𝖯𝗋𝗈𝖿𝗎𝗇𝖽𝗈.

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Los labios del castaño atacan los propios, más allá de un toque casto y dulce, es agresivo, desesperado y desordenado. Sus quejidos se funden en los cerezos contrarios, patéticamente ahogados en el calor del momento. El toque de William se afianza a su anatomía, específicamente a su cintura, mientras lo manipula como a una muñeca. Alex siente vergüenza de admitir que aquel control no hace más que deshacerlo en jadeos y permitirse ser un desastre, ser el desastre de Will.

Aquel brillo labial rigurosamente aplicado hace algunas horas escurre hasta sus comisuras, pero sus labios no pierden color, al contrario, un rojo intenso los decora frente el pincel de mordidas. Siente como la diestra ajena viaja hasta uno de sus muslos, el cuál sólo es cubierto por un short corto escondido bajo su sudadera.
Unas caricias superficiales hacen presencia, con la piel de su muslo ardiendo bajo el toque áspero, quemando de forma adictiva, mientras aquellos dedos parecen tentarlo, de forma tortuosa y burlona dibujan figuras imaginarias en su piel, uniendo sus lunares en constelaciones.

William se separa de sus labios, minimamente, manteniendo aquella distancia escasa que les permite unir sus respiraciones. Alex mira los ojos avellana que adora, los cuales mantienen esa admiración con la que siempre fue visto, hay ternura y amor, pero más presente está el anhelo. El azabache siente su cuerpo erizarse cuando una tétrica sonrisa se dibuja en aquel rostro, pudiendo jurar haber notado un destello profundo en aquellos luceros.
Quiere cuestionar, pero es callado por su cuerpo impactando cuidadosamente contra una de las murallas cercanas. Está acorralado, sin una escapatoria, aún cuando nunca desearía una. Las caricias se transforman en un agarre posesivo y una palmada que deja su piel ardiendo, enrojecida. Alexis entiende qué es lo que se le exige y sube una de sus piernas a las caderas contrarias, William lo alza y le permite rodear la anatomía ajena con sus piernas, atrapado entre la pared y el torso del castaño. Puede sentir perfectamente como las manos del mayor viajan a la parte posterior de sus muslos, marcando sus manos en ellos, el azabache se cuestiona si es normal estar tan deseoso de ser marcado.

Alex se siente embriagado, el perfume ajeno se vuelve cada vez más profundo, adora esa cercanía y anhela tenerlo aún más cerca, en él, unido en alma y cuerpo, susurrando el nombre del castaño entre suspiros y quejidos placenteros. Su respiración pierde ritmo, irregular y lenta mientras se permite ladear su cuello cuando el castaño delinea un camino de besos húmedos por su cuello, marcando violáceas succiónes y mordidas rojizas, Alexis se expone, expone su piel limpia como un lienzo, listo para ser llenado por el contrario. Cierra sus ojos y jadea, deseando oxígeno, cuando...

Sus ojos se abren, le cuesta reconocerse. De por sí necesitaba como 20 minutos cada mañana para que su cerebro pudiera entender su existencia, ahora con el calor de un sueño húmedo todo era más confuso. Es el único en la cama, acurrucado entre los edredones inundados en el perfume del castaño. Agradece silenciosamente que ni Tallulah ni William se encontraran recostados con él, no era necesariamente silencioso al dormir y rogaba no haber sido escuchado por ningún alma.

Se acomoda y toma asiento en la cama, cuando finalmente le cae la realidad como un balde de agua fría.
Había soñado con el padre de su alumna, no sólo soñado, había deseado al padre de su alumna. Maldice su subconsciente mientras su rostro enrojece, tomando una almohada y enterrando su rostro en ella, ahogando un grito de frustración y vergüenza pura. Recupera la compostura y se dispone a levantarse, pero su mirada viaja al marco de la puerta, específicamente, a la silueta en el marco de la puerta.

Es William.

William.

William el padre de su alumna con el que mantiene esta extraña amistad en donde hay besos, comparten cama, pasa más tiempo en casa del castaño que en la suya y con el que tuvo un sueño húmedo en su cama Soot.

El castaño está recargado contra el marco de la entrada al cuarto, arreglado y con el pelo medianamente húmedo por la ducha que debió tomar. Su cuerpo es decorado por una camisa de tela blanca, arremangada hasta por encima de sus codos y desabotonada de los primeros cuatro botones, exponiendo perfectamente aquellas manos con las que fue tocado en sus sueños y parte del pecho del mayor. Sus piernas son escondidas por pantalones negros rectos, tela perfectamente planchada.
Alex enrojece aún más, especialmente cuando se percata de la sonrisa en los labios ajenos. No es la típica sonrisa amable con la que es recibido todas las mañanas compartidas, esa sonrisa de adoración y cariño puro. Podría pasar desapercibido de no ser porque Alex tiene memorizadas las expresiones ajenas, esa sonrisa muestra malicia y diversión, de forma complacida.
Will relame sus labios, va a hablar, pero rápidamente es interrumpido por Alexis.

-¿Cuánto... Cuánto tiempo llevas ahí?- Cuestiona con timidez, sintiendo su rostro mantener un tono carmesí cálido.

-Media hora, quería que hiciéramos el desayuno juntos pero como parecías tan... entretenido con tu sueño, decidí esperar a que despertaras.- Los ojos del azabache se expanden a su límite, se ahoga con su saliva durante un instante, pero prefiere mantener una calma falsa en favor de su dignidad.

-Gra-...Gracias, uh ¿y Tallulah?

-En casa de Bobby, la fui a dejar temprano a una cita de juegos con Juana.

Casa sola, entonces...¡Alexis, basta!
Castiga sus pensamientos y dibuja una sonrisa nerviosa en su expresión, poniéndose de pie y caminando hacia el castaño, queriendo ir a lavarse los dientes y ponerse minimamente decente.

-Oh, bueno, hagamos el desayuno juntos, solo dame un segundo para lavarme la cara y vuelvo.- Alexis sonríe de forma dulce e intenta cruzar el umbral de la puerta, pero es frenado por el cuerpo de Will que se acomoda para impedir su camino. Alex lo cuestiona con la mirada, recibiendo contacto visual.

-Mi nombre entre quejidos suena lindo de tu parte.

Dicho esto, William sonríe suavemente y retoma su paso hacia la cocina. Le permite abandonar el cuarto, pero Alex está paralizado en su lugar, sonrojado y nervioso a más no poder.

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 𝖬𝗋𝗌. 𝖲𝗆𝗂𝗅𝖾𝗒 𝗀𝗎𝗒. ★ 𝗤𝘂𝗮𝗰𝗸𝗯𝘂𝗿   𝗧𝗻𝘁 𝗗𝘂𝗼. जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें