Calma después de la tormenta.

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Y el tal Missa tenía completa razón, en menos de 5 minutos se estacionaban descuidadamente en la entrada de la clínica Eurys. (Establecimiento que quedaba, en el mejor de los casos, a 20 minutos de distancia, pero que el pelinegro se había encargado de reducir hasta a un cuarto.)
No existían quejas, incluso los comentarios de Missa lograron hacer sonreír débilmente a los pasajeros, mientras Techno se apresuraba a contactar a sus padres y a su hermano menor, quienes afortunadamente se encontraban en la ciudad para esos momentos.

Los cuatro hombres y la pequeña se apresuraron en recorrer el hospital, presentando los datos que tenían sobre William en el mostrador principal, agradeciendo entre palabras descuidadas y poco coordinadas cuando la mujer lo localizó en el ala opuesta del edificio.

Emprendieron la carrera casi interminable con Tallulah sobre los hombres del pelirosa, mientras Alex intentaba no colapsar cuando la cercanía al espacio de urgencias disminuía, rezando incluso a lo que no creía para que aquel castaño estuviera sano y en sus facultades.

Era evidente que estaba aterrado, temblando y muchísimo más pálido que de costumbre, contrastando con la sangre seca en sus manos del momento en que pudo acercarse a William y tomar su pulso. Odiaba la sensación, no por la textura, si no porque fuera la sangre de su chico, de su persona, de quién estaba completamente enamorado.
Era doloroso, lo había pensado tiempo atrás, pero nunca creyó que sería obligado a aceptarlo cuando el amor de su vida había sido dañado por su culpa, cuando desconocía el estado de aquel castaño, sin saber si estaba despierto o su vida colgaba desde un hilo frío e impaciente.

Quería vomitar, escupir el dolor que sentía en todo su interior, pero no podría permitirse el tiempo perdido que eso significaría. Apenas existían palabras si es que las habían para definir su estado, para definir sus inquietudes. Ni siquiera podía entrar en pánico, al menos no reaccionar ante él y contagiar al resto, cuando ya había suficiente estrés en el ambiente como para sumar algo más.

El camino en ambulancia había sido de lo más acontecido, en serio

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El camino en ambulancia había sido de lo más acontecido, en serio.
Decir que todos estaban sorprendidos cuando el castaño despertó medianamente aturdido, preguntando por la hora y por su hija, sería quitarle peso. William despertó sin mayores complicaciones, respondiendo las preguntas sobre su nombre, edad, trabajo, su hija y todo lo necesario, incluso, parecía más intranquilo sobre el paradero de su pequeña que sobre su brazo curveado en una posición inhumana, la sangre que bajaba por un corte en su cabeza y varios raspones en todo su cuerpo.

Todos lo miraban entre confundidos y tensos, esperando que azotara contra la camilla, empezara a convulsionar repentinamente o algo, porque según lo que tenían entendido, el hombre había salido varios metros disparado después del golpe inicial y se había arrastrado algunos pocos contra el pavimento, tenía su brazo destrozado, una clavícula rota, un par de costillas fracturadas y una herida sangrante a un costado del cráneo, pero ahí estaba, conversando sobre su vida y asintiendo ante cada cosa que los médicos le pedían realizar.
No, sus pupilas no estaban dilatadas, no, su cerebro no estaba hinchado, estaba bien, ignorando el desastre de huesos, parecía que el hombre había tomado una siesta y había despertado como nuevo.

 𝖬𝗋𝗌. 𝖲𝗆𝗂𝗅𝖾𝗒 𝗀𝗎𝗒. ★ 𝗤𝘂𝗮𝗰𝗸𝗯𝘂𝗿   𝗧𝗻𝘁 𝗗𝘂𝗼. Where stories live. Discover now