Capítulo 12: Chocolate y lluvia

4 0 0
                                    

Después de dejar todo en el carro, subo corriendo las escaleras hacia nuestro piso ya que el ascensor estaba muy demorado. La lluvia persistente ha creado una atmósfera acogedora, y cada paso hacia el apartamento parece llevarme más cerca de un lugar donde siempre pertenecí.

Me doy cuenta que ella todavía no había entrado, me esta esperando en la puerta con una hermosa sonrisa y me dice.

—Se me olvidaba que no tengo más copias de las llaves.—sonríe.

¿De verdad me tengo que ir?

Entramos y me dirijo a enseguida a encender la calefacción. Verla entrar por esa puerta con su sonrisa tan reconfortante, una que ilumina mi mundo aún en los días más oscuros.

Ella entra al apartamento, el brillo de la lluvia reflejándose en sus ojos, y me siento más afortunado que nunca de estar aquí.

—¡Qué día! —exclama mientras se quita el abrigo, dejando a la vista su cabello ligeramente húmedo.

—Sí, la lluvia sorprendió a todos—comento, disfrutando de su presencia.

Ella se acerca, su mirada buscando la mía con esa chispa característica.

—Gracias por hoy, en serio. Fue un día genial —me dice con gratitud, su voz resonando en el espacio.

—Para mí también lo fue, ¿sabes?

La miro, sumergiéndome en su mirada, en esos ojos que parecen revelar secretos y emociones que solo yo puedo descifrar.

—Tienes un poco de lluvia en el cabello—le señalo suavemente.

Ella se ríe, y sin esperar mucho, la envuelvo con mis brazos, atrayéndola hacia mí. Sus ojos se encuentran con los míos mientras me inclino para darle un pequeño beso, disfrutando del aroma fresco que trae consigo la lluvia.

—¿Qué fue eso? —balbucea, sorprendida por mi gesto.

—Solo un pequeño gesto para secar la lluvia y robarte un momento más—respondo con una sonrisa cómplice, deleitándome en la cercanía compartida.

Pasamos el resto de la noche entre abrazos, risas y conversaciones íntimas. La lluvia afuera parece haber creado un ambiente aún más acogedor y cálido dentro de nuestro hogar, como si fuera un abrazo del universo para nosotros.

Más tarde, cuando nos preparamos para ir a descansar, nos acurrucamos juntos en la cama. Su cabeza descansa en mi pecho mientras nuestras manos se entrelazan.

—¿Chocolate?—me pregunta.

—Sí por favor.—sonrío.

La veo levantarse y dirigirse a la cocina, nunca estuvimos tan cariñosos estos últimos días, ¿significará algo? esperemos para ver.

Pasa un rato y la veo llegar con unos sándwiches y dos pocillos de chocolate caliente.

—Toma.

—Gracias.—Sonrío.

Duramos un rato comiendo e intercambiando chistes, muy malos por cierto, cuando veo que tiene un poco de crema en sus mejilla, no dudo en besarla.

No puedo esperar más.

Era como si el tiempo se hubiera detenido. Ella estaba ahí, frente a mí, con esa sonrisa que iluminaba la habitación más que la luz de la luna que se filtraba entre las cortinas.

Había una sensación de reconexión en el aire, como si nuestros corazones estuvieran sincronizados en un palpitar emocionado.

Nuestros ojos se encontraron y en ellos vi toda la ternura que había extrañado durante todo este tiempo separados. Mis manos temblaban ligeramente cuando las posé con suavidad sobre las suyas, sintiendo el calor reconfortante de su piel. Ella se acercó, casi imperceptiblemente, y el roce de sus labios contra los míos hizo que el mundo se detuviera.

No había prisa, solo el deseo de absorber cada momento, de sentir cada sensación. El roce de sus manos por mi cabello desató un torbellino de emociones en mi interior. Cada caricia era un recordatorio de lo mucho que habíamos extrañado el contacto del otro.

Nos envolvimos en un abrazo cálido, nuestros cuerpos entrelazados con una intimidad que superaba cualquier palabra. Cada suspiro, cada latido, era un lenguaje propio que solo nosotros entendíamos. El tiempo parecía eterno, como si hubiéramos estado esperando toda una vida para estar así de nuevo.

—Nunca imaginé que estaríamos aquí de nuevo— admití con una voz llena de emoción, dejando escapar el peso que había llevado por todos estos días.

—Yo tampoco—dijo ella con ternura, acariciando mi mejilla.

Nos acercamos lentamente, como si cada paso fuera una conversación silenciosa entre nuestros corazones. El roce de sus labios contra los míos despertó un torbellino de emociones que habían estado latentes durante demasiado tiempo. Pero no había prisa, solo el deseo de abrazar cada momento, de sentir cada sensación.

—He extrañado cada parte de ti—confesé entre susurros, mis manos buscando su calor.

—Y yo a ti—respondió ella, envolviéndome en un abrazo reconfortante.

Nuestros corazones latían al unísono, cada beso era una promesa de amor y complicidad. La habitación se llenó de risas suaves y susurros que hablaban de un amor que había resistido la distancia y el tiempo. Y mientras nos entregábamos el uno al otro, el mundo exterior se desvaneció, dejando solo espacio para nosotros dos, juntos en ese momento perfecto de amor y conexión.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Dec 19, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Destinos cruzados Where stories live. Discover now