Capítulo 36 | Ultrajada

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—Lo siento, yo... no sé qué hacer —dijo en voz baja.

—No hay nada que debas hacer —murmuré—. Las heridas sanaran, aunque quizás conserve esta —señalé mi rostro y encogí los hombros—. Quien sabe, quizás hasta comience a gustarme —otra broma que él no continuó y me rendí, suspiré con pesadez— ¿Tú me sacaste de allí?

Asintió.

Suspiré con pesadez. De nada servía la sabana blanca que cubría mi cuerpo, él había visto todo. Mis marcas, el estado en el que estaba. En ese momento me di cuenta que fue él quien le disparó a Jack cuando intentaba... 

Ni siquiera podía decirlo.

—Entonces viste lo que me hicieron.

Su mirada de tristeza y frustración regresó. Bajó las cejas como un perrito triste e intentó inclinarse hacia mí pero notó mi cuerpo en estado de alerta y se alejó, lo escuché maldecir por lo bajo.

—Debí haber llegado a tiempo —sentenció.

Suspiré. Me imaginaba el rumbo que tomaría la conversación y no me agradaba en absoluto. En ese momento, lo ultimo que necesitaba era que todos se echaran la culpa o intentaran responsabilizarse y en esta situación no tenía ningún interés en seguirles la corriente.

—No es tu culpa, Matthews.

—Pero de haber llegado a tiempo quizás...

—¿Piensas que todo lo que me hicieron pasó en un día? —alcé la ceja izquierda—. Me torturaron cada día que estuve allí, por horas. No importa cuando llegaras, no ibas a salvarme.

Apartó la vista y se pasó la mano por el pelo, logrando que se despeine un poco más.

—Pero debí llegar a tiempo —volvió a repetir y regresó a verme, le sostuve la mirada—. Te prometo que los encontraré, Maddox.

—Lo sé, fantasma —sonreí un poco y él pareció suavizar la expresión—. Cuento con ello.

Se limitó a asentir despacio, como si comprendiera el sentido detrás de mis palabras y esperaba que sea así.

Matthews los encontraría. Y si se lo pedía, los traería hasta mí y así podría encargarme de ellos como más quisiera. Sonreí un poco ante esa perspectiva, debía planear cada paso que daría, cada cosa que les haría...

—¿Quieres... hablar? —preguntó con suavidad, regresandome a la realidad.

Ladeé un poco la cabeza aún sobre la almohada y le dediqué una pequeña sonrisa.

—¿Y qué te diría? —susurré—. Ya has visto mi cuerpo, Matt. Sabes lo que me hicieron.

—No son esas las heridas que me preocupan.

Aparté la vista, era... demasiado. No tenía interés en hablar con alguien, nunca. Jamás. Mientras pudiera evitarlo, lo haría. Porque ponerlo en palabras, decirlo en voz alta, todo eso implicaría revivirlo y no podía. Me negaba rotundamente a llenarme de aquellos recuerdos para revivirlos.

Ni ahora. Ni nunca.

Me aclaré la garganta antes de hablar otra vez.

—¿Dónde está Levi?

—Lo envié a casa, necesitaba darse una ducha y dormir en una cama —lo vi hacer una mueca por el rabillo del ojo y dejé escapar una risa suave—. Debí obligarlo y casi tuve que llevarlo a la fuerza, pero... necesitaba verte.

Necesitaba verte... 

No le dije que yo también necesitaba verlo, porque no me había dado cuenta lo mucho que lo extrañé hasta ahora.

Traición y Sangre ✔ [+18]Where stories live. Discover now