Capítulo 20

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Recuerdo con claridad el día en que conocí a MonhYul...

Durante ese fin de semana bailaba en el entarimado principal del bar nocturno de mi hyung Lee cubriendo a una de las chicas que estaba pasando una temporada con su amante rico. El escenario era un círculo enorme en medio del local con cinco pole dance, uno justo al medio y cuatro más hacia los extremos.

Como yo solo era una suplente y no una chica "activa" en el negocio, hyung Lee me ponía al centro porque estaba lejos de los visitantes. Recibía muy pocas propinas pero nadie me manoseaba que era, al final, lo que yo quería.

Fue un domingo. Hyung Lee vino hasta el camerino de las chicas. Yo estaba quitándome la peluca y otros adornos, él me habló mientras me ayudaba a salir de toda la parafernalia que llevaba esa noche:

-Mocoso, afuera está este caballero que desea conocerte.- me sorprendieron sus palabras.

Hacía varios años que vivíamos juntos. Cuando llegó el primer invierno, su corazón no le permitió dejarme durmiendo en el granero prácticamente a la intemperie. Me dio una habitación muy pequeña en su casa junto al bar que tenía baño y calefacción: era el paraíso para mí.

Nunca he estado más agradecido en la vida. Ahora que el dinero sobra en mis cuentas compré esta enorme mansión para mi y vivo aquí como una barbie, perfecta y glamorosa, sin embargo la propiedad la puse a nombre de la compañía de la que soy dueño. Mi dirección oficial y mi verdadera casa están con mi hyung Lee todavía.

Inventamos una historia disparatada de una prima de un tío de un hermano de un pariente lejano que, armando como diez generaciones, nos hizo familia en algún punto del árbol genealógico. Así, cuando la gente preguntaba por mi, él decía que me había quedado huérfano y era el único que podía hacerse cargo de mi.

No quería ser una carga por lo que le devolví con trabajo el amparo que me brindó: limpiar el club me tomaba del amanecer al mediodía, era harta faena pero fue el trato y yo lo consideré justo. Después tenía el resto del día para mí y me esforcé por terminar la escuela.

Con el tiempo se me pasó el susto de que mi familia real viniera por mi. En mi caso no hubo avisos publicitarios en la televisión ni mi rostro impreso en volantes para distribuir ni recompensa alguna por información de mi paradero. Nada. Solo desaparecí y a nadie le importó.

Me hice mayor de edad. Finalmente mi pasado no vendría sobre mi con ataduras.

Ese cumpleaños me sacó lágrimas y el único afecto que recibí fueron unas palmaditas en la espalda que me dio hyung Lee cuando puso una minúscula tarta de chocolate en la mesa después de la cena. ¡La tarta de chocolate más deliciosa de mi vida! Ya era libre. ¿Y entonces, qué? Me quedé junto a mi hyung Lee y seguí estudiando para abrirme camino en la vida.

-¿A mi, hyung?- repliqué extrañado aquella noche- No le explicaste que solo soy una suplente. No hago bailes privados ni "trabajo las noches". Estoy seguro que alguna de las chicas harán las delicias de este señor.

-¿Acaso yo soy idiota, mocoso?- dijo pero sin enfado, hyung Lee nunca se ha enojado conmigo - Ya le expliqué todo. Sin embargo, el señor dice que eres la única que ha llamado su atención en estos tres días que ha visitado el local. Es un nuevo cliente.

-Ahora menos que menos. Hyung, no sabemos nada del tipo, puede ser un pervertido total y sabrá Dios qué mierdas querrá hacerme. ¡Uy, no!

Hice la señal de la cruz con un aspaviento. Mi miedo más grande siempre han sido los excesos, puedo entender una nalgada pero no perforaciones ni quemaduras con cera caliente, puedo entender un disfraz de enfermera o de gatita pero no de azotes que te lastimen o que corten tu piel haciendo sangrar tu cuerpo. ¿Qué tipo de placer enfermizo es ese? Yo no puedo soportar el dolor físico por eso siempre digo que soy un chico delicado.

Mi pareja, mi destino.Where stories live. Discover now