto y que tenía que calmar mis caóticas emociones disparadas, perdonar y pedir perdón, porque ahora eramos una familia, ahora teníamos que solucionar las cosas si queríamos que funcionaran y luchar por esto.

—Lo siento por gritarte —dije luego de un momento—, a veces me desconozco cuando actúo de estas maneras tan extrañas.

—Es el embarazo —dijo Hades.

Me voltee hacia él de modo que quedamos ahora frente a frente, nuestras narices rozándose, respirando el mismo aire tibio, veía el destellos de sus ojos dorados en la tenue oscuridad, los ojos dorados con toques verdes y bronces por los que caí desde el primer momento en que los vi y no tuve escapatoria. El hombre que amaba y que probablemente amaría siempre, así no estuviéramos juntos.

Tuya y mío #4 (completa)Where stories live. Discover now