𝗇𝗎𝖾𝗌𝗍𝗋𝖺 𝗁𝗂𝗌𝗍𝗈𝗋𝗂𝖺. (2/3)

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Y así, ambos hombres estaban sentados frente a frente en la terraza del castaño, con algunos snacks de por medio y, más importante, dos botellas de vino totalmente necesarias al momento de abordar sus heridas en conjunto.
La iluminación era poca, mas suficiente, entre algunos faroles que adornaban el jardín de forma cálida, reafirmando la intimidad del suceso.

Wiliam llenó sus pulmones de aire, reuniendo el aliento necesario, sabía que debía ser el primero en hablar, lo estipulaba el trato express entre ellos. Alex lo miraba con atención y comprensión, sin exigir respuestas o discursos instantáneos, esperando todo el tiempo que el castaño pudiera necesitar, al igual que aprovechaba esos minutos para enlazar sus ideas y centrar sus palabras, sin ser muy fan de la idea de llegar a romperse frente a Will.

William carraspeó, aclaró su garganta y tomó una última bocanada de aire, sirviéndose una copa de vino y tomando un largo trago antes de querer o si quiera poder comenzar a hablar.

-Cuando Tallulah nació, fue el mejor momento de mi vida, por primera vez pude sentir ese amor incondicional del que hablaban mis padres, esa adoración y sentido protector inexplicable que floreció al segundo de escuchar la respiración suavecita de ese bebé o de ver sus ojitos pequeñitos y soñadores, pero aunque ella legó a mi vida, su madre tuvo que irse.- Alex detalló el brillo que la simple mención de Tallulah traía a los luceros de William, de como esa pequeña sonrisa de amor puro se desvanecía al final de ese corto relato.

William suspiró con profundidad e intentó mantener su compostura intacta.-Desde los inicios de nuestra relación, cuando surgió la idea de convertirnos en padres, tuvimos cientos de pruebas negativas y dos abortos espontáneos, podrás entender que estábamos destrozados.
Intentamos millones de cosas, desde tecnologías e inyecciones hasta los remedios naturales que mi esposa encontraba en redes, a mis espaldas...- Hubo una pausa, su expresión se tornó sombría, con dejos de tristeza.-Ella...Se obsesionó con el tema, al punto de volverse una mujer controladora y obsesiva, maniática, más aún cuando finalmente logramos que un embarazo suyo sobreviviera el primer trimestre. No dejaba que doctores revisaran a Tallulah por miedo a que sus jodidos "químicos" acabaran con ella, como supuestamente había pasado las veces anteriores.
La situación se volvió un caos, todo lo que estaba en la casa tenía que pasar por un análisis detallado que solo ella podía realizar, porque dejó de confiar en mí luego de los primeros cuatro meses del embarazo, su salud mental se deterioró al punto en que se encerraba en nuestra habitación para alejarse de mí, porque creyó que yo era el problema y que por eso los embarazos no avanzaban, que mi sola presencia acabaría con la niña, era...Dios, agotador, doloroso.- Su voz se quebró, una nueva pausa tomó presencia mientras jugaba nerviosamente con sus dedos. Alexis lo miró con cierta lástima, pero sólo pudo llevar su diestra a la contraria y entrelazar sus falanges, como un apoyo silencioso, íntimo, suyo y propio.

-Cuando nos acercábamos a los ocho meses, ella comenzó a empeorar, a gritar, llorar, no tienes idea de cuanta ayuda busqué desde el inicio, pero ella se negaba a dejarse tratar y su madre le hacía total caso, le metía ideas estúpidas en la cabeza que la destrozaban, destrozaron a quién fue el amor de mi vida y no dejaron rastro de ella, o al menos eso parecía.
Todo se fue a la mierda cuando sus gritos aumentaron, no sé qué fue pero no hice caso absoluto a los insultos y entré, estaba sangrando, todo es tan jodidamente difuso, los gritos, sangre, mis manos, sus golpes débiles, me rompió verla herida y me rompió saber que ni en sus momentos finales se acercaría a mí ¿Entiendes? Aún si ella hubiera resistido, nunca me perdonaría por ser...no lo sé, por ser yo, por simplemente no ser suficiente en para su cabeza, las enfermedades mentales son una tortura y yo la amé con ella, la amaba, la amé tanto, Alex...-Pausa, en un trago de vino acaba con el contenido de su copa, pero en ningún momento suelta la mano del azabache, fortaleciendo ese agarre y recuperando fuerzas del mismo.

-Tallulah nació de 7 meses y 21 días, pero su madre falleció antes de siquiera poder conocerla, en esa cama de hospital de las que tanto temía... No quería creer que esa era una posibilidad, pero cuando dejó de pelear con los doctores, supe que mi mujer no volvería, que mi mejor amiga no volvería. Dios, Alex, la amé tanto y la perdí, nuestros últimos meses fueron un infierno, ella murió antes de ese día, ella murió en nuestra habitación donde nos reíamos en las tardes lluviosas, donde cantábamos nuestras canciones favoritas en karaoke y comíamos comida rápida los viernes.-Finalmente se quebró, adolorido y con un sollozo traicionero, pocas veces había llorado, pocas veces había hablado sobre cómo se sintió perderla.
Alex se levantó y lo envolvió en un abrazo, cálido y lleno de lágrimas retenidas, mientras William sollozaba escondido en su pecho, aferrándose a él con el miedo de verlo alejarse, pero eso no sucedería, con Alex no.

-Todo fue mi culpa, Alex, pude haber luchado más por ella, pude haber sido más fuerte, pude, no lo sé, fue mi culpa.- Y Alex sintió como sus lágrimas empapaban sus mejillas, mientras sus manos acariciaban el cuerpo tembloroso del mayor.

Reunió sus fuerzas, aclarando su garganta.-Will, escuchame... cuando te conocí, nunca creí que cargarías con todo ese dolor en tu pecho, siempre estás ahí para Tallulah, sonriendo y dándole tanto cariño como puedes ¿si? Nada de lo que vivieron fue tu culpa, fue una jodida tortura que ningunos amantes deberían experimentar, nunca fue tu culpa, nunca será tu culpa y necesito que te grabes eso en tu cabeza, por Dios, William, has hecho todo lo que está a tu alcance desde siempre, eres todo lo que Tallulah necesita.- Alex tomó el mentón del castaño, manteniendo ese contacto visual necesario para ejercer superioridad, queriendo darle énfasis a sus palabras, pero cuando sus ojos se encontraron, se permitió olvidar todo lo que planeaba decir.

-Lo que quiero dar a entender, Will... es que eres malditamente bueno, buen esposo, buen papá, buen amigo, perfecto ¿si? y no es justo que cargues con la culpa de algo que nunca lo fue, cuando luchaste por tu familia hasta el final y sigues haciéndolo hasta el día de hoy, eres tan fácil de querer, Will, mereces ser querido.

Ambos se mantuvieron en un silencio adorador, admirandose entre esos sentimientos inexplicablemente profundos, entre aquellas dudas y temores que eran opacadas por un latir simultáneo, el latir de esos corazones en sintonía, temerosos y lastimados.

-Mereces ser querido por mí.-El azabache concluyó, sus rostros a la mínima distancia, sus respiraciones lentas y coordinadas.

-Merecemos querernos, Lex.-Y sus labios se encontraron, encajando como si hubieran sido moldeados para encontrarse y quererse, aferrándose a la anatomía contraria con el deseo de permanecer eternamente unidos entre chasquidos.
Su separación fue momentánea, antes de chocar su bocas nuevamente, sin saber cuando habían terminado sentados en el suelo de aquella terraza, entre besos tiernos que no parecían detenerse.

BESO GENTEEE(se emociona sabiendo q él lo escribió)

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BESO GENTEEE(se emociona sabiendo q él lo escribió)

 𝖬𝗋𝗌. 𝖲𝗆𝗂𝗅𝖾𝗒 𝗀𝗎𝗒. ★ 𝗤𝘂𝗮𝗰𝗸𝗯𝘂𝗿   𝗧𝗻𝘁 𝗗𝘂𝗼. Where stories live. Discover now